Eugenio Zaffaroni, miembro de la Corte Suprema, se hizo famoso por emitir una frase que aún genera polémica: los “jueces hablan con sus fallos”. Pero en Tucumán, la Justicia, por ahora pareciera ser muda. Esa es la sensación que deja al no actuar con celeridad en los casos de violencia en el fútbol. En estas tierras no sólo están demorados los juicios contra los violentos. La investigación de los hechos que sacuden a la opinión pública y que se transforman en un cáncer que amenaza con matar al deporte son muy lentas.
“Si ellos no hacen nada, le están dando rienda suelta a los muchachos”, reclama Darío Zamoratte, presidente de la Liga Tucumana de Fútbol. “Ni la Justicia, ni los legisladores hacen algo para poner presos a los violentos. Todo se acaba clausurando canchas, ordenando jugar a puertas cerradas y aumentando la presencia policial en los encuentros. Pero con eso no alcanza y quedamos expuestos los dirigentes que intentamos frenar todo esto”, agrega.
Zamoratte, como gran parte del ambiente del fútbol, está conmocionado con lo que ocurrió el martes. Esa noche, un grupo de salvajes, integrantes y cuerpo técnico del equipo de Ramírez de Velasco de futsal, agredieron a Ernesto “Gallego” González durante un partido disputado en el gimnasio de Central Norte. Mientras el joven de 32 años se recupera en el hospital Padilla de una neurocirugía y espera saber si le quedará alguna secuela, no se produjo ninguna detención. Todo sigue igual, como si nada hubiera pasado.
“Lo que sucede es vergonzoso. Las autoridades del futsal hicieron la denuncia con nombre, apellido y dirección de los autores de la agresión y aportaron pruebas. Nosotros, como familia, también la hicimos, pero hasta el momento la Justicia no hizo absolutamente nada. Pero desde ya confirmo que vamos a ir por todo, en lo civil y en lo penal”, asegura Fernando González, hermano de la víctima.
“No podemos creer lo que está pasando. El estado de salud de Ernesto es una prueba contundente de lo que sucedió. Lo más grave del caso es que los responsables pueden haberse escapado. Pero tengan la seguridad de que no vamos a bajar los brazos hasta que se los encuentre y paguen por lo que hicieron”, agrega.
La final del Anual liguista fue noticia por un triste episodio que nada tuvo que ver con la fiesta deportiva que se vivió en La Ciudadela. En el vestuario de Sportivo Guzmán la Policía encontró y secuestró elementos de pirotecnia y bebidas alcohólicas que habían sido ingresadas al estadio por la delegación de los “Julianos”.
Los responsables aseguran que fueron presionados por la barra -la misma que se enfrentó con los uniformados cuando se enteraron que se la habían incautado- para ingresarlo. Violaron la Ley de Espectáculos Deportivos por lo que jugadores, cuerpo técnico y dirigentes, si es que la Justicia decide investigar, podrían recibir una condena que va desde los tres meses a los seis años de prisión.
“Todas las actuaciones fueron enviadas a Tribunales. Todo cayó en manos del fiscal Arnoldo Suasnábar. Estamos esperando que nos den órdenes para avanzar con la causas”, explica Jorge Díaz, jefe de Seguridad Deportiva de la Policía.
El comisario, en una charla con LG Deportiva, dijo que ellos dan aviso a los fiscales de turno, pero los encargados de investigar son el personal de la seccional donde se produjeron los hechos, que en estos casos, fueron la séptima y la tercera, respectivamente. “Insisto que ellos realizaron todas las actuaciones, pero hasta el momento no avanzaron más porque esperan instrucciones”, ratifica con tono de poco amigos.
Zamoratte, titular de la LTF, insiste que esto es un problema muy grave. “No hay fallos, no hay mensajes claros a la sociedad y, en especial a los violentos”, dice enojado.
Al dirigente le sobran motivos para preguntarse por qué la inacción judicial. En Banda del Río Salí, el plantel de Bella Vista denunció en la Policía que barras de Atlético Concepción ingresaron al estadio y, portando armas de fuego y blancas, los amenazaron de muerte para que no ganaran el encuentro. En Trinidad, dos barras ingresaron al vestuario para amedrentar a los jueces. En San Juan, el plantel de La Florida fue víctima de robo por parte de los hinchas. Nadie actuó. Todo quedó en el tintero y los casos no se incrementaron porque se acabó la competencia.
“Todo queda en la nada, pareciera que están esperando que muera alguien para actuar”, agrega Zamoratte.
Más que lenta
Si la Justicia es lenta, con los casos de violencia en el fútbol, desespera. Sergio “Chupete” Acevedo, ex líder de La Inimitable, la barrabrava de Atlético, fue acusado del homicidio de Pablo Palavecino, medio hermano de María Jesús Rivero, la ex pareja de Rubén “Chancha” Ale, y espera ser enjuiciado desde 2003. En el debate oral finalmente se definirá si ese hecho fue el desencadenante de una pelea entre barras, como se sospechó en esos momentos.
¿Quién se acuerda de Adrián Brito? En 2008, mientras participaba de una fiesta de 15, el adolescente quedó atrapado en una pelea entre integrantes de La Inimitable y de La Banda del Camión. Recibió un balazo en el cuello y murió casi en el acto. Han pasado seis años de ese horroroso crimen y los sospechosos aún no fueron enjuiciados.
Por el lado de los “Decanos” quedaron acusados Gustavo “Gordo” González y Jorge Javier “Jazo” Acevedo. En el de los “Santos”, aún deben sentarse en el banco de los acusados los hermanos César “Cucaracha”, Jorge “Sombra” y Diego “Condorito” Roldán, entre otros supuestos miembros de la barra más poderosa de La Ciudadela. Todos están acusados de homicidio en riña y la ley prevé una pena de entre dos y seis años.
“Desde hace años espero el juicio. Quiero demostrar que soy inocente y que no tuvimos nada que ver en este crimen”, explicó González a LG Deportiva.
Un dato que no es menor. “Sombra” Roldán, cuando ocurrió el crimen, se desempeñaba como policía. Al día siguiente del hecho, se presentó en la comisaría a denunciar que le habían robado el arma reglamentaria. Los testigos contaron que en realidad “Jazo” se la quitó en medio de la pelea y después la terminó arrojando en un descampado, versión que quedó prácticamente confirmada cuando un vecino entregó la pistola a las autoridades.
En octubre de 2012, por una interna de barras de Atlético Concepción, perdió la vida Pablo Juárez. Un año después, la escalada de violencia en el seno de la barra de Deportivo Aguilares se cobró las vidas de Renato Delgado y Hugo Sarmiento. A pesar del tiempo transcurrido, todavía no hubo condenados ni absueltos.
Caso emblemático
En la provincia hubo un caso emblemático: el crimen de Luis Gerardo Caro, el adolescente que fue asesinado después de haber presenciado un clásico en La Ciudadela.
Por el crimen del adolescente fue condenado Juan Carlos Fenoglio, mientras que Sergio “Fly” Roldán por haber herido a Carlos Argañaraz.
En esos momentos integraban un grupo al que bautizaron La Banda del Camión. Los condenados, en vez de ser echados de las tribunas para siempre, van a la cancha como si nada hubiera pasado y, los del grupo, que en aquel entonces no superaba las 20 personas, hoy se transformaron en los mandamás de la barra.