Hablar con cada jugador de Atlético después del partido de ayer, era como adentrarse a una ciudad víctima de un desastre natural. En cada sector de su rostro podían notarse los daños, materiales y sentimentales. Por la cara de Luis Rodríguez, por ejemplo, las lágrimas habían arrasado. Y como una tormenta en su Simoca natal, habían hecho destrozos. Escucharlo hablar era adentrarse en las casas de esa ciudad.
“A la gente queremos pedirle disculpas. Que asciendan cinco de 11 equipos y no entrar en esos cinco, es lamentable. Atlético es un grande y no debería estar en esta situación”, admitió el delantero que tenía la voz entrecortada.
“Fallamos en un momento del torneo en el que estábamos punteros. Se equivocó el DT (Héctor Rivoira), nos equivocamos nosotros dentro del campo y no supimos poner un alto en el momento que deberíamos haberlo hecho. No hicimos el mea culpa en el momento justo”, analizó el “Pulguita”.
Ese “alto” era un freno a la estrepitosa caída que sufrió el equipo de una rueda a la otra. “Cuando se fue Rivoira ahí deberíamos haber reaccionado, pero seguíamos golpeados. Lo hicimos un poco después de la llegada del ‘Vasco’, pero no alcanzó. Si hubiésemos hecho eso el ‘Chulo’ nunca se hubiese ido y habríamos ascendido mucho antes pero nada de eso pasó”, se lamentó Rodríguez.
Sus palabras dejaban en claro que el boleto a Primera se les había escapado mucho antes y no en el estadio Malvinas Argentinas. Aún así, sus consideraciones del partido tampoco se hicieron desear: “(Federico) Mancinelli no va a volver a hacer un gol en su puta vida... Pero lo hizo contra nosotros. Huracán tuvo tres situaciones, las aprovechó y terminó ascendiendo injustamente, a mi manera de ver”, señaló.
A medida que hablaba, se descargaba y pareció dar el primer paso para levantarse de ese tornado que había devastado el vestuario: “Esto es parte del fútbol y ojalá el año que viene podamos revertir esto y poner a Atlético en Primera”.