SANTIAGO.- La presidenta chilena, Michelle Bachelet, promulgó una reforma tributaria con la que espera recaudar U$S 8.300 millones para programas sociales. “La agenda de este gobierno es disminuir las brechas que separan a nuestros compatriotas y que dificultan nuestro crecimiento, nuestra competitividad y nuestra inserción en el mundo”, dijo. “Hoy aseguramos financiamiento permanente para aquellas transformaciones prometidas en campaña en educación, salud y previsión social”, ahondó durante un acto en el palacio de La Moneda.

En la ceremonia, a la que asistieron ministros y líderes empresariales, Bachelet pidió además abandonar las desconfianzas e impulsar el crecimiento económico.

Tras gobernar entre 2006 y 2010, Bachelet volvió al poder en marzo blandiendo un programa de reformas sociales, apoyado por algunos de los líderes de las revueltas estudiantiles y sociales de 2011. Dicho programa, que incluye una profunda reforma educacional, requería de una reforma tributaria para ser financiado.

El debate tiene como telón de fondo la desigualdad. En Chile, la mitad de los trabajadores gana menos de U$S 450 mensuales, pese a que el producto per capita es de U$S 21.500.

La reforma será gradual y es clave para que la mandataria socialista pueda financiar otros ambiciosos cambios en educación y salud.

Con las modificaciones, que implican un alza de los impuestos a las grandes empresas al 27 % desde el actual 20 %, se busca reducir la desigualdad en uno de los países con peor distribución de la riqueza de América Latina, pero también dinamizar la economía con nuevos estímulos. “Quiero recalcar que hemos tomado los resguardos y puesto los incentivos para que la reforma vaya de la mano con la recuperación económica”, dijo Bachelet.

“Se establecerán nuevos incentivos a la inversión y al ahorro, que son especialmente importantes en momentos de desaceleración, como el que vivimos actualmente”, agregó la presidenta.

La mandataria, que cumplió seis meses en el Gobierno, se ha enfrentado una creciente desaceleración de la economía que se ha profundizado más de lo esperado en los últimos meses, en parte porque las compañías han sido más cautas en sus inversiones. La oposición asegura que esa mayor cautela se debe a la reforma, que entre otros cambios elimina un beneficio para la reinversión de utilidades que, según Bachelet, se prestaba para posibles elusiones.

El ministro de Hacienda, Alberto Arenas, quien fue el coordinador del proyecto, aseguró que con el cierre de la discusión de la reforma tributaria se abre un nuevo ciclo para retomar un mayor crecimiento.

“En Chile están dadas todas las condiciones para que nuestra economía vuelva a una senda de crecimiento y se dinamice nuestra economía. Las instituciones funcionan y tenemos una estabilidad macroeconómica. Tenemos una sana y robusta posición fiscal”, dijo Arenas.

En el presupuesto del 2015, que será presentado la próxima semana, está contemplado incorporar unos U$S 2.300 millones provenientes de esta reforma tributaria. (DPA-Reuters)