La operación era urgente. Marcelo Cabrera tenía hundida la parte posterior del cráneo. Y la cirugía era única opción que tenían los médicos para detener el sangrado que le provocaron los culatazos que le dio un arrebatador para quitarle su mochila ayer, alrededor de las 9, en avenida Colón al 1.100.
Su vida no corría riesgo, pero la intervención era delicada. Por eso, los médicos esperaron la autorización de los padres de Cabrera para proceder con la cirugía. Pasadas las 15 el joven de 26 años ingresó al quirófano y recién cuatro horas después sus familiares pudieron volver a respirar sin angustia. “Por suerte todo salió bien. Ya salió del quirófano y ahora hay que esperar. Los médicos nos dijeron que todo salió dentro de lo previsto. Va a quedar internado pero la incógnita y el temor de esta situación (por la operación) ya pasó”, explicaba, a las 19.30, Carlos Pérez, uno de los tíos de la víctima.
Durante la siesta, Florencia Suárez, novia de Cabrera, había explicado cómo había sucedido el violento asalto en el que un ladrón armado -de acuerdo con la versión de los testigos- con una pistola 9 mm se apoderó de los $ 25.000 que el comerciante tenía en su mochila.
Marcelo Cabrera es el menor de cuatro hermanos que se dedican al comercio y, hasta ayer, era el único de ellos que no había sido asaltado. Junto con su novia, el muchacho había abierto, hace poco más de dos años, un local de venta de golosinas al por mayor en la esquina de avenida Colón y pasaje Morente.
Inquietud
“Llegamos en la camioneta alrededor de las 9. Bajé para ayudarlo a estacionar porque atrás había un auto estacionado que estaba muy cerca. Siempre me quedo yo en la camioneta hasta que él abre. Pero esta vez bajamos los dos. Ahí él me dijo: ’fijate que ese que está en la moto tiene una pinta...’”, explicó Florencia.
El sospechoso al que se refería Cabrera es un sujeto que circulaba en una moto Honda Twister blanca que, según fuentes oficiales, sería un hombre de entre 20 y 30 años, robusto y de baja estatura. “No recuerdo bien si estaba en una Twister blanca o roja. Pero cuando lo miré el tipo comenzó a hacer señas hacia al Rapipago que está enfrente (que funciona en una farmacia) como si fuera que estaba esperando a alguien”, agregó la joven.
Después de abrir la puerta del local, Florencia entró al negocio y Cabrera volvió a la camioneta para retirar la mochila en la que tenía el dinero. Y, en ese momento, fue atacado por el sospechoso.
Le dispararon a matar
De acuerdo con la versión de la víctima (que se la contó a su novia antes de ser trasladado al Padilla) el asaltante se le abalanzó apuntándole con la pistola cuando él abrió la puerta de la camioneta y sacó la mochila. Sin mediar palabras el ladrón comenzó a golpearlo en la cabeza con la culata de la pistola mientras intentaba quitarle la mochila. Pero Cabrera resistió el ataque y forcejeó con el asaltante. Luego de recibir reiterados golpes, Marcelo cayó al suelo y recién ahí el ladrón logró apoderarse de la mochila.
El asaltante intentó salir corriendo pero, en un último intento por frustrar el robo, el joven le agarró las piernas al delincuente y lo hizo caer y en ese momento del agresor le disparó a Cabrera, que recibió un balazo en la espalda. Al incorporarse, el ladrón amedrentó con su pistola a uno de los vecinos que intentó ayudar al comerciante y huyó en la moto que había dejado estacionada a unos cuatro metros de la esquina.
Los familiares de la víctima explicaron después que, casi milagrosamente, la bala que ingresó en su espalda pegó en una costilla y salió del cuerpo sin lastimarle ningún órgano.
Cabrera nunca perdió el conocimiento y uno de los vecinos que lo auxiliaron le advirtió que tenía un agujero en la espalda y que estaba sangrando. Después de eso fue trasladado al hospital.
Cuando el asaltante huyó, según coincidieron Florencia Suárez y algunos de los vecinos, un policía pasó por el lugar pero no intervino para detener al fugitivo.
Temor vecinal
En este contexto, Gabriela Herrera, que tiene un local de venta de comidas ubicado enfrente al negocio en el que ocurrió el robo, advirtió que en esa zona de la ciudad los robos son frecuentes. “La única manera en la que puedo trabajar tranquila es estando encerrada dentro del local”, aseveró.
En este sentido, las empleadas de una estación de servicio ubicada en la esquina de avenida Colón y Florida también dijeron que varias veces fueron asaltadas. No obstante, el vecino Pablo Carbonel dijo que estar sorprendido porque para él la zona no es insegura, aunque reconoció que hace sólo tres meses trabaja en el lugar. La investigación quedó a cargo de del fiscal IV, Diego López Ávila. hasta anoche no había pistas del violento motoarrebatador.