MONTEVIDEO, Uruguay.- Tabaré Vázquez ayer en las elecciones presidenciales de Uruguay, dando a la izquierda gobernante un tercer período consecutivo para consolidar su fórmula de crecimiento económico con acento social e intentar resolver asignaturas pendientes como la creciente inseguridad.
El recuento oficial mostró en la madrugada de hoy que el candidato oficialista del Frente Amplio ganó cómodamente con un 52,8 % de los votos frente al 40,5 % de su rival conservador, Luis Lacalle Pou, quien admitió temprano su derrota tras conteos privados que dieron ganador a Vázquez.
Respetado por haber logrado impulsar la economía y reducir la pobreza en su primer gobierno (2005-2010), Vázquez asumirá la presidencia de nuevo el 1 de marzo para suceder a su aliado José Mujica, un ex guerrillero de 79 años.
Si bien es más moderado que Mujica, Vázquez es considerado una garantía de continuidad de varias iniciativas aprobadas por el mandatario saliente, a pesar de haberse opuesto en el pasado a leyes como la del aborto y de preocuparse por el impacto en la seguridad de la legalización del cultivo y venta de marihuana.
"Vamos a sacar adelante este país con más libertad, humanidad (...), más justicia social", dijo el oncólogo de 74 años tras proclamarse vencedor. Miles de uruguayos salieron a las calles de Montevideo a festejar con banderas rojas, azules y blancas -los colores del Frente Amplio- la victoria de Vázquez, que fue felicitado por mandatarios de la región como los de Argentina y Venezuela.
"El gobierno de Mujica ratificó lo bueno que había hecho el primer gobierno del Frente", dijo Sandra González, una empleada de 40 años que celebraba el triunfo de Vázquez. "La victoria de hoy respalda todo lo que hizo Mujica y ahora Tabaré tiene que encarar lo que no pudo solucionar Pepe (Mujica), que es educación y seguridad".
Vázquez contará con una mayoría en el Congreso que hará más fácil la aprobación de sus iniciativas, como la de establecer nuevos impuestos a los grandes terratenientes para financiar mejoras en la educación, un reclamo de muchos uruguayos. Y debe hallar una solución para otros temas que le quitan el sueño a sus compatriotas: el deteriorado servicio público de salud y el aumento de la delincuencia en un país que tradicionalmente ha sido seguro.
Además, tiene el reto de mejorar sus vínculos diplomáticos con Argentina, uno de sus principales socios comerciales, desgastados hace años por las diferencias en torno a la instalación de una planta de celulosa sobre un río limítrofe, consignó la agencia Reuters.