Imaginar una guerra, indefectiblemente, lleva a pensar en uno de los peores escenarios que puede vivir un ser humano. Lo confirman las imágenes brutales que llegan desde la Franja de Gaza o en Irak. Por eso sorprende escuchar a una persona que agradezca haber podido participar de una. Ojo: Owen Guillermo Crippa no se alegra con la violencia; al contrario. Agradece el hecho de haber podido arriesgar su vida por el país en las islas Malvinas.
Este piloto de combate y teniente de navío retirado fue condecorado con la “Cruz la Nación Argentina al heroico valor en combate”: a bordo de su avión atacó el centro de la flota británica y dejó fuera de combate la fragata HMS Argonaut.
Una conversación con Crippa es una sucesión de sorpresas, por lo menos para quien analiza el conflicto según el imaginario que rodea la guerra: reniega con mucha fuerza de la dictadura militar que gobernaba el país en aquel entonces, cuestiona el hecho de haber sido condecorado, afirma que la vida militar es un servicio y asegura que en combate nunca sintió miedo.
El veterano santafesino estuvo en Tucumán y conversó con LA GACETA antes de brindar una charla a jóvenes entre los que había interesados en ingresar a las Fuerzas Armadas y a las de Seguridad.
- ¿Qué les dice a los que aspiran a ingresar a las Fuerzas Armadas?
- La vida militar y la de las fuerzas de seguridad es de servicio y vos ponés tu vida como herramienta. Lo fundamental es que quien pretenda ingresar sepa que tiene que ser un servidor y que su herramienta es su vida. A un militar, a un gendarme, a un prefecto, a un policía federal o provincial, el Estado le paga un sueldo, le da aviones, tanques, patrulleros, municiones; hace lo que le gusta preparándose para actuar en el momento en el que la sociedad y el Estado lo necesite.
- ¿Cómo fue su experiencia en Malvinas?
- Agradezco haber podido estar, haber podido cumplir con lo que yo había prometido y me siento un privilegiado. Porque muchísimos otros quisieron estar, pero las circunstancias no se lo permitieron.
- Escuchar a una persona que agradece el hecho de haber podido combatir es fuerte. ¿Cuál cree que sería hoy la reacción de los argentinos si se produjera una situación similar a aquella?
- Nosotros estamos confundidos. Nos parece que son más los jóvenes que no tienen valores. Y no es así. Son más los jóvenes con valores y con responsabilidades. Lamentablemente muchas veces no tienen ejemplos. No puedo responderte con firmeza, pero tengo mucha fe, mucha confianza en que la respuesta sería inmediata y, sobre todo, que nacería del interior.
- ¿Está de acuerdo con el concepto que tiene la sociedad de lo que fue Malvinas?
- La primera etapa post Malvinas fue de ocultamiento absoluto. Sólo escuchábamos las versiones de los ingleses. Hoy todavía escucho a periodistas argentinos que por desconocimiento siguen utilizando aquellas muletillas. Por ejemplo, que Malvinas fue una guerra sin sentido, injustificada, que los que fueron a combatir eran todos chicos cobardes que huían, que los superiores eran borrachos. Yo no vi nada. Probablemente hayan ocurrido casos. La guerra destaca lo mejor y lo peor de las personas. No puedo hacer una apología de la guerra. Agradezco haber podido defender a mi país del atropello imperial.
- ¿Cual es la situación actual del ex combatiente?
- Hablo por Santa Fe (Crippa vive en esa provincia). Está todo muy bien organizado y no hay diferencia entre oficiales, suboficiales y conscriptos. Quiero marcarte algo: cuando yo iba para Malvinas había conscriptos que me abrazaban llorando y me pedían que los llevara.
- ¿Qué pasa con los grupos que se denominan ex combatientes continentales y que piden subsidios y reconocimiento?
- Es muy simple: veterano de guerra o ex combatiente es el que estuvo en combate. Ninguna legislación del mundo va a considerar ex combatiente a alguien que estuvo cubriendo una guardia en Buenos Aires o en La Quiaca mientras el país estaba en guerra en Malvinas. El único gris que puedo ver en esa situación se da en aquellos que no estuvieron dentro del área de operaciones, pero que pueden haber corrido algún tipo de riesgo. Pero considero que equivocaron la forma en que plantearon el reclamo. Si ellos hubiesen dicho que habían sufrido condiciones de guerra sin ser veteranos, muchos de los ex combatientes hubiésemos aceptado esa postura. Pero no fue así. Hubo ex combatientes que fueron al Congreso a tirar sus diplomas porque dijeron: ”a mí me falta una pierna, porque la perdí en combate; yo no me quiero identificar con uno que estuvo haciendo una guardia en el Regimiento de Patricios”.
- ¿Por qué dejó la fuerza en 1984, justo después de la guerra?
- A mí me molestaba mucho que me dijeran héroe. Cuando empezaron a investigar todo lo que yo había hecho y me comunicaron que me iban a proponer para una condecoración, yo dije que no, que yo había hecho lo que tenía que hacer y que quería que se juzgara a los que no habían hecho lo que tenían que hacer. En ese momento se realizó una investigación llevada a cabo por jefes de las tres Fuerzas Armadas y que se llamó el Informe Rattenbach. Fue muy crudo y bastante acertado, pero se ocultó. Cuando salió, lo leímos todos. En ese informe se decía “sugerimos fusilar a fulano y a fulano”. Pero como todos estaban en el mismo barro, se ocultó. Cuando recuperamos Malvinas, los militares y los políticos se peleaban para conseguir un avión e ir a sacarse una foto a las islas. Pero como el resultado fue adverso y somos futboleros...
- ¿Se puede separar el proceso militar de Malvinas?
- ¿Decime, qué tienen que ver? Lo terrible es que no tendría que haber habido un gobierno de facto. El militar nunca tiene que ocupar una posición de gobierno. Los militares son responsables de la destrucción de las Fuerzas Armadas como institución. De Malvinas se olvidaron todos. Si no salimos los veteranos a tocar timbres y a golpear puertas, ni el poder político ni el poder militar nos atiende.
- ¿Cuál va a ser el futuro de Malvinas?
- La OTAN nunca las va a entregar graciosamente. Lo malo es que hayamos tenido un gobierno de facto gobernando el país en aquel momento, porque un gobierno de facto no puede manejar simultáneamente el bienestar que implica la paz y la guerra. Yo todavía escucho tipos con mentalidad golpista. A eso hay que cambiar, lo que implica un compromiso social.
- ¿Sintió miedo en la guerra?
- A veces escucho decir que si no tenés miedo estás loco, pero en los combates nunca sentí miedo. Lo sentí en otras situaciones: una noche estaba durmiendo, porque tenía que volar al día siguiente y había un tiroteo infernal; las balas pasaban rasando. Por eso me tiré al suelo y me dormí ahí.