UNA BURLA

Quiero felicitar al periodista Álvaro Aurane por su columna del 12/7 relacionada con la idiosincrasia del pueblo argentino de sobredimensionar la actuación, en este caso, de Mascherano, integrante de nuestra Selección de fútbol en el Mundial que finalizó. Por poco se decía que vino de otro planeta (la verdad, es para creer); también me sorprendió el humor de los usuario de Twitter. Destaco algunos: “Mascherano hace fuego frotando dos cubitos de hielo”; “A Mascherano lo mandás a negociar con los fondos buitre y trae vuelto”. Con todo respeto, como ex jugador de fútbol, quiero agregar uno más: “Mascherano hizo llorar de alegría a 40 millones de argentinos”. Mire lo que son las coincidencias, en Tucumán tenemos un gobernador, que desde hace 18 años (cuando llegó a la función pública) hace llorar, pero de bronca y de pena, negándoles lo que constitucionalmente les corresponde -movilidad y actualización de sus sueldos- a 14.000 jubilados y pensionados. Nos preguntamos si alguna vez el gobernador se sensibilizó por algo, si es que tiene sentimientos, porque cuando baja de su auto en la Casa de Gobierno, mira a los jubilados y los saluda con la mano, una burla. Tampoco vimos en la plaza a ningún fiscal en las marchas, reclamando el 82% móvil, pero el Gobierno los jubilan y lo cobran. A nosotros nos parece justo siempre que cumplan con las leyes previsionales, trabajando 30, 35, 40 años y realizando los aportes correspondientes igual a los aportado por aquellos “desgraciados” que dan vuelta a la plaza todos los miércoles desde hace 18 años y el Gobierno nos dice: “Sigamos participando”. ¡Señor gobernador: nosotros, los dirigentes, seguiremos reclamando nuestros derechos porque este es nuestro compromiso: velar por el bienestar de los que confiaron en nosotros y nos eligieron igual que Ud. como gobernador. Por último, le dejo una reflexión: “La justicia divina es lenta en llegar, pero cuando llega, dicen que duele y mucho”.

Carlos N. Núñez

Paraguay 3.282

San Miguel de Tucumán

 LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Indudablemente, la Primera Guerra Mundial marcó una fractura irremediable, lo suficientemente profunda como para que -no abundaré en ello- Hobsbawm la señale como el hito significativo que dio comienzo al “Siglo XX corto”. No obstante, aún si pensamos todo lo que anidó en esos cuatro años y que allí incubó el huevo de la serpiente que prepararía el genocidio nazi, los fascismos y los totalitarismos en general, es importante dar una mirada a sus causas profundas. El asesinato del heredero al trono austro-húngaro, no fue sino la chispa que desencadenó un proceso que venía gestándose desde fines del siglo XIX. La “crisis de la conciencia europea” ya se venía dando en el seno mismo de una burguesía autocomplaciente y satisfecha de sus logros. La filosofía, las ciencias, el clima intelectual ya mostraban los signos de unos fuertes vientos tormentosos y críticos en medio de un nacionalismo exacerbado, el antisemitismo, el imperialismo con su consecuente carrera armamentista, la lucha por los mercados y el dominio del mundo o de la búsqueda del lugar bajo el sol de la potencia alemana. Pero no debemos descuidar tampoco los elementos subjetivos aparentemente imperceptibles de las relaciones internacionales: la inseguridad y el miedo, el sentido de cerco o de revancha, el espíritu vindicativo, los viejos resentimientos históricos entre los países. Sí, se conformaron las alianzas a comienzos del siglo XX pero ¿hasta dónde llegarían? Todo esto explotaría en el momento de la paz y abriría la antesala de la Segunda Guerra Mundial: Francia había sufrido profundas pérdidas y exigía que Alemania pagara; Inglaterra temía el resurgir de Francia, su vieja rival; Rusia quería cambiar el mundo y destruir las potencias capitalistas, sus antiguas aliadas; Italia había quedado resentida pues había obtenido solo las migajas del pariente pobre. Y Alemania sufriría el “Diktat”: dividida, ocupada, humillada. Kant lo había anunciado en su Tratado de paz Perpetua: nunca había que abatir al enemigo hasta dejarlo inánime porque se levantaría con rencor. Mientras tanto, un oscuro cabo, insignificante, observaba con sigilo la fragilidad y la inestabilidad del escenario del nuevo mundo europeo. Hacia 1918, los soldados ya no llevarían flores en el ojal. Solo la muerte se reflejaría en sus ojos.

