Es caer en un “lugar común”, pero no hay una definición más exacta: el Dakar es la carrera más dura del planeta. Surgida de una situación desmoralizante vivida por su creador, el rally, paradójicamente, alcanzó niveles de popularidad únicos. A tal punto que la carrera demanda 12 meses de preparación, es decir, de edición a edición.
El francés Thierry Sabine fue quien se perdió cuando disputaba un rally que unía Costa de Marfil con la Costa Azul francesa. Él era un experimentado piloto de motos, pero ni el más avezado puede con los cambios fisionómicos del desierto.
El viento cambia todo, la lluvia funciona como un borrador natural; factores climáticos que pueden volver inservible el roadbook de competencia. Sabine, creador del Dakar, tras el episodio vivido, lejos de generarle aversión, le causó reflexión. Para el francés, todo ser humano debería enfrentarse voluntariamente a una situación en la que aparecen los peores temores.
Cierto es que sobre gustos no hay nada escrito, pero miles de personas, a lo largo de 33 ediciones, aceptaron el durísimo desafío propuesto por Sabine. En 1977, en plena competencia, el francés se perdió y estuvo dos noches en medio del desierto antes de ser encontrado por los organizadores de la prueba.
Según lo que contó después en su libro “París-Argel-Dakar”, Sabine empleó algunas técnicas de supervivencia que lo mantuvieron vivo hasta ser encontrado. En la actualidad, esas técnicas también empleadas en catástrofes naturales y en situaciones de emergencia, pueden ser adquiridas.
En Tucumán funciona la única escuela de supervivencia del NOA, I.A.S (Improvise, Adapte, Supere), dirigida por Alberto Danielsen. “La palabra supervivencia nos lleva a situarnos, por ejemplo, en una isla o zona apartada de la civilización”, explica el experto. Sin embargo, para Danielsen tanto un competidor dakariano, como un civil común, pueden vivir situaciones en las que las técnicas de supervivencia resolverán problemas. “Encontrarse en una situación como la planteada es remota, pero es útil prepararnos para ellas. La verdadera utilidad del conocimiento de las técnicas de supervivencia se refleja diariamente en situaciones propias de la vida hogareña, laboral o deportiva”, apunta Danielsen.
Con estos parámetros, al convertirse en competidores dakarianos, los corredores del rally que se correrá del 3 al 17 de enero, deben poseer conocimientos de supervivencia en caso de extraviarse. Puede ser la diferencia entre la vida o la muerte, pese a que hay todo un despliegue organizativo que incluye una tecnología de logística muy avanzada para que la ubicación del competidor sea rápidamente precisada. Basta con remitirse a un extracto del libro de Sabine para estar prevenido en los caminos del Dakar que cada vez está más cerca.
“Me doy cuenta de que mi situación es incómoda, difícil. Dos días después no tengo ni brújula, ni reloj. Que se estropearon en una caída mientras trataba de hallar la ruta perdida”
El francés había salido a la competencia con las lógicas prevenciones que demandaba la prueba. Pero los imprevistos surgieron y los elementos de orientación fueron afectados. Como principal punto para tener orientación en la inmensidad del desierto puede tomarse el sol sabiendo que sale por el este y se pone por el oeste.
“Son ya dos días y dos noches perdido en el desierto, bajo un sol que comienza a hacerme perder la razón. La total ausencia de sombra es una sensación opresora, que engendra un sentimiento parecido al de la claustrofobia”
“El primer factor de muerte en situaciones de supervivencia es la deshidratación”, advierte Danielsen sobre un axioma bien conocido. Así que obtener agua es primordial, pero en el desierto, quizás más importante aun, es resguardarse del sol que, consecuentemente, hará subir la temperatura corporal.
“Entonces decido alejarme de mi moto”
Por lo general, se concibe que el más apto para sobrevivir en una situación de emergencia es quien posea un buen estado físico. Si bien mejora las perspectivas de supervivencia, no es lo fundamental. “El superviviente es la persona que tiene la decisión y la convicción de sobrevivir”, define Danielsen. “Hay un perfil y un orden de importancia de las condiciones humanas que favorecen la supervivencia. Las defino como las tres ´C´: confianza en sí mismo y fortaleza psíquica, condición de salud y física aceptables y conocimiento y dominio de técnicas de supervivencia”, enumera el experto. Sabine, al alejarse de su vehículo que mínimamente lo hacía más visible desde el aire, tomó un riesgo, pero movilizado por la decisión de vivir.
“En calcetines y succionando las piedras para provocarme saliva, comprendo que mi vida vale cada vez menos”
Si bien la recomendación es que hay que evitar el calor, que Sabine haya suprimido el uso del calzado, pero conservado sus medias en los pies, obedece a evitar daños en la piel por el calor de la arena ardiente. Al mismo tiempo, el francés adoptó un viejo truco indio que estimula la producción de saliva (según un estudio de 2008 mantiene en equilibrio la microbiología de la boca y tiene una función de control) y reduce la sensación de sed.
“Y es entonces cuando prometo que si salgo con vida de esta experiencia barreré cuanto de superficial contenga mi existencia”
Aunque desmoralizado por su estado, Sabine tenía la claridad de pensamiento para proyectar. Ese tipo de actitudes, insiste Danielsen, son las de un superviviente. “En situaciones extremas tiene especial importancia la actitud, es decir, poseer el estado de ánimo con el que se toma determinado acontecimiento para después poder actuar”, explicó. El francés creó dos años después el rally más duro del planeta, su modo de barrer lo superficial de su existencia e incidir en otras miles.