BAGDAD.- Milicianos chiíes iraquíes atacaron a balazos a miembros de la minoría suní en una mezquita y mataron a decenas de ellos, mientras Bagdad intenta formar un Gobierno integrado por todas las comunidades étnicas del país para combatir el avance de islamitas suníes. 68 personas murieron cuando milicianos atacaron la mezquita en Baquba, la capital de la provincia de Diyala en el noreste del país, en el día musulmán de la oración. El baño de sangre marca un revés para el primer ministro designado, Haider al-Abadi, perteneciente a la comunidad mayoritaria chií, que busca el respaldo de los suníes y los kurdos para combatir la insurgencia del Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), que amenaza con dividir la región. Por el momento nadie ha asumido la responsabilidad del ataque. Pero, el canal árabe Al Arabiya dijo que los atacantes son miembros de una milicia chiita que querían vengarse por un atentado con bomba. El ataque recuerda a la guerra civil entre sunitas y chiitas que alcanzó su punto álgido en 2006 y 2007 en Irak, con numerosos atentados contra mezquitas en los que, por ejemplo, resultó destruida la cúpula dorada de la mezquita chiita de Samarra en Mosul.
Estados Unidos planteó la posibilidad de atacar refugios de yihadistas al otro lado de la frontera en Siria.
En un conflicto regional que está provocando dilemas para los gobiernos desde Washington a Londres, Bagdad y Teherán, cualquier acción de Estados Unidos contra el los yihadistas en Siria correría el riesgo de hacer causa común con el presidente de ese país, Bashar al-Assad, a quien han buscado derrocar en un levantamiento de tres años.
El ISIS, que esta semana divulgó el video de la decapitación del periodista estadounidense James Foley, apedreó a un hombre en Mosul hasta matarlo después de que sus cortes autodesignadas lo sentenciaron por adulterio, dijeron testigos. El movimiento ha declarado su propio califato en zonas de Irak que ha capturado desde que lanzó una ofensiva en junio, además de áreas de Siria.
Se ha informado de lapidaciones similares realizadas por el grupo radical suní en Siria, donde se escindió de Al Qaeda. El ISIS es el grupo rebelde más poderoso de los que combate a las fuerzas de Al Assad en una guerra civil que la ONU afirma que dejó 200.000 muertos.
Fuerzas del Gobierno iraquí presentaron poca resistencia al comienzo, pero ahora están volviendo a luchar y junto a combatientes de la región autónoma kurda de Irak intentaron recapturar dos poblados cerca de la frontera con Irán, respaldados por aviones de Estados Unidos y cazas iraquíes. La frontera reconocida internacionalmente entre Irak y Siria, por la que los militantes transitan libremente, ya no significa mucho en un conflicto más amplio.
El jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos, general Martin Dempsey, sugirió que los islamitas seguirán siendo un peligro mientras cuente con refugios en Siria. “Esta es una organización que tiene una visión estratégica apocalíptica, de fin de los días y que eventualmente tendrá que ser derrotada”, dijo Dempsey. Al menos 191.369 personas han muerto en el conflicto sirio hasta abril, más que el doble de la cifra documentada hace un año y probablemente aún sea una subestimación, según la agencia de derechos humanos de la ONU. (Reuters-DPA)