Carta de lectores

Todos los años viajo a Córdoba para esta fecha. Y en cada viaje, noto en el campo y en la ciudad de ese distrito las mejoras que se hacen de manera exponencial, en todo aspecto, para hacer lucir bella a la provincia. Ejemplos: la ex cárcel de mujeres El Buen Pastor ahora es un centro comercial con restaurantes, paseos y fuente de aguas danzantes, con luces de colores cambiantes. Toda la ciudad está arbolada. El Teatro Municipal tiene toda la fachada iluminada y pareciera que las paredes cambiaran de colores por un efecto de luces. Lo mismo ocurre con todos los edificios clásicos de época, como el shopping del Paseo Olmos. Hay vías exclusivas para ómnibus, que son respetadas estrictamente porque nadie entra en esa trocha. Las peatonales del centro están cubiertas de pérgolas con flores. Lo que más me impresionó es que no hay motocicletas de baja cilindrada que no paguen seguro ni patente. A las que no cuentan con ello, no las dejan circular. Cuando tomé la autopista de circunvalación, me parecía que estaba en los Estados Unidos. Cuidado con andar sin cinturón de seguridad o con las luces apagadas. Ni hablar de intentar pagar una coima. Entonces no me queda más que dar gracias al gobernador de Tucuman, a los intendentes y a los delegados comunales por darme una provincia destruida, con rutas y calles arruinadas. Gracias por llenar las arterias de lomos de burros y por destrozar mi auto de apenas dos años de antigüedad. Gracias por destruir edificios antiguos, por darme una peatonal espantosa, por darme inspectores de tránsito coimeros. Gracias por una autopista de circunvalación totalmente desvencijada, sucia, sin luces, tapada de basuras en los costados. Gracias, gracias (y parafraseando a Gustavo Cerati), gracias totales.

LA GACETA nos despierta con una noticia que nos alerta. Rubén “La Chancha” Ale vuelve a Tucumán. Manifiesta estar deprimido y enfermo en el penal de Ezeiza. Antes, la Cámara de Casación Penal había ordenado que se revisara su situación de salud y que la Cámara de Apelaciones decidiera su lugar de detención. La defensa de Ale sostuvo en nuestra provincia que a su defendido le había sido imposible seguir solventando el costo de internación en un sanatorio, algo sumamente sarcástico y mordaz para quienes conocemos sus antecedentes y su situación patrimonial, además de la naturaleza de los delitos por los cuales está procesado. En septiembre lo trasladaron al hospital Avellaneda. El juez Federal N° 2, Fernando Poviña, recibió la información de que Ale continuaba manejando sus empresas desde la habitación en la que estaba detenido, por lo que avanzó con su traslado al hospital penitenciario de Ezeiza. “La Chancha” Ale deberá responder por el presunto lavado de activos y por comandar, junto con su hermano Ángel “El Mono” Ale, una organización delictiva que también estaría involucrada con el narcotráfico y otros delitos graves. Ahora, a los Tucumanos también nos resta aguardar resultados sobre las numerosas causas que se encuentran en estado de debate oral y público en los Tribunales de nuestra Provincia. Todavía no se puede integrar sala y las excusaciones y remisiones van y vienen, ¿Seguirá la impunidad para esta mafia? La situación de peligro cierto de una nueva lesión de bienes jurídicos (mediante la disposición de medios económicos, humanos y materiales en forma organizada, en razón de sus antecedentes) quedará en saco roto. Hoy nos enteramos, a modo de regalo de Navidad, que la Cámara de Apelaciones en lo Federal de Tucumán ordeno su prisión domiciliaria en Tucumán. Esperemos que no siga manejando su organización desde su casa.

En mi carácter de profesor consulto y miembro del Consejo de Maestros de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán, debo manifestar mi acuerdo con las expresiones de la rectora Alicia Bardón, en el sentido de que alguien que desempeñe un cargo en la UNT pueda ser afiliado o pertenecer a un grupo político. Con lo que estoy en total desacuerdo es con que se integre a una expresión política como “La Cámpora” por tener fácil acceso a obtener dinero del Gobierno nacional, y no por su calidad académica. Esto hiere los sentimientos de docentes con años de trayectoria. Ya nos tocó vivir un período durante la dictadura militar en el cual un coronel Barroso jugaba el papel de rector y decía taxativamente en una nota: “hay elementos más importantes que el académico”. Realmente, esta situación llama la atención y mueve a la reflexión. Que esta actitud “puede beneficiar a la casa de Terán” al decir de la doctora Bardón (LA GACETA 23/12/2014) es vender la autonomía universitaria.

