Ser freelancer, es decir, un trabajador independiente que trabaja desde lugares alternativos a una oficina, tales como su casa, un bar, o desde diferentes ciudades, trae aparejado no solo una mirada externa que juzga esta forma de trabajar -ya sea en forma positiva o negativa-, plantea Sebastián Siseles, director de Freelancer.com para América Latina y España. También ciertos cuestionamientos internos que, muchas veces, socaban la libertad e independencia del trabajador freelance. Hay muchos mitos y verdades acerca del trabajo freelance, indica Siseles, que expone y argumenta los casos más comunes y reiterados que suelen escucharse en el mercado laboral:
• “El trabajo freelance no es un trabajo de verdad”.
-El trabajo independiente es como cualquier otro. Hay que desmitificar esa creencia de que “no es un trabajo”. Trabajar desde lugares alternativos a una oficina no es algo que desvalorice las tareas, sino que al contrario, es una tendencia que llegó para instalarse y crece a pasos agigantados día a día. Si bien no tiene ese “glamour” que muchas personas valoran de ir a la oficina en una zona determinada, la realidad es que el acceso casi gratuito a herramientas tecnológicas, una búsqueda cada vez mayor del equilibro profesional-personal, hacen del trabajo freelance una opción cada día más atractiva.
•“Los freelancers son los que no pueden encontrar un trabajo”.
-Si bien es cierto que muchos trabajadores “tradicionales” empezaron a trabajar como freelancers por obligación mas que por elección, y más en países que han sufrido crisis económicas y de empleo, no quiere decir que los freelancers sean personas que estén excluidas del mercado, o que una mayoría de ellos sea independiente por obligación. Muchos encuentran que ser freelance les brinda una mayor autonomía; encuentran el equilibro profesional-personal, y hasta terminan creando su propia PyME con el crecimiento de su cartera de clientes y negocios.
• “Ser un freelance te permite trabajar en pijamas todo el día desde tu casa”.
-Para algunos (Siseles aclara que no es su caso) puede ser una opción súper cómoda la de andar todo el día en pijamas por la casa y, por esa razón, muchos crean que esa es la forma de trabajar de un freelancer. Quién piense eso, o quien pretenda ser un freelancer y estar así todo el día, le tengo una mala noticia. No es real. La mayoría de los trabajadores independientes si bien desarrollan sus actividades desde la casa, tienen que salir a reunirse con clientes, asistir semanalmente a eventos de networking, o simplemente ir al bar de la esquina para trabajar desde allí y despejarse un poco. La opción “todo el día de pijamas” no solo no es común, sino que debería ser considerada como muy negativa por cualquier que pretenda utilizarla.
•“Los freelancers ganan (menos/más) que un trabajo tradicional”.
-Este es uno de los grandes mitos existentes y uno de los mayores errores que se realizan al momento de evaluar a un freelancer. Si bien es verdad que un trabajo bajo relación de dependencia trae una cierta estabilidad mensual en cuanto a los ingresos (Siseles aclara que habla de estabilidad y no seguridad, ya que cualquiera puede ser dejado sin su puesto de un día para el otro) la realidad es que, tanto en un empleo tradicional como uno freelance, el nivel de ingresos estará dado por la dedicación, contracción al trabajo, la calidad del trabajo y toda otra serie de factores que van mucho más allá de si una persona está empleada o trabaja en forma independiente. El nivel de ingresos, en definitiva, dependerá del tiempo que se le dedica, el profesionalismo, la búsqueda constante de nuevos clientes y la calidad, entre otras variables.
•“Si sos un freelancer no socializas”.
-Este puede que sea uno de los puntos más controversiales. Es cierto que al trabajar en otros lugares, tiempos y formas que “la mayoría” de las personas trae cierto aislamiento, aunque igual considero, personalmente, que dicho aislamiento puede ser mitigado. Al manejar mis propios tiempos, puede decidir encontrarme en espacios de co-working con grupos de pertenencia que estén en mi misma situación, realizar actividades físicas en horarios más tranquilos y relacionarme con las personas que concurren también en esos horarios. En definitiva, el ser humano va buscando y asociando con otras personas o grupos afines a sus formas, modos e intereses.
En algunos casos, hay quienes se preguntan por el aislamiento. “Cuando me formulan esa pregunta. suelo pedir a quien la hace que imagine un mundo sin oficinas, dónde te podes juntar con tus amigos o amigas a las 15 a tomar algo y luego seguir trabajando; o despertarte, contestar correos electrónicos, y luego salir a desayunar a un bar y leer el diario (recordemos las horas que ganamos al no tener que ir hasta la oficina) para luego regresar a trabajar o hacerlo desde el mismo bar”, indica. Y completa: “imaginemos, nuevamente, un mundo donde cada uno decide, en forma personal y responsable, cuándo, cómo y desde dónde trabajamos. ¿No sería eso una mejor vida?”