Hace meses que en la City bancaria no se habla de otra cosa que del tendal de perjudicados que habría dejado la sociedad Cofin SA, comandada por el empresario Jorge Rigourd (foto). Los primeros en sentir el frío en su espalda ante la posibilidad de no recuperar su dinero fueron pequeños ahorristas. Los ejemplos y los relatos de damnificados se cuentan por decenas: están los que “perdieron” unos $ 30.000 hasta los que aún no logran recuperar $ 1 millón, $ 2 millones o varios millones más.
¿Por qué no estalló antes el escándalo? Porque, como bien lo señaló el fiscal Guillermo Herrera, Rigourd es un hombre conocido en Tucumán. Muchos ahorristas confían en que las palabras que les dijeron hace seis meses atrás -o más- se cumplirán: “firmá que aceptás la renovación del plazo fijo. No tengo la plata ahora, pero solucionamos lo de algunas inversiones y te reintegro el capital y los intereses”. Más o menos ese fue el argumento que habría utilizado Rigourd con muchos de sus clientes. Inclusive hace tres días un colaborador cercano al financista logró renovar varios acuerdos, pese a que era harto conocido que los problemas de Rigourd iban en aumento.
Según ahorristas de mayor envergadura, el dueño de Cofin SA intentó arreglar la deuda con esos “peces gordos”. ¿De qué manera? A aquellos que tenían de $ 500.000 para arriba les habría ofrecido departamentos o terrenos en countries en construcción. Pocos aceptaron la oferta, afirman sus colegas de la City. Son los mismos que afirman que los problemas de Rigourd son enormes desde el punto de vista financiero y hablan de que debería unos $ 250 millones a sus clientes, entre capital e intereses.