Carencias económicas, probables fugas de hogar, menores vulnerables, abandono, prostitución desde una corta edad, falsas promesas laborales. Casi todas las características que los especialistas suelen enumerar de la etapa de captación de víctimas de trata de personas con fines de explotación sexual, fueron mencionadas ayer en la primera jornada del juicio oral que se sigue en contra de dos mujeres.
Se trata del primer caso regido por la Ley de Trata de Personas que llegó a debate oral en la provincia. Verónica de Jesús Olivera está acusada de haber comenzado a trasladar bajo engaños a su prima de 17 años a Puerto San Julián, en Santa Cruz, para que trabajara en el “Cabaret San Julián”, propiedad de Ana Alicia Taviansky, la otra imputada.
El traslado había comenzado el 21 de mayo de 2008, cuando Olivera y la adolescente subieron a un colectivo que iba a Córdoba. La menor, según denunció, escuchó una conversación que le hizo sospechar que su prima tenía intenciones de entregarla a una proxeneta, y logro enviarle un mensaje a su hermana. La Policía la rescató en la terminal de la capital cordobesa.
Una niñez difícil
Olivera lloró cuando se habilitó la sala de juicio oral del Tribunal Oral en lo Criminal Federal, en Crisóstomo Alvarez y Chacabuco. Cuando declaró, contó una dura historia de vida que la llevó a trabajar “de lo que sea”. Nunca mencionó la palabra prostitución, ni ninguna otra que definiera su actividad. “Toda mi familia sabía lo que hacía”, afirmó.
“Mi mamá murió cuando yo tenía dos meses y medio y mi papá me abandonó. Me crió una tía”, contó Olivera. La mujer hoy tiene 27 años y quedó embarazada en seis oportunidades, aunque sólo vive con cuatro de sus hijos. El mayor lo tuvo cuando tenía 13 años. A dos hijos los tuvo que dar en adopción porque no tenía cómo mantenerlos. “Hoy cobro el plan ‘Ellas Hacen’ y estoy terminando la secundaria”, relató la acusada.
La principal defensa de Olivera fue el ataque. Dijo que su prima tenía problemas con sus padres, y que en varias oportunidades se había escapado de la casa. Por eso, aseguró que cuando viajaban a Santa Cruz, la denunciante iba voluntariamente. “Ella fue porque quiso. No entiendo por qué me quiere hacer daño diciendo estas cosas”, manifestó la imputada.
En su declaración, la acusada reconoció que “trabajó” en varias provincias y que viajaba constantemente. En mayo de 2008, una amiga le pasó el número de teléfono de una mujer que administraba un negocio en Santa Cruz. Se contactó con esa mujer (según la acusación sería Taviansky) y acordó el viaje.
Cuando estaba preparando sus cosas para ir al sur, su prima le dijo que estaba enojada con su padre. “En esa casa había mucho alcohol”, lanzó la acusada, justificando el hecho de que le ofreció a su pariente que viajara a Santa Cruz.
La mujer aseveró que cada una se compró su pasaje. “Ella vendió unas cosas que tenía para comprarlo”, explicó. En la terminal de ómnibus subieron a un colectivo de la empresa TAC y partieron hacia Córdoba. Después, de acuerdo a la declaración de Olivera, la menor le dijo que quería volverse. “Cuando llegamos a la terminal de Córdoba estaba la Policía”, expresó.
La acusada negó que iba a obligarla a prostituirse. “Yo la iba a mantener hasta que consiguiera algo. Ella sabía lo que yo hacía, vivía de lo que podía”, declaró Olivera.
Asistencia
La víctima fue identificada por la presidenta del tribunal Alicia Noli como CM. Al comenzar la audiencia, la magistrada anunció que por aplicación de la Ley de Trata de Personas estaba prohibido difundir el nombre de la denunciante y de los otros testigos.
La declaración de la víctima tuvo una particularidad: las preguntas no la realizaron los abogados, sino la psicóloga María Paulina Maldonado, de la fundación María de los Ángeles. A pesar de la oposición del defensor Oficial Ciro Lo Pinto, para quien se vulneraba la garantía de defensa en juicio, Noli comunicó que el tribunal (integrado además por Gabriel Casas y Carlos Jiménez Montilla) había resuelto que los fiscales Leopoldo Peralta Palma y Valentina García Salemi, y los defensores oficiales Lo Pinto, Carolina Cuenya y Pamela Tenreyro, debían realizar las preguntas por escrito y entregárselas a la psicóloga. Las imputadas, durante la declaración de la víctima, fueron sacadas de la sala.
