Al analizar los resultados productivos de la zafra 2014 de la zona cañera de Tucumán, se tienen que marcar dos etapas bien diferenciadas. La primera de ellas, que abarca mayo-junio-julio, con problemas serios de calidad de materia prima por un lado, y por otro, con “dificultades de piso” para que operen los equipos pesados que se usan actualmente para la cosecha y transporte de la caña de azúcar, dijo Jorge Scandaliaris, coordinador del Programa Caña de Azúcar de la Eeaoc. La calidad de la caña que fue muy pobre en el inicio de la zafra en mayo, producto de que “las condiciones ambientales de marzo, abril y mayo se caracterizaron por una alta cantidad de días nublados, con niveles de radiación solar significativamente inferiores a los valores normales”. Por otro lado, “los días nublados generaron una escasa amplitud térmica, con valores de temperatura máximos y mínimos muy cercanos entre sí”. Esta condición descripta es desfavorable para el desenvolvimiento del proceso de maduración y, en consecuencia, la calidad de la materia prima fue la más baja de la última década para ese momento. El rendimiento fabril estimado para mayo cerró a 6,29%, lo que da una idea de la baja concentración de azúcar que tenían los tallos de caña.
Lluvias en el otoño
Por otra parte, las lluvias que fueron escasas en los meses de la primavera 2013, y comienzos del verano, y que limitaron en forma significativa el crecimiento de la caña de azúcar, fueron frecuentes para fines del otoño, con valores de precipitación por encima de los normales para la época. A consecuencia de ello, “muchos lotes no contaron con el piso adecuado para el tránsito de la maquinaria y los camiones, lo que puso en dificultades y generó mayores costos en la operación de los frentes de cosecha”. Por otro lado, las lluvias y lloviznas asociadas al crecimiento bajo e irregular de los lotes más afectados por la sequía primaveral, hicieron que los niveles de trash fueran elevados, afectando la calidad de la materia prima.
A causa del retraso madurativo, la imposibilidad de seguir un programa de cosecha priorizando los lotes madurados y que contaban con mejor calidad, como así también por el elevado contenido de impurezas que acompañaba a la caña por la altura irregular de los tallos, el rendimiento fabril estimado para mayo, para los ingenios que estaban con molienda, cerró a 6,29%, lo que da una idea de la “baja calidad de azúcar promedio que se obtuvo de los cañaverales”.
Como consecuencia de las dificultades señaladas, pero especialmente por el exceso de humedad en los suelos, los meses de mayo y junio significaron avances muy reducidos en la cosecha, por lo que “se aprovechó solo parcialmente la capacidad de molienda instalada que tiene Tucumán”.
“Todo lo negativo señalado para la primera etapa, comenzó a revertirse a partir de agosto”. Para ese entonces, los rendimientos de la provincia superaban el 10%, a consecuencia del progresivo crecimiento de la concentración de los azúcares en los tallos. La ausencia de heladas que pudieran perjudicar a la caña de azúcar, fue el factor determinante para que los tallos siguieran acumulando azúcar.
En realidad, este proceso de mejora de la calidad nunca paró durante la zafra, y hoy en día hay ingenios que promedian entre el 11% y el 12% de rendimiento. El tiempo seco de finales del invierno y la primavera, producto de la escasez generalizada de lluvias importantes en la mayor parte del área cañera, han posibilitado una “cosecha eficiente y buenos niveles de calidad de la materia prima”.
Balance
Como conclusión de la presente zafra 2014, se podría decir que coexistieron dos etapas diferenciadas en lo productivo. La primera, con dificultades importantes para la cosecha, asociadas a bajos valores de calidad, y, la segunda, contrastante en cuanto a facilidad para realizar la cosecha y el registro de buenos rendimientos fabriles hasta la primera quincena de octubre.