Monseñor Alfredo Zecca se toma la cabeza cuando comienza a recordar aquellos violentos días de diciembre de 2013. Habla apresuradamente y hace un repaso temporal de ese día que lo tuvo como interventor entre las partes en conflicto, que culminó con un arreglo salarial entre los policías y el PE. “Me desperté y me llamó un sacerdote para decirme que debíamos intervenir, que la situación estaba muy complicada”, explica.
“Intervine para evitar males mayores. Nadie me pidió ninguna mediación. La gente con la sola presencia del obispo se tranquilizó. Fue notable el cambio de ambiente. La gente se quedó más tranquila. Me pidieron (los policías) si podía de alguna manera hacer algo para que el gobernador, José Alperovich, los recibiera. Nos pusimos de acuerdo en dos o tres cosas, le pedí al gobernador que los recibiera y me dijo que estaba dispuesto a dialogar con ellos”, relata.
Zecca insiste en recalcar que él no fue mediador y que al acuerdo se llegó sin su intervención. “Luego me enteré que se había llegado a un acuerdo”, dice. La máxima autoridad de la Iglesia católica en Tucumán no tiene la menor duda de algo se quebró en la sociedad durante esos días. “Cuando cada uno de los tucumanos sintió que tenía que salir a defenderse hubo un quiebre. Creo que se rompió un pacto entre la sociedad y la Policía. Lo que los policías hicieron fue un acto de irresponsabilidad. No pueden hacer algo así. No pueden dejar a los ciudadanos sin protección. Se vivió en ese momento y los días posteriores una suerte de enfrentamiento entre la ciudadanía y la policía, lo cual es grave. Esto nunca debe volver a repetirse. Quiero recordar la Navidad en paz y que de esto nos olvidemos y podamos construir una amistad social sin la cual es imposible la convivencia”, concluye Zecca.