Judith Casali de Babot

casalibabot@gmail.com

EL PARO UNIVERSITARIO (I)

Esta realidad que viven los docentes no es vista, o no la quieren ver, ni el Estado Nacional ciego; ni el provincial, desinteresado; ni las tibias autoridades de la UNT: rectora, Consejo Superior, decanos y secretarios académicos, que no dan la cara ni emiten palabra alguna porque no quieren jugarse ni quedar expuestos y mal parados ante... ¿quiénes? Tampoco muchos padres que, genuinamente preocupados por sus hijos, no les interesa si el docente cobra, come, mendiga, se enferma, mantiene a su familia o muere en el intento. No interesa que la falta de presupuesto implique falta de insumos en laboratorios para investigación, de material para trabajar en las universidades y en las experimentales, de edificios derruidos, de falta de seguridad. No interesa que un docente no sea nombrado por meses y no cobre ni un peso para subsistir. Es que siempre fueron el último eslabón de esta cadena de desprendimiento existente desde hace décadas en este país. Tienen que recibir migajas sin quejarse ni oponerse. Ante la menor reacción (paro duro), son “desconsiderados, extorsionadores, estafadores, porque cobran sin trabajar y hay que ningunearlos, demandarlos judicialmente y tratar de castigarlos de la peor manera. Hoy, los docentes dijeron: “¡Basta!” No se van a volver atrás, no tienen que volver atrás, si no, ocurrirá lo de siempre: paro, presiones, rechazos, y ceder y aceptar… por los chicos, por los padres, porque la conciencia de educador no lo permite. Ellos, ¿no son humanos, o son una máquina que se prende y apaga según los deseos de esta sociedad individualista y ciega? Dijeron “¡basta!” porque su dignidad no se negocia, y los docentes son seres dignos de honores y admiración, por eso, hoy no tienen que ceder, ya no...

Rina Ibáñez

tucubasic@hotmail.com

EL PARO UNIVERSITARIO (II)

A los docentes en huelga, de quienes depende el futuro de la patria, que sepan seguir cultivando hasta sus últimos años la vocación que descubrieron a temprana edad y la lleven a cabo cumpliendo con el designio sanmartiniano: “Serás lo que debas ser o si no no serás nada”. Y no claudiquen en el difícil camino de su realización. Que tengan en cuenta que más grave que el colonialismo cultural y científico, que en nuestras aulas se libra una sorda lucha de la cual depende nuestra independencia y soberanía, que tienen una enorme responsabilidad por ser una pequeña porción de la población que llega a los niveles superiores de instrucción. Que levanten la huelga.

Alfredo Coviello

acoviello@arnet.com.ar

EL PARO UNIVERSITARIO (III)

Al lector Pablo S. Rodríguez (carta del 28/7), como profesor universitario desde hace casi 40 años, y como miembro de nuestra UNT desde hace 50 años, quiero aclararle lo siguiente: 1) No extorsionamos, los profesores de la Universidad llevamos nuestra tarea con dignidad, sacrificio y esmero. 2) No hay daño a la sociedad civil, solamente queremos que nuestros 60.000 estudiantes tengan algún futuro, que un graduado con posgrado gane algo mas que $3.500 por un cargo part time; un expendedor de combustibles gana más que eso, sin ánimo de no valorar esa necesaria tarea. Recordemos que medir es comparar. 3) Nuestras “negociaciones” ni son ni jamás fueron “bochornosas”, como afirma el lector Rodríguez. 4) No es verdad que nos importa poco la educación, justamente porque queremos que valga la pena estudiar es que intentamos que la sociedad valore lo que es valioso. La educación es lo que más nos importa, por eso el conflicto. 5) Nuestros intereses “políticos”, como les llama el lector, consisten simplemente en aspirar a que nuestros estudiantes, una vez graduados, no tengan que pasar penurias. Le aclaro al lector Rodríguez que estudiar en serio cuesta. 6) Por último, solo le pido que antes de escribir sobre un conflicto trate de saber.

