Las carreras de aventura ponen a los deportistas en el corazón de la naturaleza. Cambian el asfalto por caminos de tierra con piedras, por senda con pasto en la superficie por altos cañaverales. El escenario puede cambiar, pero la motivación es siempre la misma: llegar a la meta. Entre los aventureros, en especial entre aquellos que se internan en el corazón de una montaña, hay varios factores que deben atender. Uno de ellos es el climático y entre su amplia variedad de fenómenos está el granizo.
En octubre, el granizo golpeó varias zonas de la provincia. Esas tormentas de piedras que abollaron autos en calles y rutas, y que rompieron macetas en los jardines, sorprendieron a los corredores de aventuras en plena actividad. “Fue peor que la última vez que cayó granizo en la ciudad”, recordó Pablo Desjardins. Este deportista fue sorprendido por el fenómeno mientras realizaba un paseo-entrenamiento con su amigo Enrique García Hamilton.
“Salimos del Río Grande y en el Alto de Anfama nos agarró un granizo tremendo”, recordó Desjardins. “Intentamos cobijarnos debajo de algún árbol, pero en la zona la vegetación era muy baja. Era como estar en una batidora; por todas partes nos golpeaban las piedras”, describió. Eso sí: pasamos el alto de Anfama y reapareció el sol”, recuerda entre risas.
Este corredor, al igual que María Eugenia Gallardo, participó en la última edición de La Misión. Ambos completaron los 80 kilómetros de esta durísima competencia. En la cumbre del cerro cordobés Champaqui, a 2.778 metros sobre el nivel del mar, apareció el granizo.
La carrera había comenzado con condiciones similares a las del paseo-entrenamiento de Desjardins y de García Hamilton. “Ese día había llovido bastante, pero antes de la largada había salido el sol”, recuerda la corredora. “En ningún momento nos dio la impresión de que pudiese llegar a granizar”, agregó Desjardins.
Pero cuidado: a la montaña hay que respetarla, porque es impredecible. Con diferencia de pocos kilómetros y minutos, las condiciones climáticas pueden cambiar de manera brutal e ir de un extremo al otro. Por esa razón es necesario tomar todas las precauciones posibles antes de iniciar una aventura.
MARÍA EUGENIA GALLARDO
El abrigo es clave.- “El frío era tremendo. Antes de llegar a la cumbre lo ideal es empezar a abrigarse. Usé una campera de Goro-Tex, una tela respirable que elimina la transpiración y no permite la entrada del agua”.
Es mejor ser precavido.- “Siempre hay que ser precavido para no pasarla mal. Me puse una remera térmica, un cuello polar y algo para que me cubra la cabeza”.
No hay que esperar.- “Hay que empezar a abrigarse cuando se empieza a sentir frío, no esperar a que el agua-nieve o el granizo caiga”.
Sopa en los pies.- “En el puesto de control, en la cima del Champaqui, nos dieron sopa. Como estaba caliente me tiré un poco en los pies porque los tenía casi congelados”.
PABLO DESJARDINS
Cuidado con los rayos.- “Había uno que otro árbol, pero debíamos tener cuidado con los rayos. Por eso buscamos una piedra para refugiarnos”.
Manos desprotegidas.- “Nos pusimos los rompevientos y con la capucha tratamos de cubrirnos, pero también el granizo nos golpeaba las manos”.
Evitar la hipotermia.- “Empezó a hacer frío y la temperatura bajó mucho; sabíamos que no nos teníamos que quedar quietos mucho tiempo para no generar una hipotermia por perder calor”.