Horacio Ferrer (I)
Por la edición del 22/12 nos enteramos del fallecimiento del poeta argentino-uruguayo Horacio Ferrer. Vaya casualidad, este año adquirí en la feria de San Telmo, en Buenos Aires, varios opúsculos publicados por la Academia Porteña del Lunfardo hace más de dos décadas. Y entre ellos está “Discurso de bienvenida al académico don Horacio Ferrer”, pronunciado por José Gobello en un acto realizado el 13 de noviembre de 1992. Nadie mejor que él para delinear el aporte del poeta y escritor al tango. Reproduzco estos párrafos. “En nombre del señor presidente y del cuerpo académico recibo a don Horacio Ferrer que el 2 de mayo de este año fue designado académico de número y titular del sillón que lleva el nombre del excelso vate arrabalero don Celedonio Esteban Flores”. “Creo que en primer término conocí al poeta. En todo caso reparé en el poeta antes que en el ensayista, en el tangólogo y en el tanguista. Su Romancero Canyengue, que me llegó desde Montevideo en 1968, fue como un borbotón de luz. Habíamos ingresado en el surrealismo lunfardo y a esta Academia, todavía impúber, le aportaba una cuantiosa materia prima para los trabajos que se prometía y en los que se comprometía. Traía Ferrer un lenguaje nuevo y en ese lenguaje traducía la mirada soslayada y sobradora con que contemplaba muy de cerca, como mezclado con ellos, como incoporado en ellos, los personajes y las cosas de todos sus días y sus noches: la última grela que trae el olvido puesto, el fueye de Osvaldo Ruggero, los íntimos ocasos de la cara de Piazzolla... la rosa-chumbo que reaparecería más tarde en esa página inefable que es Chiquilín de Bachín, el chiquilín hermano en la noche madrastra del otro chiquilín que aplastaba la ñata contra el vidrio”. “Luego me acerqué al estudioso... El tango, su evolución y su historia es un ensayo que revela una mente bien informada, pero sobre todo bien ordenada y dotada de una no común aptitud para distinguir lo importante de lo trivial y lo claro de lo confuso”. En la última página figura la letra de un tango denominado “Celedonio Esteban Flores”. Dice Ferrer al pie: “improvisado entre las 4 y las 6 de la tarde del martes 9 de noviembre de 1992 en mi bulín de la calle Ayacucho, para estrenarlo en el acto del próximo viernes en la Academia Porteña del Lunfardo”. Que el tango es imperecedero lo dice en la quinta estrofa: “No te aflijas, Negro Flores, de no estar, que estás no estando,/ cual cristianos entre leones custodiamos tu emoción;/ cuando el siglo XXI ya se vaya al mazo y cuando/ mucha fama y mucho vento sean polvo, irán cantando/ Mano a Mano, todavía, los porteños que aún no son”. Algo simpático: abajo está la firma de Ferrer. En la punta del palito de la derecha de la hache mayúscula, más largo, está dibujada una flor.
José E. Santillán
Lizondo Borda 1.137
San Miguel de Tucumán
HORACIO FERRER (II)
En ocasión de la visita realizada a la UNT por Horacio Ferrer, el 29 de noviembre de 2002, escribí y leí lo siguiente que hoy deseo reiterar en homenaje a su partida. “En mi condición de Director de Cultura de la Secretaría de Extensión Universitaria tengo el gran honor de presentar a Horacio Ferrer. Lo haré en pocos minutos con la certeza que se trata de alguien de quien se podría hablar horas. Porque a un creador de su magnitud es redundante llenarlo de adjetivos. Por eso prefiero decir que cuando la creatividad, la inteligencia y el arte se reúnen, significa que estamos de fiesta. Para los que apreciamos el tango en todas sus expresiones, el corazón se llena de algarabía y baila, como sabe y puede, este festival de sentimientos y del buen decir. Como lo expresaba el filósofo Goethe, viajar es el más triste de los placeres. Y con el tango se viaja, a través de esa mezcla tan particular que todos conocemos. La literatura se expande con las obras de Horacio Ferrer, cuya presencia alivia la zozobra cotidiana que hoy, en Tucumán, nos toca transitar. Y el tango acompaña como sólo él lo hace, dando verdad a lo que ya sabemos aunque no se practique demasiado: que compartir es mejor que competir. Que un sentimiento, solidario, luce más espléndido. Que la visita de Horacio Ferrer, la pasión por su obra y el tango, nos hace sentir más juntos. Él podría decirnos: “¡trepate a esta ternura de locos que hay en mí!” Él, que mira a Buenos Aires del nido de un gorrión, él, uruguayo, argentino, universal, está ahora en un Tucumán también triste, con muchos chiquilines de Bachín. Le damos la bienvenida, le agradecemos su visita, lo re-invitamos para siempre. Y los tucumanos tangueros, abiertos a los amores que vamos a inventar, lo querremos de todas formas, así, piantao, piantao, piantao...”
