La "Gran Bebe" del Chilo
Una muralla, Bebe, para el paddle. “Cada punto hay que hacérselo dos veces”, explicó René al ver a Mariano frustrado ante las devoluciones implacables. Por eso, me alegró ese viernes hacer pareja con el Bebe. Y por el simple gusto de su compañía. Un mes antes, me había mandado saludos desde un bar de Budapest. Porque además del paddle, tiene dos entretenimientos que practica con la misma vocación inteligente: leer y viajar por Europa. Ganamos un par de partidos, pero Alfredo y Athos nos mandan al descanso con una pelota milimétrica devuelta con la paleta entre las piernas. Mientras recobramos energía me cuenta que le duele un poco el pecho. “- Debe ser por la luchita con los mellizos (sus nietos de seis años) que Paula dejó en casa unos días; crecen tan rápido que no se dan cuenta que cada día tienen más fuerza”. Para justificar un error defensivo, agrega: - Estoy un poco molesto del ojo izquierdo, el oculista lo atribuye al exceso de lectura; es que me entusiasmé con un libro nuevo de Séneca. - ¿Nuevo? ¿No hablás del romano a quien un emperador hizo ejecutar hace como 2000 años? - Nerón (precisa el Bebe, no era romano sino de Córdoba, Iberia, y es nuevo para mí pues sólo había leído reseñas”. Y charlamos sobre Nerón, el foro romano, Mussolini y el Papa, Trastevere, el chianti y la ensalada Caprese. Antes de despedirnos alguien evoca la “gran Willy” con que Athos nos humilló un rato antes. - ¿Venís el viernes? pregunta Dante, encargado de reservar canchas. - No, hago la “gran Bebe”, voy a un congreso en Berlín con escapada a Praga, digo. - Praga y Berlín, susurra el Bebe. - Hace dos semanas que volvió y ya extraña Europa, bromea Humberto. - Disfrutá por mí, Chilo, él se disculpa. El lunes, el celular reporta mensaje de Dante. ¿Estará organizando un partido? Lo abro entusiasmado. No. - “Ha fallecido el Bebe”. Pepe agrega: “Qué pena, nos divertíamos mucho”. Se atribuye a Heráclito una de las metáforas más eficaces enunciadas: el río como intuición o reflejo del tiempo. Y el tiempo, como hacedor de belleza y de muerte, se hace patente en las ciudades europeas. Para construir la catedral de San Vito, Praga se ha tomado 600 años. Al llegar a la cima de su torre mayor, mis ojos se cubren de una niebla húmeda; quizás encandilados por la belleza; quizás porque mi mirada se figura impostora de otra mirada ausente. Desde el puente de Carlos, construido en 1300, veo las aguas oscuras y lentas del Moldava. Parece que quisieran detenerse; permanecer en compañía de la hermosura eterna de sus riveras. Pero en tanto aguas de un río, fluyen. Implacables, como la ausencia de esa mirada sobre las riberas del Moldava, el Danubio, o sobre las del río Angastaco, intuido como un murmullo desde una galería sombría. Ausente de los textos de Séneca, Faulkner o Hemingway; del vértigo encantador de ver crecer a los nietos; de una charla superficial o profunda entre amigos alrededor de una botella. (En memoria de Arturo Álvarez, fallecido el 2 de marzo pasado).

