No es una casualidad que San Martín se haya quedado con las manos vacías en una temporada para el olvido. Aunque las matemáticas le daban posibilidades ciertas de llegar al Repechaje, futbolísticamente hablando, hacía varias fechas que de a poco fue despidiéndose de esa chance.
La derrota que ayer sufrió frente a Central Córdoba por 2 a 1 fue la gota que rebasó el vaso de 77 días que los simpatizantes “santos” querrán olvidar lo antes posible. Las caras de resignación del hincha cuando se retiraba del estadio de La Ciudadela marcó el grado de desencanto que evidenciaba ante esta nueva frustración que se vino incubando desde mucho antes que este traspié.
Como las circunstancias lo ameritaban, San Martín desde el minuto uno trató de salir a quemar las naves ante un adversario que buscó siempre agruparse de tres cuartos de cancha hacia atrás y después buscar a Pablo Bastianini, para que hiciera valer su capacidad física ante los centrales.
Cuando la pelota era propiedad exclusiva del local, llegó el tanto visitante. A los 20’, Pablo Motta envió un córner desde la derecha que, luego de un rebote, fue recepcionado por César Albornoz Voss quien con un derechazo batió a Diego Pave. Sin muchas ideas, pero con mucho amor propio, San Martín fue en busca de la igualdad, que llegó a los 31’ cuando Becica envió un centro que Pablo de Muner desvió al gol, de cabeza.
A medida que pasaron los minutos, el partido se fue desdibujando. Los protagonistas se dedicaron a luchar más que a jugar. Eso benefició a la visita, que sacó a relucir la experiencia de algunos de sus hombres para sacar provecho de lo desordenado que se había convertido el juego de los “santos”. Como fue una constante en el torneo, a poco del final, la zaga local se descuidó en el momento menos preciso. Carlos Herrera se encargó de sentenciar un partido que significó la despedida de San Martín de la competencia. Se viene un largo receso. Sólo la Copa Argentina aliviará la espera.