El violento choque se produjo el sábado al mediodía, cuando el flujo de vehículos no era ni la cuarta parte del que se registra durante los días de semana. A nadie le sorprendió: ni a los vecinos de la zona ni a los comerciantes que tuvieron que dejar los mostradores para salir corriendo a socorrer a las víctimas. Una vez más, la esquina de Marco Avellaneda y San Juan fue el escenario de un encontronazo que, milagrosamente, no se cobró ninguna vida.
“En esa esquina hicieron de todo: pusieron varitas, sacaron varitas. Pusieron un puesto de control, después lo retiraron. Pusieron lomos de burro y los reemplazaron por reductores de velocidad. Ahora no hay nada, y los accidentes son todos los días. Además a nosotros, a los viejos, se nos hace imposible cruzar porque nadie baja la marcha”, se queja León Monetti, un vecino de 76 años que vive hace 54 en Marco Avellaneda al 400.
Varios factores se entrecruzan en esa esquina, y dan como resultado una preocupante cantidad de accidentes. O al menos grandes sustos. Por un lado, los conductores que viajan por Marco Avellaneda de sur a norte tienen 400 metros libres para tomar carrera -no hay cruces laterales entre 24 de Septiembre y San Juan- y, cuando llegan a esa intersección, hacen valer la prioridad del que transita por la derecha (artículo 41 de la Ley Nacional de Tránsito, N° 24.449). Los que circulan por la San Juan, en tanto, no quieren perder el impulso para superar la pequeña subida que aparece luego del paso a nivel y entonces se producen los impactos.
Esperando el semáforo
“Se produce una contradicción, porque los que van por la San Juan aceleran para subir, pero hay que darles paso a los que vienen por la derecha, por Marco Avellaneda. Habría que hacer algo; poner un semáforo supongo que sería una solución. Lo cierto es que todos los días están a punto de chocar y, por semana, hay al menos tres accidentes”, calculó Francisco Mejías, quien trabaja en el estacionamiento que funciona en el predio ferroviario de Marco Avellaneda.
El semáforo es uno de los grandes anhelos de la gente de la zona. “Los viernes, cuando la gente ya anda acelerada, es peor. Se producen choques y es imposible cruzar la calle para los peatones. No entiendo por qué sacaron los reductores. Además, según se dice, no se pueden poner semáforos porque están las vías”, dijo Cinthia Soria, propietaria de la ferretería ubicada en la fatídica esquina. Además de las frenadas, Cinthia esta acostumbrada a escuchar los más agresivos insultos cuando dos vehículos se encuentran o se tocan en el cruce.
Según Monetti, que además de vecino de la zona es ferroviario de toda la vida (hace ocho años se jubiló como responsable del NOA de Belgrano Cargas), para colocar semáforos en pasos a nivel se necesita además instalar una barrera automática. “Es un sistema que, cuando viene el tren, suena la sirena, el semáforo -en este caso de la San Juan- se pone en rojo y se baja la barrera. Es un sistema muy costoso, que se utiliza cuando pasan trenes todos los días y con mucha frecuencia para justificar la inversión. Acá hay muy pocos trenes, se podría instalar un semáforo común y que los mismos empleados de la empresa corten el tránsito cuando venga un convoy. Pero falta una decisión política”, reclamó el ex ferroviario.
Controles y promesas
En 2005, la Municipalidad construyó lomos de burro sobre Marco Avellaneda, antes de San Juan, para intentar disminuir los accidentes. A los pocos meses fueron reemplazados por retardadores de velocidad y en 2011 colocaron nuevos reductores de velocidad, un poco más pronunciados que los anteriores. Pero ahora, desde que los adoquines de esa calle fueron reemplazados por asfalto, los reductores no volvieron a instalarse.
“Con los reductores mermaron un poco los accidentes. De todos modos, lo que mejor ordena el tránsito son los agentes municipales que eventualmente se paran en esa esquina; claro que a veces, más que prevenir accidentes, están más concentrados en recaudar para el asado del domingo...” deslizó Ismael Carrión, empleado de una gomería en calle San Juan. El joven de 18 años, que se está preparando para ser bombero voluntario en el cuartel de esta capital, recuerda varios accidentes en esa esquina. Incluso algunos protagonizados por vehículos de la Policía, taxis y hasta ambulancias. “El que más me impresionó fue un choque entre un taxi y un Honda Civic. Ninguno de los dos frenó, chocaron así como venían, y fue muy fuerte. Se salvaron de milagro”, relató.
Desde la Municipalidad no brindan una respuesta clara respecto de por qué se quitaron los reductores de velocidad. A través de un comunicado, la Subsecretaría de Tránsito y Transporte informó que está previsto instalar un complejo semaforizado en la esquina de San Juan y Marco Avellaneda, como parte del paquete de mejoras que realizará el municipio en el marco de la construcción de los túneles vehiculares. Sin embargo, nadie puede especificar cuándo se llevará a cabo esa obra. “Los reductores estaban deteriorados y, como se planea poner semáforos, no se los volvió a colocar”, se limitó a explicar un vocero.
Gran susto
Uno de los autos casi se incrusta en un local de cubiertas
El local ubicado en la esquina de Marco Avellaneda y San Juan ya tiene experiencia en choques. Por eso, colocaron una barrera protectora, para evitar que otro auto se incruste en el edificio. El sábado faltó poco para que eso ocurriera. Una mujer resultó herida cuando un Chevrolet Onix y un Honda Fit chocaron a gran velocidad en esa intersección (foto). La víctima fue socorrida por Manuel Ortiz, propietario de la ferretería de la otra esquina.
Un vuelco, hace un mes
En septiembre de este año, una camioneta Ford F-100 que circulaba por San Juan chocó con una Renault Kangoo que lo hacía por Marco Avellaneda. Esta última recibió un fortísimo impacto que lo hizo volcar; viajaban en él tres senegaleses, uno de los cuales sufrió graves heridas.