Ricardo Grau
chilograu@gmail.com

La democracia
Siempre se ha dicho que la democracia, a pesar de todos sus defectos, es el sistema de gobierno más corregible. Pero para que esto ocurra, tanto la clase dirigente como todos los ciudadanos deben tomar conciencia de que la democracia es una permanente construcción en la cual todos deben hacer su aporte. La Argentina cumplirá 31 años de la recuperación y de la vigencia ininterrumpida de una democracia que todavía, mal que nos pese, no termina de corregirse, motivo por el cual muchas personas han terminado y continúan defraudadas con este sistema que, se supone, debería siempre brindar esperanzas. ¿Cuáles son los motivos que impiden que la democracia argentina se perfeccione? 1) La anomia, que es la falta y/o nulo cumplimiento y respeto por las leyes, lo que garantiza desde la impunidad frente a la corrupción y los delitos de los gobernantes contra el Estado, al que agarran como un simple botín para el rapiñaje, hasta aquellos que pasan un semáforo en rojo, o los que desvergonzadamente arrojan basura en la vía pública. Nos cuesta horrores entender que el gobierno por el imperio de la ley es uno de los pilares fundamentales de la civilización occidental, además de ser un factor de estabilidad y previsibilidad de todas las actividades que desarrollamos. 2) El Estado como mera agencia de empleo. En los países desarrollados serios, el Estado está formado por personal que accede por concursos meritocráticos que garantizan la buena calidad de sus servicios. Es decir, se trata de “un Estado profesional”. En nuestro país, progresivamente, en los últimos tiempos se lo ha transformado en una irritante agencia de empleo a la que se accede arbitrariamente por acomodos, por nepotismo o por devolución de favores políticos, lográndose un Estado elefantiásico, torpe e ineficiente al cual nadie respeta. 3) La discordia permanente. Desde el 25 de Mayo de 1810, la Argentina se ha configurado sobre una base antagónica: morenistas vs. saavedristas, unitarios vs. federales; liberales extranjerizantes vs. nacionalistas tradicionalistas; peronistas vs. gorilas; oligarcas vs. pueblo, militares vs. subversivos; kirchneristas vs. anti K. Pero estos antagonismos, en lugar de ser capitalizados como algo enriquecedor y complementario, han frenado el desarrollo del país, impidiendo la concertación de decisiones políticas colectivas a largo plazo. Alemania con Adenauer, y Sudáfrica con Mandela, han superado años de odio heredados por el nazismo y el Apartheid, convirtiéndose en respetables potencias libres y democráticas. En cambio, nosotros siempre vivimos en función de un enemigo al que hay que odiar y, si es posible, eliminar. No toleramos una opinión distinta, por lo que ahora es imposible alcanzar una sana convivencia para el logro de acuerdos que podrían beneficiarnos a todos. 4) Discontinuidad administrativa. Aquí, todos los presidentes que asumen lo hacen con la equivocada pretensión de empezar de cero, ninguneando a las administraciones anteriores, y esta falta de articulación en sentido positivo hace que se aborten futuras buenas políticas de largo plazo que podrían mejorar la calidad de vida de todos. 5) Una solución de base a la pobreza. En muchos países de gran población como La India o Brasil, sus gobernantes han sacado a millones de habitantes de la pobreza apostando a la educación y a la creación de fuentes genuinas de trabajo. Aquí, a la pobreza se le ponen parches coyunturales que no la solucionan estructuralmente; y así, esos pobres siguen siendo pobres y manipulados. Por último, el desinterés por la política. A excepción de algunos intelectuales, lectores y/o comentaristas de los foros, una preocupante cantidad de personas, una vez que emiten sus votos, cada cuatro años, se desentienden totalmente de la política. Esta indiferencia no predispone en nada a la consolidación de un sistema que, en esencia, es el único que deposita la soberanía en el pueblo. Este desinterés, sumado al hecho de que mucha gente, acríticamente, acepta como si nada todas las corruptelas de sus dirigentes, posibilita que esta democracia no transite por el sendero del auto perfeccionamiento. Definitivamente, debemos tomar conciencia de que mientras estos seis malsanos factores que ensucian a la democracia no sean revertidos, el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo será siempre un triste engaño.

