“Se trata de pensar en el público”, dice Abel Avelino Gómez y frunce el ceño, tal vez para concentrarse mejor. “Se trata de pensar en el público -repite-, en lo que la gente quiere, no en lo que quiere uno. Yo soy loco de la música barroca, por ejemplo, es mi pasión. Pero vivo de esto y sé que no puedo subir a un escenario a tocar ‘La primavera’, de Vivaldi”. ‘Esto’ es la música tropical, género que en los límites de nuestra provincia (y también más allá) tiene como sinónimo a Los Avelinos, el grupo que Abel heredó de su padre -el mítico saxofonista Carlos Abel Gómez- y que hasta ahora sostiene con su hermano menor, Carlos.
La fórmula de pensar en el público (entre otras habilidades) les ha servido a Los Avelinos para mantenerse 60 años en los escenarios, hito que hoy celebrarán con un bloque especial en “Elegidos”, de Canal 8. “Son tres los motivos de nuestra presentación: un homenaje a mi papá, porque se cumplen 15 años de su muerte, y dos festejos, por las seis décadas y porque lanzamos un nuevo disco, el número 85”, cuenta orgulloso el músico, que agrega que el programa comienza a las 14 y que a ellos se les dedicará los últimos 45 minutos.
Sonríe Abel cuando se le señala que las matemáticas arrojan un promedio de más de un disco de Los Avelinos por año. “Ocurre que no solo abarcamos el género tropical. A veces, en el mismo año, hemos sacado uno de cumbia y otro de folclore o de paso doble. ¡Hasta un álbum religioso hicimos! Esta última producción se llama ‘60° aniversario’ y, como todas las anteriores, contiene un enganchado de los temas de mi viejo, un espacio dedicado a covers y otro para temas inéditos. Pero lo que más contentos nos tiene es que con este álbum volvemos a trabajar con Leader Music, la compañía líder en nuestro rubro. Es un orgullo volver porque mi viejo ya pertenecía a ella”.
Orgullo y nervios
Son situaciones muy tristes las que han influido en la carrera de Gómez dentro de la banda: en principio la integraba como músico de su papá -era tecladista-, pero tras la muerte de su esposa decidió alejarse. “Regresé, pero ya como saxofonista, cuando falleció mi papá. Volver fue una sensación muy linda. Sentía una responsabilidad, una obligación, que antes como músico no había experimentado. Esto de estar al frente del grupo, más con el parecido que tengo con mi viejo y que todo el mundo remarca, me llenaba de orgullo, por un lado, y de nervios, por el otro. Porque estaba ocupando un lugar muy grande para mí”.
- ¿Y esos nervios siguen hoy?
- ¡No, ya no! Son muchos años, muchos escenarios recorridos. Con mi hermano llevamos esto con todas las enseñanzas de mi viejo. El sacrificio, la humildad y el respeto son valores que ayudaron a construir estos 60 años que festejamos.