Incluso con una cartelera sabatina diversa y atractiva como la de ayer, no había que ser muy brillante para deducir que al quid de la cuestión había que buscarlo en Ojo de Agua, donde chocarían dos de los tres cazadores del líder, Lawn Tennis. En la esquina azul, Universitario: veloz, elegante e incisivo, con el ring a su favor y una foja invicta de dos victorias y un empate en este Súper 8. En la esquina roja, Los Tarcos: potente, agresivo y pragmático, un peso pesado capaz de noquear en cualquier asalto, pero derrotado en las tarjetas por el puntero en la fecha anterior. Qué podía esperarse de semejante presentación sino un combate parejísimo, que las “serpientes” se adjudicaron por golpear en los momentos justos y resistir de pie los guantazos con los que su rival las arrinconó durante los ocho minutos finales. Tal vez defraudaron desde el juego, pero desde lo emocional seguro que no: 30-29.
Fueron de la visita los asaltos iniciales, cuando se tantean las distancias. Con mayor ambición, Los Tarcos controló el óvalo y se puso en ventaja con un try de Ezequiel Cortés. “Uni” fue equilibrando el asunto a partir de allí, emparejó el tablero con un try de Álvaro Galindo y el resto de la primera etapa se repartió en momentos de protagonismo alternados. Cuando uno intentó atacar, el otro le comió las piernas a tackles. Tan espejados estaban que llegaron al descanso con igual cantidad de puntos conseguidos de idéntica forma (13-13).
Cuando pasan los minutos y a nadie se le cae una moneda, aparecen los nervios. Los muchachos se olvidaron de jugar y el partido se convirtió por un rato en un duelo de guapos, donde escasearon los riesgos y abundó la rispidez y los duelos verbales. Recién después de los 20 minutos se acordaron que con el pie también se pueden ganar metros y anotar puntos, como el drop de Javier Rojas. “Uni” resistió a cinco metros de su ingoal por casi ocho minutos, hasta el try de Agustín Cortés. Sin embargo, el ángulo era demasiado ajustado para la conversión y el tiempo demasiado corto para un golpe más.