MADRID.- El Gobierno madrileño ordenó de que se sacrifique a Excalibur, el perro de la enfermera contagiada de ébola en Madrid, según informó la Consejería de Sanidad en un comunicado, que difundió Elmundo.es.
Javier L.R., el marido de la enfermera contagiada de ébola, grabó un video desde la zona de aislamiento del Hospital Carlos III, donde la mujer está en observación, para pedir que el perro sea sometido a pruebas médicas antes de ser sacrificado. El hombre solicitó ayuda al Partido Animalista Pacma, que recuerda que "no existe ningún caso diagnosticado en el mundo de transmisión del virus de animales a humanos, ni tampoco ningún cánido diagnosticado por ébola".
"La existencia de este perro mascota que estuve en la vivienda en contacto con la paciente afectada por el virus del Ébola, de acuerdo con los hallazgos científicos disponibles, supone un posible riesgo de transmisión de la enfermedad al hombre", explica el departamento de Sanidad.
Asegura que según la información científica de que dispone, "existen datos que confirman el hallazgo de perros con anticuerpos positivos del virus del ébola, lo que indica que los perros pueden sufrir un proceso de viremia aunque se muestren asintomáticos".
"En consecuencia -añade-, no existe garantía de que los animales infectados no eliminen el virus a través de sus fluidos orgánicos, con el riesgo potencial de contagio".
Por ello, previa consulta a las autoridades de sanidad animal del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y al director del Laboratorio de referencia de la Organización Mundial de Sanidad Animal, el Ejecutivo regional "considera que la única manera de eliminar el riesgo existente de transmisión de la enfermedad por la citada vía, es proceder a la eutanasia del animal que ha estado en contacto con el virus".
Ante la negativa del dueño del perro a facilitar la eutanasia del animal, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid emitió una Resolución, ratificada por el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 2 de Madrid con fecha 7 de octubre de 2014, para que se proceda a la eutanasia del perro mediante las medidas adecuadas para evitar su sufrimiento, utilizando las medidas de bioseguridad y biocontención adecuadas a este riesgo, y al traslado y posterior incineración del cadáver del animal.