La historia no podía quedar así para Roberto Contreras. Hubo frustración en la temporada pasada, pero ya no más. El técnico de Santa Ana ahora sonríe. “Había una base de jugadores del año pasado. Perdimos la categoría por sólo un punto. Fui parte de ello. Queríamos sacar adelante al equipo, pero no se pudo. Quedé con bronca”, se sinceró el técnico.
Contreras comandó desde la silla principal del banco de suplentes el regreso de Santa Ana a la elite del fútbol tucumano. “Estoy contento por haber cumplido otro sueño y más aún porque lo cumplí en el club donde nací futbolísticamente; es algo inolvidable”, remarcó Contreras.
La bronca desapareció apenas finalizó la tanda de penales ante Juventud Unida porque la meta estaba cumplida. “Desde que llegué al club el objetivo era volver a Primera porque es una institución con mucha historia. No merecía estar en una categoría menor”, resaltó. El DT de los “Santos” buscó un equilibrio que, por el resultado, terminó siendo justo y exacto. A aquellos jugadores que buscaban revancha por la frustración de la temporada pasada sumó algunos juveniles y otros experimentados. Entre los últimos, su hermano Gustavo aportó fútbol para el equipo y una enorme felicidad en la casa de los Contreras. “La familia está feliz por este logro con el club de nuestros amores, donde nacimos como jugadores”, resaltó el futbolista.
“Todo se dio por casualidad, para acompañar a mi hermano”, agregó uno de los autores de un gol en los penales que llevaron al ascenso. Para el Contreras que gambeteó rivales en la cancha, vía estrategias dictadas por su hermano, la consagración fue especial por otro motivo. “Es que después de 18 años volví a vestir la camiseta de Santa Ana”, explicó uno de los dueños del ascenso.