Kikita García sale eufórica luego de su clase de yoga. Durante la hora que estuvo dentro del aula, todo ha sido serenidad. De repente, pierde la calma oriental y arramete. “EPAM decime que se siente, tener en tu nueva casa a los abuelos”, canta la mujer de 65 años mientras ve a la periodista en la sede de Virgen de la Merced 417 y señala un cartel con la letra, que está pegado en una ventana. “Sentimos que es un lugar íntegro: bien iluminado, con un jardín, con espacios para el despliegue social, que nos permitió el reencuentro con mucha gente. Estoy chochísima”, asegura.
Kikita, como todos los alumnos del EPAM (Educación Permanente para Adultos mayores), comenzó la semana pasada las clases en el inmueble que había cerrado sus puertas a los talleres cuando concluyó el ciclo lectivo 2012, por un juicio de desalojo debido a una persistente mora en el pago del alquiler. Y, por la mudanza obligada, el ciclo lectivo 2013 se desarrolló en la ex Usina termoeléctrica de Agua y Energía, ubicada en avenida Sarmiento al 1.100, con la cual no todos los alumnos estaban conformes.
Para Bibí Ponce de León, una de las referentes de alumnos autoconvocados del EPAM, que ha insistido en la vuelta de las clases en la sede céntrica, no hay frase más oportuna para este logro que “querer es poder”. “Todos estamos con mucho optimismo. Sabemos que se están ordenando las cosas todavía, como los turnos y el arreglo de algunos sectores de la casa, pero estamos felices”, destacó la mujer.
También recordó que por la ex Usina se habían generado rispideces con otros grupos que no querían irse de ese edificio, pero aclaró que no se trataba de algo personal; diferencias de opiniones sobre las condiciones del lugar, afirmó. “Es una zona fea, hacía frío en el invierno y calor en el verano, pero son cosas del pasado. Ahora hay que mirar para delante”, destacó otra de las autoconvocadas, Cristina Blanco.
Para la docente Roxana Hinojosa, a cargo de las clases de ritmos latinos, recuperar la vieja casona es una muestra de que esas personas están “nutridas de dignidad”. “Ellos pasaron por diferentes luchas a lo largo de décadas como los 60 y los 70; hitos como la dictadura, por ejemplo. Esto, también fue una lucha y que se ganó. Ahora esperamos que se hagan mejoras reales: mayor organización y que se sostenga este lugar a lo largo del tiempo”, resaltó la docente.
La apertura formal de la sede de EPAM en Virgen de la Merced se realizará mañana, a las 11. Estarán presentes autoridades de la Secretaría de Extensión Universitaria (área a cargo del programa para adultos mayores) y del Rectorado. En simultáneo, las actividades en la ex Usina seguirán con su ritmo habitual. Es decir, desde la semana pasada EPAM tiene dos sedes céntricas, además de las de Concepción, la de Tafí Viejo y la de Aguilares.
Algunas habitaciones de la vieja casona de Virgen de la Merced todavía están en refacción, al igual que el bar, cuyo manejo será licitado próximamente, según anunciaron Marcelo Mirkin, secretario de Extensión, y Arturo Sassi, subsecretario. Ese es un punto que se está analizando desde las oficinas de la Secretaría es la Cooperadora, que actualmente no está en actividad. También está pendiente la designación de una persona que asuma la dirección del programa.
“Iniciamos nuestra gestión con un compromiso: el de comenzar las clases en Virgen de la Merced cuanto antes. Sabemos que le falta un porcentaje a la casa, pero queríamos cumplir con lo dicho lo antes posible. No sólo estamos refaccionando, sino que también hemos adquirido mobiliario y equipamiento totalmente nuevos. Eso fue gracias a la decisión de la rectora, Alicia Bardón, de sostener las obras, y gracias al apoyo y colaboración de los alumnos. Lo de la Cooperadora es un tema por resolver, ya que es la única que queda en la Secretaría de Extensión”, explicó Mirkin.
Por último, el funcionario universitario comentó que le impactó la alegría de los alumnos cuando comenzaron las clases, el 11 de agosto. “Había mucha emoción -recordó- por haber recuperado el lugar”.
CRONOLOGÍA
El resultado de la perseverancia
El programa Educación Permanente para Adultos Mayores (EPAM) nació en 1985, bajo el asesoramiento de la profesora Teresa Bernasconi y del farmacéutico Ricardo Somaini, según se publica en una nota del sitio web de la UNT.
Desde sus inicios, EPAM funcionó en la antigua casa ubicada en la ex calle Rivadavia 417 (actual Virgen de la Merced). Pero el inmueble cerró sus puertas cuando concluyó el ciclo lectivo 2012, debido a un juicio de desalojo motivado por una deuda en el pago del alquiler. Incluso, se trabó un embargo a la cooperadora del EPAM por unos $800.000.
El ciclo lectivo de 2013 se mudó a la ex Usina termoeléctrica de Agua y Energía, ubicada en avenida Sarmiento al 1.100. Allí los alumnos cuestionaron la falta de accesibilidad al edificio y las pocas condiciones de salubridad y seguridad. Se organizaron y comenzaron con las protestas, al punto que trascendieron los muros de la UNT: el presidente de la Corte, Antonio Gandur, denunció ante la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación que el Rectorado desprotegía la ancianidad. Primero les ofrecieron trasladarlos a Muñecas 436, donde funcionan dependencias de la Facultad de Derecho. Los alumnos insistieron con volver a la vieja casona de Virgen de la Merced. Hubo varias protestas hasta que lograron que las autoridades les devolvieran su antiguo hogar.