Con el verano agazapado en la línea de largada, muchos son los que salen a correr para intentar perder los kilos acumulados durante el año. Y en ese intento por conseguir soluciones mágicas en poco tiempo, hay quienes apuestan por prácticas que, además de no ser efectivas, pueden llegar a ser contraproducentes. Una de ellas, por ejemplo, es la de salir a correr con mucha ropa encima. Abrigados hasta el cuello o con una faja en el abdomen, buscan reducir la pancita sudando. Sin embargo, la profesora de Educación Física y entrenadora Ruth Brito advierte que el organismo no funciona de ese modo. “No es lo mismo transpirar que adelgazar; transpirar no es quemar grasa. Quemar el tejido adiposo requiere de un proceso aeróbico. Lo que uno logra al estar abrigado es deshidratarse y sofocar al cuerpo. Lo ideal es ir a correr lo más cómodo posible”, aclara.
El sudor es un fluido compuesto mayormente por agua y sal, y en menor medida por minerales y otras sustancias orgánicas. Mediante la sudoración, el cuerpo se refrigera y elimina toxinas. En ese proceso se pierde agua, pero no grasas.
Brito advierte que la transpiración excesiva puede causar deshidratación y una disminución en el rendimiento. “Uno se siente fatigado. El primer síntoma es la sed. Después pueden producirse dolores de cabeza y mareos. Por eso, la hidratación debe hacerse antes de la actividad, durante (con tragos cortos), y después. Estar bien hidratado ayuda además a la lubricación de las articulaciones”, explica.
Las vacaciones se acercan y el traje de baño amenaza a hombres y mujeres que desde hace algunas semanas colman parques y plazas en busca de una mejor figura. “Es imposible lograr resultados en tan poco tiempo. La gente -señala Brito- sale desesperada a correr, pero hay que tener mucha paciencia para obtener resultados. El hecho de querer hacer en un mes lo que no hiciste en un año puede traer consecuencias y perjudicar la salud. Lo ideal es mantener una rutina”.
Por eso, si tenés sobrepeso, venís de meses de sedentarismo y tu objetivo es adelgazar, es importante una buena dieta y comenzar con un entrenamiento subaeróbico.
“Puede ser una caminata de 40 minutos controlando que las pulsaciones no sean superiores a 150. Con el tiempo, se puede pasar a un trote suave de unos 50 minutos o una hora. Siempre hay que llevar una botellita con agua, aunque no muy fría”, recomienda la profesora de Educación Física.