Por Alejandro Duchini - Para LA GACETA - Buenos Aires
La última joya de Roberto Saviano se titula CeroCeroCero -Cómo la cocaína gobierna al mundo- (Anagrama) y obviamente trata sobre el enorme mundo de las drogas. Del que uno toma verdadera conciencia de cuán abarcativo es tras leer las casi 500 páginas que incluyen datos geográficos, números y muchas historias. Casi todas con finales violentos. Pero la violencia no sólo está en esos finales, sino que se respira en cada una de las líneas.
En CeroCeroCero (el triple 0 alude a la mejor calidad de la harina para hacer la droga), el escritor y periodista napolitano continúa el camino iniciado con Gomorra, su anterior trabajo publicado en 2006, en el que desnudaba a la mafia italiana y que le valió tantas amenazas de muerte que hoy debe moverse oculto y con escolta. A ese estilo de vida también hace referencia en este nuevo libro. Y lo realiza de tal manera que se percibe un cierto dejo de despedida. ¿Por si llegase a pasarle “algo”? “¿Y si hubiera actuado de otro modo? ¿Si hubiera elegido la vía lineal del arte? Una vida de escritor que alguien definiría como pura, por ejemplo, con sus malas leches, sus psicosis, su normalidad (…). No he sabido hacerlo. Me ha tocado la vida del fugitivo, del corredor de historias, del multiplicador de relatos. La vida del protegido, del santo herético, del culpable si come, del falso si ayuna, del hipócrita si se abstiene. Soy un monstruo, como es un monstruo cualquiera que se haya sacrificado por algo que ha creído superior. Pero todavía me queda respeto”, escribe.
Toma partido también al opinar que “por más terrible que te pueda parecer, la legalización total de las drogas podría ser la única respuesta. Quizá una respuesta terrible, espantosa, angustiante. Pero la única para atajarlo todo. Para parar el creciente volumen de ventas. Para parar la guerra”.
No muy lejos
El comienzo de CeroCeroCero es abrumador, eficaz. De los mejores que se escribieron en los últimos años. “La coca la consume quien ahora está sentado a tu lado en el tren y la ha tomado para despertarse esta mañana, o el conductor que está al volante del autobús que te lleva a casa porque quiere hacer horas extras sin sentir calambres en las cervicales. Consume coca quien está más próximo a ti. Si no es tu padre o tu madre, si no es tu hermano, entonces es tu hijo. Si no es tu hijo, es tu jefe”, y así se arma un listado de ejemplos del que es imposible evadirse. Lo que sigue es un libro muy bien escrito, que sirve para conocer sobre la temática. Para saber cómo y por qué crecieron los cárteles mexicanos y colombianos desde los años 80. Cómo los negocios pasaron a los Estados Unidos y a Europa. Esos mismos negocios para los que casi no hay fronteras porque superan toda legalidad posible.
Se describe también cómo deben comportarse los jefes de esos cárteles frente a sus subalternos. “Rico, pudiente, pero sin ostentación”, refiere uno de ellos. “Un equilibrio sutil”, agrega. Enseguida llegará el turno de la violencia en estado puro. Policías, contrabandistas, jefes. Todos tendrán su final sangriento. El primero del que se da cuenta es el de Kiki Camarena, un agente de la DEA asesinado en tierras mexicanas en tiempos en que “los padrinos” dividían territorios. Camarena los investigó y la venganza fue ejemplar. Así tenía que ser. Se supo luego, cuando encontraron lo que quedaba de su cuerpo. Camarena recibió puñetazos y descargas eléctricas. También le quemaron los genitales. Y le atornillaron el cráneo hasta alcanzar huesos y carne. Todo grabado. Escucharlo, refiere, es terrible. Esa historia, que llegó al cine, es apenas un ejemplo de muchas más que irán apareciendo durante el relato.
“México es el origen de todo”, dirá Saviano. Y contará por qué. Nombres de ciudades y padrinos irán desfilando y el lector, posiblemente, sentirá la tentación de ir a la web a buscar más datos. Allí no sólo encontrará otras cosas. Sino que lo leído se volverá imagen. Cada uno de los protagonistas de las historias tiene un rostro que no es ficticio. Aunque lo parezca. Porque la violencia es tal que uno no puede creer que se llegue a tales extremos. Como por ejemplo cuando se cuente que en 1997, en una autopista mexicana, se hallaron tres cuerpos con los ojos arrancados y los huesos rotos. Se trataba de los médicos responsables de operar al narco Amado Carrillo Fuentes para cambiarle las facciones del rostro. Pero una dosis excesiva de un sedante durante la operación le causó la muerte. Y la venganza se hizo efectiva.