Leandro Luis Cruz
leandroluiscruz690@gmail.com

La discapacidad
Como ciudadanos y por derecho natural, estamos obligados a velar por los derechos, por los intereses, por el bienestar del pueblo. Un gran sector de nuestro pueblo representa una franja formada por desposeídos y entre ellos los minusválidos o discapacitados. Un gran porcentaje de la población según las estadísticas el 10% tiene carencias físicas o psíquicas. Pocas familias se salvan de tener un miembro que necesite de apoyo especial y en la mayoría de los casos no sabe donde encontrar esa protección. Entre los derechos humanos más elementales está el de llevar una vida digna sostenida por el trabajo personal. Para muchos ese derecho es ficticio al no tener acceso a una educación especial que los empareje con los otros. La sociedad debe proveer los medios de suprimir esas diferencias de manera que el derecho de trabajar sea una posibilidad efectiva y no un enunciado utópico. Educación especial, operaciones correctoras, adiestramientos modernos, prótesis o implantes son términos que indican necesidades muchas veces cubiertas por la caridad. La caridad es una virtud con la que no se puede contar para eximir de un deber por la sencilla razón de que algo que me pertenece por derecho no puede concedérseme como una limosna. No es compasión, sino justicia lo que necesitan los disminuidos física o psíquicamente. Justicia es dar a cada uno lo que le corresponde. Muchos requieren elevarse sobre si mismo para competir; un chico, una mujer, un hombre con problemas son ante todo y sobre todos” hombres, seres humanos con problemas”. No debemos perder de vista esa dignidad, esa corona, ese soplo de ser hecho a imagen y semejanza de Dios. No le quitemos honor con nuestra piedad al hermano que tiene dificultades. Rescatemos siempre su dignidad. El orgullo o la dignidad de ser personas hace que antes que aceptar una expresión de lástima sean capaces de morderse y no pedir ayuda. La mano del piadoso nos quita siempre honor dice el poeta y tiene razón. Los discapacitados tienen derecho a varios o muchos pasos adelante para correr en igualdad de condiciones, reconozcamos en ellos un derecho elemental, de los más elementales de los derechos humanos.

Jorge Lobo Aragón
jorgeloboaragon@gmail.com

Un pueblo unido
¿Adónde está la Argentina de San Martín, Belgrano, Mariano Moreno, Alberdi... de Leloir, Saavedra Lamas... Lola Mora, Borges y tantos que nos dejaron mucho? ¿Adónde está la que muchos queremos que sea? No estamos construyendo un futuro, sino que destrozamos los sueños eternos de los que la fundaron y fueron realizándola. Hoy, la dirigencia se mueve en el crepitar chabacano y descalificador, en una pelea que se parece más a pelea de maleducados que personas elegidas para conducirnos a un porvenir mejor. Se pierde tiempo en discursos histéricos, resentidos y provocadores, en una teatralización perfecta en la cual con un ojo lloramos y con el otro vemos si nos aplauden. Descuidamos el debate sobre cómo sostener y mejorar la vida mientras se ocupan por tapar errores, responsabilidades y mentiras. Sobran palabras para invalidar los pensamientos de otro pero no la usan para pacificar y unir. Hoy devastamos el futuro con dádivas al ciudadano haciéndolo esclavo de la voluntad del poder, en lugar de promover la plena libertad y realización humana a través de la educación y el trabajo genuino. Se está perdiendo la ética y la moral. Queremos recuperar nuestras queridas Malvinas. ¿No sería mucho más fácil cuando los usurpadores vean que en nuestra patria magullada y estropeada, se diga la verdad sobre los índices de inflación, cuando a los jubilados se les pague lo que corresponde y no lo que diga una ley antojadiza sujeta a los embrollos del Indec, cuando los subsidios para “sobrevivir” de muchos compatriotas se transformen en verdaderas oportunidades para realizarse como personas en la plenitud de un trabajo digno y no sean arrastrados por cualquier demagogia del momento? ¿Cuando nuestra dirigencia no esté sospechada de corrupción o complicidad y den la cara para decir lo contrario? La Argentina que queremos muchos no se construye sobre la sombra de la muerte, la indiferencia, de la ambición y el enriquecimiento personal, del capricho que todos pensemos igual, de la división y enfrentamiento de unos contra otros. Se construye sobre el amor y en la voluntad de lograr conseguir el bien común sobre la base de la paz, justicia, verdad e igualdad. Es verdad que hubo aciertos: construyan sobre ellos y desechen los errores que se les señalan no enseñoreándose en la soberbia, sino en la grandeza de reconocer los propios límites. Señores políticos: Uds. están en la mira de todo el pueblo y este pueblo no quiere verse despeñado por el precipicio del enfrentamiento y la desunión, quiere subir a la cumbre feliz de un pueblo unido, que no permita ninguna fractura más.

