BUENOS AIRES.- Luego de una reunión entre el ministro de Economía, Axel Kicillof, y gobernadores de las provincias petroleras, quedó acordado que el precio de los combustibles bajará un 5% promedio a partir del 1º de enero de 2015.
El encargado de brindar la noticia fue el senador neuquino Guillermo Pereyra. El legislador, y también sindicalista petrolero, adelantó parte de las resoluciones que se adoptaron durante una reunión realizada anoche en el Palacio de Hacienda. Otra de las medidas adoptadas incluye una baja del 7% en el precio del barril del crudo al que accederán las refinerías. El anuncio oficial lo realizaría hoy la presidenta Cristina Fernández.
Durante toda la jornada de ayer, funcionarios del Ministerio de Economía, representantes de las provincias y directivos de YPF mantuvieron reuniones para acordar un programa que permita bajar el precio al público del gasoil y las naftas, aunque existían focos de objeciones entre aquellos actores que podían ser perjudicados por la medida.
El Ministerio de Economía pretendía apurar un plan para lograr una rebaja en el precio de venta al público de todos los combustibles, en paralelo a la caída internacional del precio del petróleo crudo. Entre las que apoyaban las medidas también se alineaban las refinerías, que están pagando el barril 80 dólares y no pueden beneficiarse con el precio internacional que hoy ronda los 55 dólares.
El valor del crudo a nivel internacional cayó 44% en lo que va de 2014. Y no parece que vaya a subir, a partir de las declaraciones de funcionarios del gobierno saudita, quienes aseguraron que mantendrán los actuales niveles de producción. Pero tanto YPF como las provincias pertenecientes a la Ofephi plantearon una serie de objeciones ante una eventual resignación de ingresos. En el caso de YPF, obviamente, se verían afectados los ingresos por ventas en momentos en que necesita fondos para sostener su plan de inversiones. Las provincias plantean que si se libera el precio de comercialización del crudo -y se hace a precio internacional- cederían una parte importante de sus regalías, que a la fecha se les liquidan a un precio de alrededor de 80 dólares el barril.
La baja del crudo local redundará en un menor precio final de los combustibles refinados, pero resulta clave que dicha caída no termine afectando a las inversiones para exploración y producción de hidrocarburos lo cual, en el caso de los yacimientos no convencionales en Argentina, requiere hoy contar con un precio del barril en torno de los 78-80 dólares, de acuerdo con un análisis del mercado de hidrocarburos. Las provincias también procuran preservar los actuales precios del crudo para no ver afectados sus ingresos por regalías. Por ello, el proyecto considera una reducción de la carga impositiva que aplica la Nación sobre los refinados, como un modo de “repartir cargas” entre las tres partes y viabilizar la baja en los precios en las bocas de expendio. (DyN)
Puntos a favor y en contra de la medida
BUENOS AIRES.- Una eventual baja en el precio interno del combustible “podría repercutir en un menor flujo de fondos en el sector”, advirtió un informe de la consultora Ecolatina, que a su vez abogó por “un marco de incentivos adecuado”. “El fuerte aumento del precio interno de los combustibles durante el último año contrasta fuertemente con la caída internacional del crudo y sus derivados. Actualmente el Gobierno se debate entre los incentivos a la inversión y el ajuste a la baja de los precios domésticos”, destacó. Al analizar el impacto del descenso del precio del petróleo WTI en la economía local, la consultora indicó que “el menor precio de la energía supone un alivio en las cuentas externas” dado que se abaratan las importaciones energéticas”. Agrega que “la baja de recaudación se verá más que compensada por la menor necesidad de subsidios al sector energético”. Con respecto a los precios domésticos, sostuvo que “el Gobierno deberá manejar esta caída en el valor del crudo de forma tal de no generar desincentivos a la producción del sector”. Ecolatina sostiene que “aislar el precio interno respecto del internacional tuvo costos. Al igual que en el caso del trigo o la carne, mantener el precio artificialmente bajo generó descapitalización, lo que llevó a una caída sostenida de la producción de hidrocarburos en los últimos diez años”. (DyN)