Harto de sufrir un robo tras otro, el propietario de un corralón de San Andrés decidió electrificar el interior del local. Pero el sábado ingresó un intruso, presumiblemente con intenciones de robo, y recibió una descarga eléctrica que le provocó la muerte. Su cuerpo fue hallado por el dueño del lugar cuando llegó al comercio y llamó a la Policía.
El local, dedicado a la venta de materiales para la construcción, está ubicado a la vera de la ruta 9, a la altura del kilómetro 1.286, en el barrio Belgrano. Los comentarios de los vecinos, que indicaban que el comerciante era blanco permanente de los ladrones, fueron respaldados por los policías de la comisaría de San Andrés. “Ya era cliente fijo de los choros”, ironizó un hombre que vive en la misma cuadra. Y agregó: “estaba marcado. A él le robaban siempre”.
Serían incontables las denuncias que habría radicado en la Policía el dueño del corralón. Fuentes de la comisaría afirmaron que el mismo sábado a la mañana se había presentado el comerciante en la dependencia policial para dejar asentado que desconocidos habían roto los vidrios de una ventana para robarle.
Ese día, el propietario del lugar cerró las puertas del comercio al mediodía para retirarse a descansar. Alrededor de las 17.30, cuando regresó para reanudar la jornada laboral, se encontró con un joven muerto dentro del local. Las fuentes indicaron que el cuerpo estaba en la planta alta del corralón, al lado de una ventana que da hacia la parte de atrás. “Parece que recibió la descarga eléctrica y después intentó huir, pero le dio un paro y cayó muerto”, estimaron las fuentes.
En una comisaría
El comerciante llamó inmediatamente a la Policía y explicó que tenía una línea trifásica con un voltaje de 220 a 380. La fiscala de Instrucción de la VIII° Nominación Adriana Giannoni ordenó la aprehensión del dueño del corralón, quien fue alojado en una comisaría de la Unidad Regional Este. Fuentes judiciales comentaron que la fiscala caratuló el hecho como homicidio culposo y que solicitó su detención. Sin embargo, agregaron las fuentes, el juez de Instrucción de la I° Nominación, Alejandro Tomas, no hizo lugar a ese pedido y ayer era inminente la liberación del hombre.
Conocido en el barrio
El joven fallecido, por su parte, fue identificado por la Policía como Diego Fabián Herrera, de 20 años. Según dijeron, era conocido en la zona bajo el apodo de “Quiricú”. Fuentes policiales aseguraron que tenía un extenso prontuario y que en los últimos seis meses registraba seis ingresos a la comisaría de San Andrés, todas las veces por robo.
Hasta ayer al mediodía, “Quiricú” fue velado en su casa, separada por apenas 300 metros del corralón donde murió. Según informaron las fuentes, familiares y amigos del fallecido habían estado rondando el comercio y la casa del dueño del local durante el domingo. “Dijeron que cuando vuelvan del entierro les van a prender fuego a los dos inmuebles”, agregaron las fuentes.
Un colectivo y medio centenar de motocicletas acompañaron el cortejo fúnebre. Ante el riesgo de que esas personas intentaran actuar en contra del dueño del corralón, una guardia policial se instaló en ambos lugares con el fin de preservar la integridad de los familiares del comerciante. El hombre tiene más de 60 años, una esposa y cinco hijos.
Los policías querían evitar que se repitiera la escena vivida hace dos semanas en la casa del dramaturgo Rafael Nofal, quien la madrugada del 8 de diciembre mató de un disparo a un presunto ladrón dentro de su propiedad, en Villa Muñecas. Al día siguiente del hecho, allegados al fallecido regresaron a la vivienda de Nofal, quien en ese momento se encontraba detenido, y le prendieron fuego al inmueble.
Los vecinos del comerciante, mientras tanto, estaban indignados por la aprehensión del hombre y ayer deslizaban la posibilidad de cortar la ruta para exigir su liberación. “Es una excelente persona y un excelente vecino”, destacó Graciela Ruiz de Gramajo, que vive a una cuadra de la casa del comerciante.
Tanto ella como otros vecinos, que pidieron preservar su identidad, contaron que conocen a “Quiricú” y también lo relacionaron con la actividad delictiva.