BUENOS AIRES.- El equipo económico que encabezaba Roberto Lavagna tenía en claro que el entramado jurídico que diseñó para el canje de deuda de 2005, corría riesgos de embargos de “fondos buitre” y, por eso, trató de armar un “sistema inviolable” con el Bank of New York Mellon (BONY), reveló el entonces secretario de Finanzas, Guillermo Nielsen. El sistema consistió en depositarle al BONY los pagos de la deuda en una cuenta abierta especialmente en el Banco Central argentino (BCRA).
“Cuando diseñamos el canje 2005, lo que queríamos -y fue retomado por el canje 2010- es que cuando la plata viajase ya no fuera propiedad de la Tesorería argentina. Era la única manera que no fuera embargable”, explicó. Nielsen detalló que “se hizo una subsidiaria del Bank of New York en una escribanía y se abrió la cuenta”. “Lo importante era girar de la Tesorería a la cuenta del BONY, en el BCRA, los fondos para pagar, de manera tal que el sistema fuera inviolable, inembargable”, señaló.
Pero el ex funcionario reconoció que el gobierno argentino no previó que el juez, Thomas Griesa, iba a tomar una medida que, si bien no es un embargo, a la larga tuvo el mismo efecto.
“Esto lleva a una situación peculiar, ya que Griesa no puede embargar porque no son fondos de la Tesorería; pero la innovación es que le dio una orden al banco: no pagar, hasta que Argentina les pague a los que ganaron el juicio”, señaló Nielsen.
Cláusulas nuevas
El equipo que armó el canje de deuda evaluó otro mecanismo para evitar probables embargos de fondos buitre, que podría haber consistido en incorporar “Cláusulas de Salida Consentida”. Estas operan del siguiente modo: se le concede al emisor de los bonos que se van a entregar en canje, la posibilidad de reclamar ante la Justicia de Nueva York el cambio de cláusulas de los títulos viejos en default, cuando éste logre 51% de adhesión. Al tratarse de un emisor soberano, lo que se solicita es recuperar la inmunidad soberana a la que el país renuncia cuando emite sobre Nueva York.
El abogado Eugenio Bruno recordó que cuando negociaba “en representación de tenedores que entraron al canje, se planteó su uso en los documentos iniciales y hubo objeciones judiciales contra ello por los fondos litigantes, lo que amenazaba no poder lanzar y cerrar la operación”.
En la Argentina existió un antecedente positivo (2004), con el Bono Aconcagua de Mendoza, que en un primer lanzamiento logró 64%, y que luego de aplicar la cláusula de “salida consentida”, logró 99% y la cancelación de un juicio de un fondo buitre. (DyN)