Osvaldo Aiziczon
aiziczon@arnet.com.ar
EL PAPA FRANCISCO
Hace muy pocos años LA GACETA publicó una página referida a la hermana Caram, quien manifestaba, entre otras cosas, la necesidad de tener un papa valiente que fuera capaz de limpiar la Curia. A los muy pocos días, las palabras de sor encontraron el eco indescifrable de “cuando las cosas van a suceder” y nuestro cardenal Bergoglio fue elegido Papa. Desde entonces no ha dejado de sorprendernos, tanto por su cara y aspecto bonachón, como por su capacidad y decisión de limpiar y ordenar todo los referido al Vaticano, desde el banco que le pertenece hasta los curas pedófilos. Me di cuenta de que estábamos ante un hombre excepcional. Sin duda, en estos tiempos de tantos políticos vacíos de humanidad, pensé que no tardaría de convertirse en un referente mundial. El papa Francisco tomó medidas inmediatas para resolver los problemas instalados en el Vaticano. Desplazó a cardenales y en sus lugares puso a otros más apropiados; con el banco de Vaticano hizo lo mismo. Siguió sembrando calidez y contención, sorprendiendo con su humildad, su capacidad y dinamismo. Siempre supo estar a la altura de cada circunstancia. Cuando hace poco advirtió que muchos iban a verlo con fines políticos, decidió no volver a conceder entrevistas. Todos conocemos el gran abismo entre Estados Unidos y Cuba, pese a su cercanía geográfica, así como el bloqueo de 53 años a la isla. Las diligencias para el acercamiento fueron propiciadas y orientadas por nuestro Papa y se llegó felizmente a una salida pacífica, lo mejor que podía suceder. Un acto de humildad y valentía del Pontífice, así como de Castro y Obama. No cabe duda de que este es el comienzo de todo un proceso, que parecía no tener salida, que con seguridad demandará tiempo. Nuestro papa Francisco sigue su camino sin ansias ni sed de gloria, sólo guiado por su fe y su voluntad inquebrantable, sorprendiendo al mundo y a los que profesan otras religiones; caro ejemplo para un mundo sediento de paz, armonía y felicidad, mostrando que con fe, voluntad y amor, todo se puede.
Héctor L. Bravo
Avenida Ejército del Norte 429, 5° piso A
San Miguel de Tucumán
SALVAJE GOLPIZA
Me dio mucha lástima ver cómo quedó el rostro de un joven, víctima de la violencia policial en Tafí Viejo. Sigo sin entender cómo a un policía que se recibe en la Escuela Policial, se lo pone en la calle sin saber que su deber es cuidar el orden público y a sus ciudadanos. Se le debe enseñar que esa es su primera obligación y cuando se recibe, proteger a la población no solamente de los delitos menores, sino que cuando la ciudadanía requiera sus servicios, que siempre los encuentre con el ánimo y la decisión de brindarle protección. Evidentemente, los motoristas se olvidaron de ello y golpearon salvajemente a un menor, cuyo rostro ensangrentado publicó LA GACETA. La crueldad policial debería quedar en el pasado; la población la sufrió en la época de la dictadura, pero hoy en plena democracia son los jueces los que deben aplicar las sanciones.