José Cermignani
josecermignani@gmail.com

Gastos legislativos (I)
La ciudadanía debe estar de acuerdo con la denuncia sobre la “inmoralidad” de los gastos sociales que se esconden dentro de la remuneración que reciben en la Legislatura. Los legisladores no han sido elegidos para realizar caridad discrecional, sino para legislar. Es tarea del Ejecutivo en decidir dónde y cuándo se gastará en temas sociales. Es de suponer que algunos de los legisladores son buenas personas y realizan un verdadero “gastos social discrecional”, pero la percepción general es que ese dinero mal habido es repartido entre parientes, amigos y/o compra de votantes (si estamos en época de elecciones) o peor, que va directamente al bolsillo de los legisladores. Al ser un Poder que se regula sus propios salarios y si ellos son personas de bien, tienen la obligación de votar por la cancelación de los llamados “Gastos sociales”. No es de buenas personas aumentarse salarios y gastos sin control. Propongo que por ley los legisladores implementen el monto del salario mínimo, vital y móvil (SMVM) como base de su remuneración, siendo su salario unas X veces (hasta un máximo de 10) del monto del salario mínimo. Significa que el máximo haber que podría recibir sería de 10 x SMVM. Es decir que la Legislatura solamente podría aumentarse su sueldo una vez el salario mínimo, vital y móvil sea aumentado. Esta Ley también debería extenderse a todos los cargos del Ejecutivo que hayan asumido a sus puestos por las elecciones.

Ignacio Poviña
ipovina@gmail.com

Gastos legislativos (II)
Muy apenado y triste por el poco valor a nuestro razonamiento del presidente subrogante de la Legislatura, Regino Amado, en su pobre justificación de los “gastos reservados” del cual gozan nuestros legisladores. Siento el menosprecio al que somos sometidos, pues nos tratan no como ciudadanos sino como súbditos de este querido Tucumán. Los gastos reservados no tienen que ser acotados, sino eliminados. La mayoría de los tucumanos, aun quienes los votaron, lo dicen en voz baja, pero lo dicen. Pues se ve la diferencia de satisfacciones económicas logradas en este gobierno por “ellos”. Y repito una frase que a mi pobre entender lo dice todo: “aquel que nunca hizo nada y que sigue estando al vicio es detrás de algún comicio la clase privilegiada”. Y pensar que nuestra Presidenta se quejó porque los maestros tienen tres meses de vacaciones; y los legisladores, ¿qué tiempo tienen de vacaciones? Como dice un tango: “dan ganas de echarse en el suelo y ponerse a llorar”.

Juan Antonio Albornoz
cholialbornoz@hotmail.com

PRIMER GOLPE DE ESTADO
Este 6 de septiembre se cumplieron 84 años del primer golpe de Estado. Ese día de 1930, un contingente encabezado por el general José Félix Uriburu derrocó al presidente Hipólito Yrigoyen e instaló una dictadura. Obra en mi poder la fotocopia de una foto que lo muestra a Uriburu rodeado de uniformados y civiles, entre los que se hallaba un joven capitán. Desde aquel día hasta ahora, mi bendita tierra está en terapia intensiva, tiene más heridas, le ponemos suero y sangre, y rezamos para que se recupere definitivamente. Sin excepción, todos somos hermanos de la vida. Desgraciadamente, existen mitómanos que falsean la verdad y que no tienen curación. Tengo la seguridad de que en las entrañas de los bien nacidos, renacerá nuestra querida Argentina.

Manuel Sal
Corrientes 943
San Miguel de Tucumán

La placa del Museo Navarro
Respecto de la nota del 3/9 (en “Caminando la ciudad”) que indica que “el cartel del Timoteo Navarro parece estar a punto de caerse”, deseo aclarar que la placa con el nombre del Museo Timoteo Navarro se encuentra bien fijada a la pared mediante tornillos. Sus tapas que eran de bronce, han sido recientemente sustraídas por desconocidos pero no corre riesgo alguno de soltarse. En cuanto a los alambres que se ven en la imagen, tienen por única función evitar que los banners de promoción de las muestras se muevan por la acción del viento.

