En su antebrazo derecho, Jonathan Gómez lleva pintado en su piel un árbol genealógico. Cuenta que se trata un retrato con sentido familiar, y que si todo sale bien, pronto, a ese árbol lo iluminará la estrella del ascenso de Atlético. “Ojalá, olvidate que me la hago, ja”, se ríe el volante creativo, dueño del carril izquierdo de este “decano” que el sábado pisará la casa de Temperley con la misión de confirmar que es un equipo de Primera. “Es un partido clave, bisagra como también lo será el de Huracán. Si nos va bien allá y después acá (el próximo miércoles), esas victorias nos marcarían”. “Goma” habla del fuego sagrado que significaría sumar seis puntos seguidos. Con 28 en la alforja, hacer el check in en la puerta A para subir a Primera caería de maduro.
Y así como el enganche infla el pecho hoy, no se olvida cuánto le costó volver a ganarse un lugar. Es más, asume haber estado con la moral por el piso, algo que no muchos futbolistas se animan a confesar en plena competencia. “Agarré un poquito de confianza y estoy contento por eso”, dice analizando sus últimas dos presentaciones, contra All Boys e Independiente Rivadavia. Sus compañeros le tendieron una mano. “El grupo me habló, me dijo que yo era importante. Eso me ayudó muchísimo. Por ahí uno se cae cuando no le toca estar. Es normal, les pasa a todos, y yo me había caído un poco porque no venía concentrando. Después, ‘Chulo’ (Rivoira) me volvió a dar la oportunidad y no quiero desaprovecharla”, agradece Gómez, el mismo que cuando llegó a Tucumán estuvo envuelto en rumores con tintes fiesteros.
“Hasta lo hablé con ustedes al tema (LG Deportiva). Decían que andaba en los boliches... Que muestren una foto o algo que lo compruebe. Es fácil hablar por hablar, así que no le di importancia al asunto en su momento”, explica aunque le duele haber sido salpicado por esas versiones que afectan ante la mirada del hincha. “Ya está, por eso hay que seguir y no rendirse nunca”, confirma este Gómez con otra mirada. Con la de un “decano” que hoy volvió a sentirse importante, que entiende que sus compañeros lo necesitan y que el simpatizante “también”.
El éxito está en el conjunto, en tirar de la soga todos para un mismo lado.