Franco Eugenio Nanni

franco1618@yahoo.com

LA CUENTA REGRESIVA

La cuenta regresiva de un posible nuevo “default”, provoca enorme preocupación por las terribles consecuencias que traerían a la actividad económica del país. Menos inversión, menos crédito, más inflación, menos empleo, menos credibilidad, y todo se resume en más pobreza, marginalidad e inseguridad. Los que saben manifiestan que ahora lo único que queda es ofrecer las garantías necesarias de que Argentina va a cumplir con las sentencias judiciales definitivas a partir de enero, de tal forma que el juez Griesa esté dispuesto a extender hasta enero la suspensión de la ejecución de la sentencia. Pero también es lamentable el manejo político interno que hizo el Gobierno al victimizarse con la decisión de la Corte Suprema, y “malvinizar” el conflicto planteando la consigna “Patria o buitres”, supongo que con el objetivo de recuperar apoyo en las encuestas. Sin duda, este clima de desorden en la negociación, falta de respeto, irresponsabilidad y hasta falta de profesionalidad, nos está llevando a situaciones que pagaremos todos los argentinos, pero con más costo para los que menos tienen. Me pregunto con preocupación qué rol está cumpliendo el Congreso en todo esto. ¿La oposición no debiera tener una postura más firme y actuar con más fuerza? ¿O es que la decadencia argentina es tan pronunciada que las circunstancias penosas que estamos viviendo ya no nos afectan? Escuchamos y leemos que la situación no es como en 2001, porque los bancos están sólidos, pero creo que en otros aspectos es peor que en 2001, la corrupción no tiene límites. Tenemos al vicepresidente procesado, que el 9 de julio en nuestra provincia habló de cualquier cosa menos de la Independencia. En definitiva, es imprescindible fortalecer una alternativa política superadora, donde políticos, empresarios y ciudadanos tomemos conciencia que recuperar la Argentina requiere del esfuerzo de todos, y buscar puntos de consenso para construir futuro. La Constitución Nacional es nuestra nave insignia, respetarla y hacerla cumplir resuelve gran parte de nuestros problemas. Y el 31, esperemos que se llegue a una solución y que se evite el default.

