El ajuste en las cuentas públicas llegó mucho antes de lo pensando. La Casa Rosada dejó de enviar transferencias discrecionales a las provincias y ha adoptado, como política de declaración de dependencia financiera de los gobernadores, la refinanciación trimestral de la deuda. Así, nadie puede soltarse del brazo del kirchnerismo. Sin embargo, hay distritos que ya comenzaron a vivir con lo propio, con lo que el Gobierno nacional le envía por coparticipación federal y con lo que recauda a través de sus direcciones de Rentas.

En ese contexto, la administración del gobernador José Alperovich cerró el primer semestre del año con resultado financiero superavitario, del orden de los $ 400 millones. ¿Sirve? Mucho. Es un tercio del dinero que necesitará la administración provincial para hacer frente al mayor gasto salarial del sector público. Según los cálculos del Ministerio de Economía, a partir de este mes se disparan las mayores erogaciones por el aumento de las remuneraciones a los casi 80.000 estatales. Eso le significará un gasto extra de $ 1.200 millones, casi el valor de una planilla salarial mensual.

¿Cómo están las cuentas? El estado de situación de las finanzas provinciales pueden resumirse en los siguientes puntos:

• Durante el primer semestre, los ingresos experimentaron un incremento del 34%. El Estado provincial ha recaudado cerca de $ 10.000 millones. No obstante, más la recaudación de Rentas que las transferencias coparticipables ha mostrado los signos del menor nivel de actividad económica. La desaceleración es de casi seis puntos porcentuales respecto del promedio del año anterior, de acuerdo con los cálculos oficiales.

• Si bien en el acumulado de ingresos por cobro de impuestos provinciales ha promediado el 35%, el semestre ha dejado un nuevo piso de reajuste, del orden del 29%.

• En el rubro gastos, la Provincia ha erogado unos $ 9.600 millones entre enero y junio pasado. El incremento interanual ha sido del 31%. Lo curioso es que las transferencias discrecionales prácticamente desaparecieron de los cuadros financieros provinciales. Por allí se aplicó el ajuste.

• En el primer semestre, el gasto en personal acumuló una erogación cercana a los $ 7.000 millones. Es decir que, por cada $ 10 que gastó el Estado tucumano, $ 70 lo destinó a salarios. No hubo fuertes fluctuaciones a nivel de bienes y servicios no personales. Al Gobierno le resulta imposible ajustar partidas en este sentido.

• El ajuste, no obstante, llegó en el caso de las transferencias al sector Público. Esto golpeó más a las empresas y a los organismos autárquicos que a los municipios y a las comunas rurales que, por leyes, reciben una porción de dinero garantizado.

Chau, holgura

En suma, las perspectivas para lo que resta del año fiscal es un “cierre del grifo” en materia de gasto público. Con los ingresos en baja, el Gobierno no tiene otras posibilidades de obtener financiamiento que no sea a través de los impuestos. Por esa razón, los organismos fiscalizadores han salido a intimar a los contribuyentes para que paguen viejas deudas, incluso a través de una moratoria. Los tiempos de vacas gordas se agotaron. A juzgar por los resultados financieros, Alperovich le dejará a su sucesor una relativa tranquilidad fiscal, con cuentas más ordenadas que las que recibió en 2003. Sin embargo, no hay que perder de vista que 2015 será un año electoral, con mucha propensión al gasto electoral.

Tucumán ha llegado a un nivel histórico en materia de gastos. En este ejercicio, el presupuesto puede llegar a alcanzar los $ 25.000 millones. Esto quiere decir que el Gobierno habrá necesitado a razón de $ 68 millones por día, $ 2,8 millones por hora o $ 47.600 por minuto para atender la administración. Se viene una ampliación de partidas en el presupuesto 2014. Pero la recaudación no ayuda para que sea holgada. Es posible que el Poder Ejecutivo sólo pida autorización para incorporar $ 1.800 millones más, unos $ 600 millones menos que lo previsto inicialmente.