Raquel Zeitune
Directora de Artes Visuales
Ente Cultural de Tucumán


Quejándose un poco
Una vieja anécdota -o quizás chiste- cuenta que un hombre, insatisfecho de la vida mundana, decide internarse en un convento con reglas muy severas. En la entrevista previa con el director, este le informa que además de los votos de castidad y pobreza,  también debía respetar el de silencio: sólo podía decir dos palabras cada diez años. El hombre acepta e ingresa al convento. Cumplida la década, el director lo llama invitándolo a decir las dos palabras permitidas: “poca comida”, expresa. Transcurren diez años más, la escena se repite y esta vez el hombre dice: “cama dura”. Ya todos viejos, una década después, el hombre dice: “me voy”. El director responde: “no me extraña; desde que usted llegó no ha hecho otra cosa que quejarse…” Parece, entonces, que la queja no sería otra cosa que un pedido mal hecho y, por lo tanto, augura por anticipado su fracaso. El quejoso siente más ganas de recibir que de hacer. Conseguir, a través de modos no neuróticos, requiere estrategias que supongan creatividad para los logros y renuncias a la insistencia directa. En el gigantesco estadio de la convivencia humana, conseguir ha degenerado en vencer. Y derrotar es el nuevo nombre de la satisfacción. La frase  socrática “conócete a ti mismo” podría reducirse a “háblate al celular”,  como acceso directo a una comprensión mínima del estado de volatilidad en que nos encontramos. Salvo que seamos niños, la queja automática muestra que la falta está en el pedir, no en lo pedido. Y como la realidad está más hecha de faltas que de presencias, deducimos que quien siempre pide tiene problemas para recibir. Por eso insiste, sin saberlo. Por eso se queja. ¿No ha pensado usted que cuando el semáforo se pone rojo es para que lo prefiramos más que al verde? Entonces no se queje, hágase el favor.

Osvaldo Aiziczon
osvaldoaiziczon@arnet.com.ar


Los piropos
Hubo en Buenos Aires, hace muchos años ya, una ordenanza policial que multaba al hombre que molestara a una mujer con piropos. Así el 10 de abril de 1889 una Orden del Día amenazaba con un arresto de quince días o con $50 de multa “a los que ofendan públicamente el pudor con palabras, actos o ademanes obscenos”. El resultado fue más bien pobre, y 15 años después la norma ya estaba olvidada. Pero en 1906, por instrucción del ministro del Interior, Joaquín V. González, el jefe de la Policía, Ramón L. Falcón, exhortó a sus subalternos a cumplirla con renovado vigor. Hasta el más inocente de los piropos comenzó a ser perseguido y multado. Quedó un tango para reflejar, con su letra primitiva y risueña, el hostigamiento de Falcón: “Cuidado con los cincuenta”. Su autor fue Ángel Villoldo: “Cuando una hermosa veamos venir/ ni un piropo le podemos decir/ y no habrá más que mirarla y callar/ si apreciamos la libertad...” Villoldo buscaba promocionar este tango y la mejor manera era infringiendo él mismo la ordenanza. Daría publicidad al pago de la multa y el tango se catapultaría al éxito. Villoldo se paró en una esquina, esperando el paso de las mujeres para piropearlas. Pero no contó con el carácter complaciente de las señoritas. Ninguna armó un escándalo. Cuando se agotó su paciencia, o su repertorio de piropos, comprendió que era más fácil mandar a imprimir la partitura que obtener respuesta de las porteñas.

