La película más exitosa de la historia del séptimo arte cumple hoy 75 años de su estreno en Estados Unidos, día que fue declarado festivo y no laborable en Atlanta. La celebración duró tres jornadas, con el mayor desfile de estrellas de la pantalla visto hasta entonces.

Tal era la expectativa que había causado “Lo que el viento se llevó”, el filme que al año siguiente obtuvo 13 nominaciones a los Oscar y se alzó con diez estatuillas, entre ellas las de mejor película, director (Víctor Fleming, considerado una injusticia ya que en total intervinieron en el rodaje cinco directores en diferentes etapas), actriz protagonista (Vivien Leigh) y actriz de reparto (Hattie McDaniel, la primera afroamericana en ser nominada y ganar el premio). En el camino quedó la postulación a mejor actor para Clark Gable. Debido a la imperante segregación racial en el sur estadounidense, los actores negros no pudieron ver en el cine el estreno de su propia película, aunque recibieran premios.

La producción implicó grandes cambios en la industria del cine, con un rodaje que demoró 125 días y que insumió U$S 3,85 millones. La historia de amor enmarcada en la guerra civil norteamericana recaudó U$S 400 millones, en momentos en que la entrada a las salas costaba apenas U$S 3, lo que la consagra como el filme a batir respecto a la relación inversión/rentabilidad, por delante de los nuevos tanques de Hollywood como “Star Trek”, “Avatar” o “Titanic”. Según el Libro Guinness de los Récords, a valores actuales “Lo que el viento se llevó” habría recaudado U$S 5.362 millones.

La novela que inspiró la película fue escrita por Margaret Mitchell, quien sólo publicó un libro en vida, pero con él ganó millones de dólares, un premio Pulitzer y los corazones de varias generaciones.

Luego de casi cuatro horas de película, la pareja central termina separada. Cuando Scarlett O’Hara le confiesa su amor al huidizo Rhett Butler, él responde con la ya famosa frase “Francamente querida, me importa un bledo”, que estuvo a punto de ser censurada y nunca llegar a la pantalla. La novela original, en cambio, termina con un mensaje de optimismo: “Mañana será otro día”.