Jorge Antonio Chaves
Sabin s/n-El Corte
Yerba Buena-Tucumán
Fracasado pacto suicida
Hoy se cumplen 63 años de la muerte de Enrique Santos Discépolo. En los recovecos de las letras de Discépolo, escritores, biógrafos e historiadores encontraron tema para el ensayo sobre la condición humana. Su obra abunda en asuntos existenciales. La aspereza de su lucidez no tuvo antecedentes en ningún otro autor de tangos, ni se verá después de él. Se sabe que acumuló penas sentimentales a lo largo de toda su vida. Hay una leyenda que dice que estuvo intensamente enamorado de una muchacha a la que amaba con esa pasión entregada que describiría luego en sus tangos. Un amor joven, quizás el primero bien fuerte, ese amor que no conoce límites -como debieran ser todos los amores-. Era recíproco pero algo se interponía para lograr la felicidad. Henchido de un heroico sentimiento trágico, decidió sellar con ella un pacto suicida para conducirlos a una eternidad compartida que los uniría para siempre. Se arrojarían juntos a las aguas del Río de la Plata y acordaron encontrarse al despuntar el día. Cuando Discépolo llegó al lugar todavía era de noche; una lluvia torrencial demoraba el alba, quizás para aumentar la melancolía. Su “Julieta” apareció unos minutos más tarde. Bajó de un taxi envuelta en su impermeable y protegida por un paraguas: la señorita estaba dispuesta a matarse, pero a empaparse, jamás. Discépolo, que tiritaba dentro de su traje chorreado, le dijo: “Querida, volvé a tu casa” y se fueron cada uno por su lado. La misma lluvia, delicadamente, disimuló las lágrimas del poeta.
Salvador Gallucci
lsgallucci@hotmail.com
LA RUTA LULES-EL BRACHO
Es deplorable el estado de la neurálgica ruta Lules-El Bracho, que hace de nexo entre el este y oeste de la provincia, sobre todo para el transporte de la producción; alivia los congestionados accesos sur y este de la capital tucumana. Las últimas lluvias dejaron al descubierto los pobremente remendados baches. De no remediarse la situación, quedará intransitable, obligando al tráfico que necesite unir ruta 9 con autopista o ruta 38, a desviarse a través de la capital. Realmente una pésima nota para la provincia, que ahuyenta potenciales inversiones productivas.
Santiago Paz-Brühl
spazbruhl@hotmail.com
LAS ISLAS MALVINAS
Atinada la carta del lector Tulio Ottonello (22/12), en punto a la actitud del Gobierno Nacional respecto de la cuestión Malvinas. Una lástima que a continuación tuerza el rumbo para sugerir una cantidad de curiosas medidas destinadas a estrechar lazos con los habitantes de las islas, las que desde mi punto de vista, lejos de conseguir ese propósito concluiría por separarnos definitivamente. Dudo, para empezar, que estos se sientan dispuestos -lo que, por otro lado, sería muy injusto de nuestra parte- a exponerse a sufrir una epidemia a causa de un virus político que afecta a gran parte de la población argentina desde hace más de medio siglo y frente al cual tienen menos anticuerpos que los aztecas ante el de la viruela que los españoles les supieran contagiar y que podría provocar un verdadero exterminio. Calcule usted, señor Ottonello, si en uno de esos vuelos regresa un mutante con los rasgos de algún sindicalista o político argentino. Y si se inventara la vacuna adecuada, tampoco me parecen útiles vuelos de baja densidad para traer malvinenses a almorzar a la Argentina continental y volver a casa a la tarde: Una extravagancia bastante cara, deberá reconocerlo, muy alejada de un exiguo presupuesto que, en su versión, no les alcanza para adquirir un tomógrafo. En cuanto a las escuelas primarias, secundarias y especializadas, tampoco creo que los dos viajes aéreos semanales que planea estén a su disposición. Mucho menos confío en el interés que podrían despertar en los isleños un amistoso Boca-River, cuando deben de pasarse el día entero viendo la Premier League. Para ellos sería como traer a la Argentina un Colo Colo-Universidad de Chile. Se me ocurre, que antes de cargar a los argentinos, que muy bien no venimos, con esos costos, sería preferible que todas esas medidas educativas y de esparcimiento las afrontara el gobierno británico, razón por la cual su carta habría tenido mejor acogida, quizá, en “The Guardian”, “The Sun” o “The Daily Mirror”. Debería ser Inglaterra, en efecto y si es que escasean, quien se haga cargo de llevar a los isleños algunas escuelas, cines y hasta un vodevil, si hiciere falta. Lo que no entiendo, francamente y para finalizar, es qué parentesco tiene el caso Malvinas con Cuba.
Clímaco de la Peña (h)
climaco2001@climacus.com.ar