Salvador Gallucci
lsgallucci@hotmail.com


LUDOPATÍA
¿Cómo una persona que juega puede saber si es compulsiva o no? Solamente esa persona puede tomar la decisión. Los miembros en recuperación de Jugadores Anónimos reciben al recién llegado, el cual muchas veces siente vergüenza por hacerse conocer o temor al hablar, pero resulta todo lo contrario. La bienvenida es gentil, es comprendido desde el primer momento y lentamente comienza a tener confianza en sí mismo para luego sentirse uno más del grupo. Este mensaje está dirigido a todos aquellos jugadores compulsivos que desean parar de jugar pero que tienen vergüenza en asistir a los grupos de autoayuda que funcionan en la provincia (carta del 4/9). Un famoso médico, especialista en adicciones, comentó que los grupos de autoayuda recuperan un número mayor de miembros en comparación a su trabajo profesional. El juego compulsivo, al igual que las drogas y el alcohol son perjudiciales para la salud. Miembros en recuperación de J.A. sostienen que es una enfermedad de mente y de alma y que el reto más grande que tienen los jugadores compulsivos es el de producir un cambio de carácter dentro de sí mismo, misión que debe de abordarse de inmediato hasta el último día de su vida. La enfermedad causada por el juego compulsivo no se cura y es de naturaleza progresiva si el individuo enfermo no para de jugar, evidentemente termina en la cárcel, locura o la muerte.

juancarloss@yahoo.com.ar


La violencia
Resulta difícil establecer si estamos asistiendo a un crecimiento real de la violencia en todas sus formas, hoy; o si una afirmación como esta, por sus consecuencias, requeriría de un complejo análisis real que la confirmaran. Podemos, sin embargo, establecer dos hechos sobre la percepción social del aumento de las agresiones e intolerancia. La violencia se hace al mismo tiempo más visible y oscura; visible porque ocupa una parte de los medios de comunicación y forma parte esencial de la exposición mediática, y opaca por la exhibición que oscurece toda comprensión, desvaneciendo cualquier reflexión lógica y cualquier  juicio. Hoy, crece el miedo y el sentimiento generalizado de vivir bajo múltiples amenazas, la impresión de estar viviendo en un mundo inseguro, inestable, caótico, incompresible; nos invade el temor y este se acentúa cuando la realidad se vuelve imprevisible y el peligro genera un sentimiento de impotencia, volviéndonos disponibles como “comida” u objetos a ser maltratados, asesinados, robados, embaucados y utilizados, al tener la impresión de que las instituciones que deben asegurar el control de los delitos y proteger a la sociedad asegurando el orden, están fallando y no pueden cumplir hasta ahora su cometido. La familia, la escuela, el gobierno, los lazos sociales, la ley, la Justicia, la policía, son puestos en entredicho por su incapacidad para controlar el incremento del narcotráfico, el trato de personas, la violencia de género, el arrebato, la explotación las agresiones y el abuso sexual de los niños, la corrupción en los poderes, que es amparada por una desvergonzada impunidad ejercidas por personajes que tienen un agujero completamente vacío en la psique, en donde debieran estar las funciones de humanización mas desarrolladas.

Pablo Giunta
pjg1940@yahoo.com.ar


LA ARGENTINA DE HOY
No es lo mismo la pobre Argentina que la Argentina pobre. En la Argentina pobre de hoy, la frase que decía “la culpa la tiene el otro”, actualmente ha sido sustituida por otra más común que dice: “aquel que va allá ha sido”. Y el espacio en la Radio Policial (no sé si aún existe) que se llamaba “Hallazgos y extravíos”, ahora debería llamarse “Extraviados y perdidos”. Cierta vez leí un comentario, que decía: “Lo increíble nos encanta y David Blaine es sinónimo de asombro”. Y comparé. Mientras en otros países los magos famosos hacen aparecer cosas de manera extraordinaria, en la Argentina pobre del presente, ordinariamente hay ciudadanos que hacen desaparecer cosas de modo que nunca más vuelven a aparecer. Por eso, el hecho de caminar durante la noche o antes que amanezca por las calles, con luces automáticas que a nuestro paso se encienden, tiene que resultarnos grato. Al igual que entrar a un negocio y ver que nos inviten con sarcasmo a sonreír porque nos están filmando. Debemos adaptarnos de buen gusto a estar sospechados ya que, ¿podemos esperar algo mejor, si nuestra inmoralidad es tan grande, que hacemos gala de nuestro estigma? No hace mucho, oí a un hombre sesentón decirle a un anciano que pasó a su lado: “Adiós, don Angiolitto, ¿se acuerda de mí? Yo soy el que le robaba los chanchitos”.

Daniel E. Chávez
edchavez58@yahoo.com.ar