El juego de comparar al Atlético que supo ser líder y feliz con el Atlético cuarto y preocupado puede ser molesto. Las virtudes que lo llevaron a esa posición se desgastaron como sucede con el brillo en algunas joyas. En su momento, le valieron triunfos importantes pero ahora necesitan de una limpieza para que vuelvan a encandilar.
Una de las piezas valiosas del equipo de Héctor Rivoira era el mediocampo. El incansable Pablo Garnier pasó de estar bien rodeado a tener que lidiar sólo con varios de los problemas que le surgían a Atlético en los últimos partidos.
Y así como Cristian Menéndez necesitó ayuda arriba, a Garnier le llegó compañía: Augusto Max, que ingresó por Gastón Giménez.
El volante que llegó al club desde San Martín, luego de una extensa novela, jugó de titular en la práctica de ayer que “Chulo” dispuso en el estadio, formando un doble cinco con el jujeño.
“Mirá, todavía no es seguro. Al equipo lo dan mañana (por hoy)”, fueron las primeras palabras que le dijo Max a LG Deportiva. Igual, el sólo hecho de estar en un equipo titular durante un entrenamiento, ya es todo un logro para el jugador.
El de Max no fue el único cambio si tomamos como referencia el partido con All Boys: Eduardo Casáis y Juan Imbert ingresaron por Nicolás Romat y Diego García, respectivamente, pero luego de finalizar el test ante los suplentes, no había persona más feliz que él.
“Apenas llegué al vestuario les mandé mensajes a mi familia y a mi novia que me acompañan en el dolor que significa no jugar. Quería compartir mi felicidad, aunque después no juegue”, contó Max.
La sorpresa fue porque no había integrado el banco de suplentes en ninguno de los 13 partidos que disputó Atlético hasta aquí.
“Cuando dijeron mi nombre fue algo inexplicable... Los que van a las prácticas ven cuando me quedo afuera o tengo que trotar a la vuelta de la cancha. Es muy duro, una frustración grande y de repente encontrarme en este lugar después de tanto tiempo y sentirte parte del equipo es una alegría inmensa”, confesó Max. “Más allá de que sea sólo una práctica”, repitió como para no dar por sentado nada aún.
“Sé que los últimos partidos fueron difíciles y eso me abrió posibilidades pero yo quiero que a Atlético le vaya bien y que mi oportunidad sea por mi sacrificio”, explicó.
En agosto, Max recibió una oferta de Mitre de Santiago pero decidió “quedarse a pelear”, sabiendo que allí hubiese tenido titularidad asegurada. Ayer, esa pelea tuvo su recompensa para Max. Aunque sea “solo una práctica”, como dijo él.