El engaño
CM negó haber tenido problemas con su familia, como había afirmado la acusada. “Mi prima vino a contarme que se iba de viaje y me ofreció que me vaya con ella, que me iba a dar para comer hasta que consiguiera donde enseñar danzas folclóricas, que es lo que yo estudiaba”, declaró la denunciante.
A pesar de que la menor se negaba, su prima insistía. Finalmente, le dijo que sí, porque se había enojado con su madre. Olivera le pidió que la acompañara a la terminal de ómnibus para que buscaran los pasajes. Lo que CM no sabía es que el viaje iba a realizarse en ese mismo momento. Y subió al colectivo sin bolsos, con lo que tenía puesto. El pasaje con el que viajaba estaba a nombre de su hermana.
“Estaba muy triste porque me iba lejos de mi mamá. Me dormí y cuando me desperté, mi prima no estaba. Bajé al baño y la escuché hablando por teléfono con una tal ‘Karina’, a quien le decía que no se iba a arrepentir, que iba a hacer mucha plata conmigo”, declaró CM.
La víctima dijo que volvió a su asiento, y que al rato regresó su prima, quien dejó la campera con el teléfono celular y bajó a fumar un cigarrillo en la cabina de los choferes. Fue entonces cuando aprovechó para enviarle un mensaje de texto a su hermana, pidiéndole auxilio. Olivera, de acuerdo al relato de la denunciante, se sentó a su lado nuevamente. “Me decía que no era un trabajo difícil el que ella hacía, que si cerraba los ojos podía ganar hasta $ 200”, contó CM. Al llegar a la terminal de Córdoba, las esperaba la Policía. Al día siguiente volvió a casa.
Detrás del estrado
Sigue el martes.- La presidenta del tribunal, Alicia Noli, anunció que el juicio oral continuará el martes a las 14 con la incorporación de la prueba instrumental. Ayer terminaron de declarar todos los testigos, y se estima que el miércoles podrían realizarse los alegatos de los abogados y luego dictarse sentencia.
Un paso fugaz.- El secretario de Justicia de la Nación, Julián Alvarez, llegó alrededor de las 10 a la sede del Tribunal Oral Federal, para presenciar el primer juicio en Tucumán de un caso reglado por la Ley de Trata de Personas. Pero su presencia fue fugaz. La audiencia comenzó a las 10.20, y el funcionario nacional se levantó de su asiento a las 10.35 y se retiró. Junto a él se fue la decena de personas que lo acompañaba. No regresó a escuchar las declaraciones.
Caras de las acusadas.- Cada vez que había menciones en su contra, las dos acusadas se miraban y hacían gestos de desaprobación. Verónica Olivera y Ana Taviansky escucharon con atención todo el desarrollo del juicio, dialogando constantemente con las defensoras oficiales que las asistieron. Ambas se miraron y rieron cuando la psicóloga que asistió a la denunciante dijo que trabajaba en la fundación “María de los Ángeles”.
El público.- En las dos primeras filas de la sala de juicio oral se ubicaron representantes de la fundación María de los Ángeles, donde se había recibido la primera denuncia por este caso en 2008. Familiares de la acusada Olivera estuvieron pocos minutos. Entre el público también pudo verse a los abogados Gustavo Estofán, que estuvo por la mañana, y Juan Carlos Nacul, que llegó a mediodía.
La víctima y su madre dijeron que una acusada les dijo que las mataría
CM, la menor que denunció que la llevaban a Santa Cruz bajo engaños, y su madre, declararon ayer en el juicio que Verónica Olivera, una de las acusadas, las visitó hace dos semanas y que luego de insultarla para que cambiaran su declaración, les transmitió que si era condenada en el juicio iba a matarlas a ellas o a alguien de su familia. La acusada, en tanto, negó ante los jueces haberlas amenazado.
Declararon la madre y la hermana de la víctima y seis policías
En la audiencia de ayer, la madre de la víctima dijo que si su hija no hubiera sido rescatada en Córdoba, seguramente no la habría visto más. “No sé por qué Olivera quiso llevársela así de mi lado, como si fuera una perra”, afirmó la mujer. También declararon la hermana de la denunciante, a quien la menor le envió el mensaje de texto que permitió rescatarla, y los policías de la división Trata de Personas investigaron el caso.