Se parecen en el color y en la textura, pero en el paladar despiertan otros gustos. Y, además, tienen mayor cualidad nutricional y alto poder vitalizante. Se trata de las leches vegetales, que se pueden obtener a partir de semillas licuadas.
Claro que se trata de elaboraciones necesariamente artesanales y caseras: se conservan poco tiempo (dos o tres días en la heladera), pero son sencillas y rápidas.
Graciela Varela, médica homeópata y cocinera vegetariana, indicó que para elaborarlas es absolutamente necesario el proceso previo de activación de las semillas, lo que se logra hidratándolas. Este proceso no solo despierta importantes procesos transformativos a nivel nutricional, sino que facilita el procesamiento, mejora la textura del producto final y optimiza su digestibilidad.
A estas ventajas se suma la posibilidad de experimentar con distintas semillas y sabores, beneficio nada despreciable que permite evitar la monotonía, descubrir nuevos gustos, sorprender y sorprendernos. En este sentido, las especias serán de gran ayuda. Varela agregó que se pueden combinar con las clásicas, como extracto natural de vainilla y canela en polvo, o experimentar con sabores no convencionales, como cardamomo, clavo de olor o regaliz. Con la leche vegetal como base podés probar todo tipo de recetas, como las que compartió Graciela y que reproducimos a continuación.
Queso vegano
Prepará rejuvelac de repollo (licuá tres tazas de repollo cortadito con 1/3 de taza de agua; dejá reposar dos o tres días a 20 grados). Exprimí todo el líquido y guardá en una botella de vidrio. Agregá jugo de medio limón. Licuá las almendras o las semillas de girasol cubiertas con el fermento. Verté la mezcla en una bolsa de lienzo sin exprimir. Colgá la bolsa en lugar templado durante unas cuatro horas. Una vez transcurrido este tiempo dale forma a los quesitos, decoralos con especias y refrigeralos. Se pueden estacionar una semana en la heladera para endurecerlos.
Canelones con leche de almendras
Ingredientes: para la masa se necesita 500 cc de leche de almendras, 200 grs de harina integral, 5 hojas de espinaca cortadas en juliana fina, huevos, 2 cdas de aceite. Para el relleno, 1 kg de coreanito, 1 kg de zanahoria, 1 cdita de orégano, sal, algas nori, bagazo de almendras, nuez moscada a gusto. Para la salsa, 1 kg de tomate, 1 pimiento chico, 1 cebolla mediana, 2 hojitas de laurel.
Preparación: colocá en una licuadora, la leche, la harina, la espinaca lavada y cortada en juliana fina y los huevos hasta lograr una mezcla homogénea y espesa. Realizá los panqueques de ½ cm de espesor colocando en una sartén a fuego mínimo una cucharada de aceite y un cucharón de pasta. Cociná unos minutos dando vueltas de cada lado.
Relleno: herví el coreanito y la zanahoria, sacales el agua. Agregá las algas y el bagazo de las almendras, condimentá con orégano y sal, y rellená los panqueques.
Salsa: picá la cebolla, el pimiento chico y agregá el tomate pasado por agua caliente. Condimentá con laurel. Cociná a fuego suave con aceite de coco durante 15 minutos en olla tapada. Colocá la salsa roja y blanca, gratiná otros 15 minutos más a horno medio. Retirá y serví.
PASO POR PASO
El mismo procedimiento se usa con almendras, avellanas girasol o alpiste
Ingredientes: 1 taza de almendras (o reemplazantes) y 1 litro de agua. Opcional para condimentar: canela en polvo; esencia de vainilla, miel orgánica de abejas o azúcar a gusto; harina de algarroba o cacao orgánico en polvo para que tenga sabor a chocolate, etc.
Procedimiento: lava las semillas con agua varias veces y luego dejá media hora en agua con un chorrito de agua oxigenada (de 10 volúmenes) para desinfectar. Para activar las semillas, tira el agua y luego remojá en agua otra vez. El tiempo variará según la semilla: de 8 a 12 horas, las de girasol; 24 horas, las de alpiste, y 48 horas, almendras o castañas. Dejá reposar en un frasco de vidrio sin tapa. Renové el agua 2 o 3 veces al día.
Una vez pasado este tiempo, se pelan las semillas. Para ello, cortá las puntitas y sacá la piel. Luego licúa y agregá de a poco el agua (1 litro por una taza de semillas) para que no queden trozos grandes. Por último, colá el líquido con un lienzo. La leche tendrá el mismo color que la de vaca, y el bagazo (lo que queda en el lienzo) puede servir para todo tipo de rellenos; es buen reemplazo de la ricota. No calentar la leche a más de 42° para que no pierda sus propiedades.