Para hacer predicciones se necesitan algunas certezas. Y el rumbo de la economía nacional no ofrece un panorama claro, que permita anticiparse con cierta precisión a los acontecimientos para tomar mejores decisiones. Está perspectiva fue la que manifestaron empresarios de diversos sectores de la economía provincial, consultados por DINERO. En un escenario con elevada inflación, que obliga a redeterminar los costos productivos; con un tipo de cambio retrasado para los sectores exportadores; con restricciones a las importaciones, y con créditos caros, nadie se atreve a vaticinar qué podría pasar con la economía en los dos meses y medio que restan para el final del año.

El titular de la Federación Económica de Tucumán (FET), Pedro Omodeo, consideró que el ciclo recesivo que atraviesa la economía nacional llevará a que, hacia el final del año, el Producto Bruto Interno (PBI) registre una caída de entre el 3,5% y 4%. “Esta tendencia se acentúa por la elevada inflación y por las dificultades de las empresas para acceder al crédito de capital de trabajo, debido a las altas tasas de interés”, remarcó.

“La inflación generó una distorsión de los precios relativos de la economía. Por lo tanto, al no haber reglas claras, se dificulta la posibilidad de hacer proyecciones y de tomar decisiones de negocios”, agregó Omodeo.

El titular de la FET afirmó que “lo más preocupante no es la recesión, sino la falta de previsión respecto de las expectativas económicas para el resto del año y para 2015”. “La proximidad de las elecciones nacionales, potencia las expectativas negativas. El empresariado requiere que los partidos políticos, que participarán del proceso eleccionario, establezcan condiciones económicas que generen confianza”, insistió el directivo.

Según Omodeo, para bajar la inflación, y para reactivar la economía, es necesario que el nuevo gobierno que asume en 2015 tome medidas que permitan proyectar negocios en el corto y en el mediano plazo. “Los precios de los bienes de la economía se componen del costo productivo y de las expectativas. Al no haber confianza, se genera esta distorsión de los precios relativos”, analizó el empresario.

Por último, Omodeo señaló que a estas dificultades se suman los problemas cambiarios -con una brecha amplia entre el dólar oficial y el paralelo- y el déficit fiscal. “Este punto preocupa a los empresarios, ya que el temor es que se sustituya con mayores impuestos. El sector privado pide que el futuro gobierno aplique incentivos correctos, que generen expectativas de crecimiento”, concluyó.