Las tortugas van cayendo al vacío hacia una muerte segura. En tren de confesiones, uno de los superhéroes anuncia: “¡no entendí el final de “Lost”!” El gag nos recuerda que estamos en 2014, a varias décadas del éxito televisivo que hizo de los quelonios mutantes un fenómeno pop. La clave para el director Jonathan Liebesman y para el trío de guionistas detrás del proyecto era esa: encajar la historia en el presente sin resignar rasgos de originalidad. Esa misión está cumplida.
Este regreso de las tortugas ninja se concretó por la puerta grande: de la mano de Nickelodeon y de la productora de Michal Bay, bajo el paraguas de Paramount. Se sabe que el elenco firmó contrato por tres películas. Volvieron para quedarse y bienvenidas sean mientras mantengan la frescura, el humor y la acción que inundan esta primera entrega. Para los viejos fans están Splinter, las pizzas y varios guiños ochentosos; para los nuevos, una notable puesta en escena y una perfecta caracterización de las tortugas a partir del sistema de captura de movimientos.
La historia es bien simple, tan elemental como los diálogos, salvo cuando los que intervienen son Leonardo, Miguel Ángel, Donatelo y Rafael. Porque no olvidemos que se trata de adolescentes y Liebesman subraya esa condición con algunas viñetas divertidas. Megan Fox es tan bella como de madera balsa para actuar. Y, ¿qué hace Whoopi Goldberg por aquí?