Susana Giménez le ha servido como modelo e inspiración, y él volcó todos sus esfuerzos para traer a Tucumán el estilo de la ídola. Cinco meses después, Diego D’Or califica a su gestión como un “éxito rotundo”: el joven, de 21 años, conduce por Canal 7 (señal de aire, de la empresa NorteTV; www.ntvcanal7.com.ar) un programa de entretenimientos y espectáculos que respeta los mismos formato y escenografía que el de Susana, con idéntico living (ha pagado una licencia para usarlo) y concursos en los que también sortea dinero en efectivo, viajes y electrodomésticos. La iniciativa le ha demandado no poco dinero y trámites, reconoce el conductor, que se conforta con las buenas críticas que dice haber recibido hasta ahora por parte del público.
Como en el caso de la diva, el programa lleva el mismo nombre que su presentador. “D’Or no es mi verdadero apellido, sino Córdoba. Pero mientras hacíamos los trámites en Buenos Aires para comprar el formato -gestión en la que invirtió unos U$S 3.000, detalla-, me sugirieron que adoptara un nombre artístico. En ese momento estaba comiendo un chocolate de la marca Águila D’Or, entonces lo elegí como apellido”, relata Diego, que admite que hasta hace muy poco no imaginaba una carrera en televisión. “Había hecho un casting de voz cuando salí del secundario y me eligieron, pero no sé en qué programa salió y no tuve mayor contacto con los productores. En un casting posterior me dijeron que tenía cualidades para estar en TV y ahí comencé a pensarlo seriamente”.
D’Or soñó y construyó en grande: el primer paso fue pensar cuál era su conductora favorita, de modo de recrear sus formas y estilo. “Admiro a Susana, me gusta mucho su carisma. Es la mejor diva y, además, un ser espiritual único. Ella sabe que instauré en Tucumán el formato de su programa y le gusta que esté hecho con tanto respeto”.
Magia en la calle
El ciclo arrancó en julio y se emite en vivo todos los viernes, de 21 a 22.30. Hasta ahora se han sentado en el living de D’Or figuras locales y nacionales, y hasta una internacional -el líder espiritual venezolano Rubén Cedeño-, que constituye el orgullo del presentador.
“La experiencia del vivo es increíble. En el piso uno sólo ve el lente de la cámara, pero la magia se produce cuando salís a la calle y la gente te comenta cosas que vio y le gustaron. También me gusta ocupar el mismo lugar que Susana, tener su escritorio, llamar por teléfono a los espectadores que concursan vía SMS. Y con ellos ocurre lo mismo que con los participantes de Susana: a algunos pareciera que les da lo mismo, otros se largan a llorar”, cuenta el conductor, que se entusiasma al agregar que es tan positiva la repercusión de su ciclo que el canal ha organizado el concurso “Compartí una tarde con Diego”. “Mucha gente se había comunicado para decir que quería conocerme, así que la idea es merendar con los televidentes en un hotel cinco estrellas”.
D’Or sigue pensando con ambición: adelanta que el próximo paso en su carrera es mudar el programa a un canal de aire más grande, que esté en la grilla de los servicios de cable locales. Además, pretende que el proyecto comience a sustentarse por sí mismo, porque hasta ahora la mayoría de los costos de producción han salido de su bolsillo. Un esfuerzo que no lamenta: “quiero seguir dándoles a los tucumanos la alegría de tener un show de estas características propio. Que prendan el televisor y vean algo de la misma dimensión de lo que hay en Buenos Aires, pero sabiendo que es local”.