Saviano contará quién es quién en este rompecabezas. Cuáles son las funciones que se necesitan llevar a cabo para que el negocio funcione. La del camello, por ejemplo. Cómo hacen para ingerir y trasladar en sus cuerpos las bolitas de droga en aviones de un país a otro. Un pequeño problema y les explota la panza. Morirán en pleno vuelo tras un sufrimiento increíble. “El problema no es la cantidad de dinero que ganas, es que te parece imposible cualquier otra clase de trabajo, porque te parecería que pierdes el tiempo. Con un cambio de manos ganas más que con meses y meses de trabajo, sea cual sea este. Y no te basta saber que acabarás detenido para hacerte elegir otro oficio”, confesará uno de ellos ante el autor. Luego se detallará cómo funcionan las escuelas para los camellos.
Las ganancias que genera la cocaína es otro punto al que se hace referencia. Explicaciones acerca de cantidad de “mercadería” y de dinero hacen entender por qué el negocio es tan fructífero. Entran en juego las toneladas incautadas en operativos policiales con una inteligencia previa de años. Y las nuevas tecnologías para burlar a las autoridades. También se explica en qué países se consume más y cómo se mejora o empeora la calidad del producto y qué papel juegan los arrepentidos para arruinar el negocio de los narcos mientras ponen en juego no sólo su propia vida, sino también su papel a futuro en una determinada sociedad.
Funcionarios y bancos
El porqué de la incidencia en la economía tal vez pueda entenderse al leer que “en el Occidente desarrollado han cerrado las fábricas y se ha alimentado el consumo gracias a formas de deuda como las tarjetas de crédito, el leasing, los plazos y las financiaciones. ¿Quién tiene, en cambio, los mayores beneficios obtenidos con una mercancía que hay que pagar en su totalidad y de inmediato? Los narcotraficantes. No sólo ellos, es cierto. Pero el verdadero dinero de las mafias puede marcar la diferencia para que el sistema financiero siga manteniéndose en pie. Ese es el peligro”. Y también: “Con el dinero de la cocaína primero se compran políticos y funcionarios. Luego, a través de éstos, el amparo de los bancos”
Argentina será mencionada. De manera indirecta, como cuando se cuenta de “Pocho”, el nombre de un perro de la policía napolitana que pertenece a la unidad canina y que, dicen, es el mejor entre los que rastrean coca. Su apodo se lo debe al futbolista Ezequiel Lavezzi, quien jugó en el Nápoli. También se hablará de una argentina al recapitular diferentes operativos que fueron abordados con éxito. Lo protagoniza Sandra Figueroa, arrestada en 2009 en el aeropuerto de Santiago de Chile, cuando llevaba en sus maletas 15 kilos de estupefacientes.
El lado femenino en este ambiente tendrá su espacio. Las descripciones de Griselda Blanco -considerada la mujer más despiadada del narcotráfico colombiano- y de Sandra Ávila Beltrán no tienen desperdicio. Erizarán la piel del lector. Sobre todo la de Griselda. De la pobreza y la humillación extrema pasará al poder absoluto. Hasta que sobre ella pesará el mismo destino que parece ser inevitable para los jefes de los cárteles.
CeroCeroCero no es en vano. Porque a través de sus páginas también se entenderá que, como opina Saviano, “nada es más poderoso que la lectura, nadie es más embustero que quien afirma que leer un libro es un gesto pasivo”.
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PERFIL
Roberto Saviano nació en Nápoles, Italia, en 1979. Se hizo mundialmente conocido en 2006, tras publicar Gomorra, libro en el que detalla los negocios de la Camorra. Desde entonces vive con guardaespaldas, ya que fue amenazado de muerte. Otros de sus libros son Lo contrario de la muerte y La belleza y el infierno, donde hay una crónica sobre Lionel Messi. Gomorra llegó al cine.