Se fue con una beca de estudio en la escuela de Julio Bocca, pero no aguantó mucho tiempo en esa academia. A los cuatro meses, decidió que seguir en ella era retroceder en el tiempo, porque estaba haciendo lo mismo que ya había hecho en los primeros cursos de la carrera de teatro de la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de Tucumán. Fue entonces cuando decidió quedarse en Buenos Aires, pero emprender un rumbo distinto y propio.
Con el mismo entusiasmo con el que partió hace 11 años, Pablo Vera regresó ahora a radicarse en Tucumán, con la valija llena de proyectos, algunos en la continuidad de los que ya comenzó a realizar con Masquerade (una serie de funciones especiales donde se mezcla la lírica, un menú gourmet y una puesta visual muy vistosa, que tendrá un nuevo capítulo este fin de semana en el hotel Tucumán Center) y que continuará con otras apuestas artísticas, con la expectativa del renacimiento del grupo Agarrate Catalina, que marcó una época en 2000.
“Vuelvo con un gran aprendizaje hecho, pero también con ganas de seguir aprendiendo y con ideas concretas”, le dice a LA GACETA, en el inicio de la entrevista.
- Fueron muchos años afuera y pasaron muchas cosas acá. ¿Quiénes creés que te están esperando?
- Mucha gente, como Pablo Parolo, Sebastián Fernández, Alejandro Elías, Martín Nallar, Santiago Benzzo y muchos más. Mi reinserción será inmediata, y ya tengo actividad este mismo fin de semana. Mis años en Buenos Aires son una etapa cumplida, que me permitió desmitificar esa ciudad. Es un lugar donde podés disfrutar del anonimato por su tamaño y por la cantidad de gente que hay, donde hay mucho de todo, pero poco de lo necesario.
- ¿Te costó mucho Buenos Aires en lo afectivo?
- No conseguí vincularme con la gente, hacer amigos. Toda reunión debe organizarse con tiempo, y eso atomiza la necesidad de estar con el otro, la espontaneidad de una juntada. Por otro lado, eso te lleva a aprender a vivir solo y a darte cuenta de sus beneficios, hasta que empezó a dolerme esa soledad. Ya no podía seguir disfrutando del beneplácito de tener un espacio sólo para mí. Pero también maduré en lo personal y en lo profesional y aprendí a audicionar y a hacer cosas que no estaba habituado en canto, actuación y baile. Hoy soy mejor artista
- ¿Cuál fue tu mejor experiencia actoral en tus 23 años de carrera?
- Definitivamente cuando formamos Agarrate Catalina. Nunca me volví a sentir tan acompañado en el escenario por tantos compañeros talentosos. Sólo sentí algo parecido, pero nunca igual, en el elenco de “Boomerang, todo vuelve”, con Dan Breitman, donde desarrollé mucho el canto y el baile.
- ¿Volvés para que vuelva Agarrate Catalina?
- Es mi sueño, y creo que se puede lograr luego de 15 años de ausencia. No será fácil, porque ya no está físicamente Blake Aybar, pero mi idea es que con Andrés D’Andrea, Alejandro Sandoval y Parolo podamos juntarnos a recordar los grandes momentos que vivimos y a homenajearlo como se merece.
- ¿Qué más hay en carpeta?
- Aparte de Masquerade, que ya es una realidad, tengo un proyecto para hacer un programa de televisión con todos los personajes que construí en estos años, en distintos marcos. Sería una suerte de sesiones terapéuticas, con invitados especiales en cada una. Se va a llamar “La criaturas de Paul Vera”.
- ¿Cuál fue la actuación más difícil que encaraste?
- En Helsinki, capital de Finlandia, con una obra en inglés aprendida por fonética. Fue la única vez que sentí pánico, pero se fue al pisar el escenario, que es un espacio mágico en donde puede pasar cualquier cosa.