Nos ilustra LA GACETA en su edición on line del 24/12/14, informándonos que “... el secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, sostuvo hoy que el jefe del Ejército, César Milani, ‘seguramente pasará a retiro’ si ‘existiera algún elemento’ para que se dicte un procesamiento en su contra, en una causa por la desaparición del conscripto riojano Alberto Agapito Ledo, durante la última dictadura. En un país normal debiéramos decir “chocolate por la noticia”. Pero tratándose de la Argentina y de este Gobierno, debiéramos ser prudentes. Bien leída la nota, las palabras del inefable secretario Fernandez dejan traslucir cuanto menos una certeza plena por parte del Gobierno, de que el resultado judicial de la medida solicitada no tendrá éxito. A eso nos tienen acostumbrados con tantos manoseos a la Justicia. Espero que esta vez no sea así, que se preserve la objetividad que se requiere para impartir justicia y, de ese modo, que se comience a hacer justicia para un persona asesinada salvajemente. ¿Cuantos compatriotas creen que Ledo desertó y que aparecerá algún día? Un general de la Nación, una persona de bien, optaría por afrontar el problema sin tantos prolegómenos y se sometería a la acción de la Justicia. Los delitos que se le imputan son graves. El sistema democrático está en juego.

Señor gobernador: ya que ordena a sus concejales aumentar el precio del boleto urbano de pasajeros, debería con el mismo propósito obligar a los empresarios a brindar un servicio decente. Desde hace 11 años, usted es el único responsable del desastre del funcionamiento de las líneas de colectivos. Parrafo aparte para los concejales que se olvidaron de viajar apretados en los colectivos para llegar a sus trabajos. Se olvidaron cuando juntaban monedas para pagar el café. Dieron otro golpe al bolsillo de los usuarios sin dar un debate público para consensuar un precio acorde con el servicio que presta cada empresa. Hay empresarios que merecen el precio sugerido; pero en otras, como la línea 11, los pasajeros tendrían que abonar $ 1,50 por el servicio totalmente deficiente: no tiene horarios, pero sí coches viejos y sucios. Urge una inspección de parte de las autoridades que corresponda. Los usuarios lo agradecerán.

En un corto recorrido por las calles céntricas de nuestra ciudad, reparé en 30 negocios que mostraban en sus vidrieras motivos navideños. De ellos, 29 exhibían arbolitos, guirnaldas brillantes, globitos multicolores, Santa Claus (o Papá Noel), piñas, velas... Sólo uno mostraba el pesebre con el Niño Jesús, el verdadero motivo de la fiesta.

La actitud de “bomberos voluntarios” que venden “bonos” en los semáforos de ingreso a San Miguel de Tucumán es una mancha más a la imagen que muestra nuestra provincia con respecto a las demás. Y este no es un tema nuevo, sino que lleva ya varios años sin que ninguna autoridad ponga los puntos sobre las íes y resalte la importante función del bombero voluntario, que permanentemente está instruyéndose en su oficio para ser más eficiente cuando le toque actuar y defender vidas y bienes de la comunidad. Los bomberos sin sueldo son, a mi criterio, los únicos héroes que hoy pueden dejar sus vidas en una muestra de arrojo por sus congéneres, porque tienen una clara vocación para estos menesteres tan importantes para toda la ciudadanía. Los escasos recursos que el Estado les provee deben ser justificados en una rigurosa rendición de cuentas, y esto es importante que así sea. En cambio, estos “bonos”, que no sólo son ofrecidos en los semáforos sino también en los domicilios de muchos barrios, no disponen de rendición alguna porque esta no es la función del bombero voluntario. Ellos deben permanecer en sus cuarteles el tiempo que le dediquen a su difícil vocación y estar prestos a los llamados que los convoquen, porque hay seres humanos que los están necesitando. Personalmente, me siento muy identificado con los verdaderos bomberos voluntarios.