José Manuel García González

josemgarciagonzalez@yahoo.com.ar

 PALABRAS, PÚSTULAS, DISENSO

Antes que nada, agradezco a LA GACETA por incrementar el espacio destinado a nosotros, los lectores, donde conviven democráticamente todo tipo de opiniones, aquellas con las que nos identificamos plenamente y las otras con las que definitivamente disentimos. Y los más apasionados por el buen uso del lenguaje (pasión que aparentemente compartimos con el lector Pablo Giunta, quien el domingo hizo una magnífica descripción sobre las palabras y su significado), a veces sentimos que debemos reaccionar frente a comentarios que parecieran ser expuestos como sentencias, posiblemente en el afán de intentar representar una suerte de pensamiento colectivo. Es así como, señor José Quirós (carta del 27/7), quiero comentarle que yo seguí atentamente todos los escritos del lector Hugo Vallejo y todas las respuestas a sus conceptos esperanzadores, memoriosos y con rigor histórico. Por lo que es fácil deducir que con lo que no coincido es con su condena de que “queda claro… que estamos mal y vamos peor”. A mí no me quedó claro, estimado lector. Jamás sentí que el señor Vallejo vilipendiara ni ofendiera con su chauvinismo. Ni mucho menos que alguien suponga que “ser incondicional al poder de turno” agregue valor al intelecto. Lo que yo sí percibí, fíjese, es exactamente lo contrario: que lo ofendían a él (y a todos lo que compartimos su mirada tan optimista) con cada diatriba. Qué maravilloso poder expresar nuestras diferencias, ¿no? ¡Bendita democracia! Y haciendo uso de las reflexiones de Giunta, quiero contarle que el Mundial para mí y para millones de argentinos (según lo que vi en la prensa oficialista y opositora) no fue un “anestésico” para mi memoria ciudadana, sino un “balsámico” para mi condición de argentina, orgullosa de lo que supimos conseguir. Y soy farmacéutica de profesión, así que conozco la diferencia entre ambos efectos terapéuticos. No es un hecho menor que el Obelisco se haya llenado de voluntades espontáneas celebrando un esfuerzo y una conducta, independientemente de un resultado. Desde mi óptica personal, sería la muestra palmaria de que un pueblo, en un escenario meramente deportivo, manifiesta su “chauvinismo” y su ilusión por continuar en la ardua, larga y difícil lucha por construir un futuro mejor. Y lo más importante, defenestrando desde la presencia (y no desde la dialéctica), aquello tan apocalíptico de que “todo tiempo pasado fue mejor”. Me olvidaba, Quirós: muchos agentes, como yo, no somos “parásitos estatales” sino servidores públicos, los mismos que con mucho compromiso y responsabilidad fuimos contribuyendo (cada uno desde nuestro humilde lugar de trabajo) a que el Estado dejara de ser un histórico desertor de sus obligaciones y se fuera convirtiendo en benefactor de los argentinos. Pero de todos.

Rosa Ana Herrera de Forgas

roforgas@yahoo.com.ar

 ¿MAESTRAS O MÁQUINAS?

¿Maestras o máquinas? “Se enferman las maestras...”, dice Mercedes E. Durango en su carta del 26/7. Soy maestra y me sentí indignada al leerla, como si al recibirnos renunciáramos a ser humanas, aunque hasta un robot sufre algún desperfecto de vez en cuando. Le agradezco a la lectora que identificara la escuela, donde ocurren estos hechos, pero le informo que suceden en todas las escuelas del país, el mundo y las galaxias conocidas. Lo que no es obvio es que para un niño de ocho años, perder tres días de clases sea un desastre que lo perseguirá hasta alcanzar la educación secundaria. Me molesta la facilidad con que utiliza el plural “las maestras”, tal vez debería averiguar la causa de la inasistencia de esa maestra en particular. ¿Fue una conjuntivitis? ¿pérdida de voz? ¿presión arterial elevada? ¿una infección estomacal? ¿qué dolencia le parecería que amerita faltar tres días al trabajo? Porque le aseguro que a veces, los docentes (hombres y mujeres), asistimos a nuestro lugar de trabajo sintiendo “malestares o enfermedades”, ya sea por capacitación, feria de ciencias, entrega de libretas, actos, etcétera. Los padres también son responsables de la educación de sus hijos, ojalá usted y su familia gocen de buena salud, al igual que las futuras docentes de su hija.

María Josefina Arce

josefina0302@gmail.com

 PESADILLA CLOACAL

Meses atrás, gracias a este medio pude expresar la impotencia que padecemos los clientes de la SAT cuando la empresa actúa impunemente al desatender los derechos de vecinos que reclaman solución a problemas, como son los desbordes de líquidos cloacales o pérdidas de agua, los cuales se sabe perfectamente cuánto inciden en la salud y el bienestar. Como una pesadilla que se reitera, vecinos del barrio Terán sufrimos nuevamente la actitud inoperante e indolente de esta empresa. Una vez más no da respuestas, a pesar de las insistentes llamadas al 0810 (llamada a cargo del usuario) que dicen atender las 24 horas de los 365 días y de ser los responsables de permitir que los líquidos cloacales fluyan por las calles durante días y meses. Los vecinos que actuamos conscientes de que se trata de un servicio público esencial y por el cual abonamos exigimos respeto y mayor conciencia por parte de la empresa, si es que acaso pretende brindar una mejor calidad de vida.

María del Huerto Luna

Pasaje Miguel Díaz 1.548

San Miguel de Tucumán

 NOMBRE DE LAS CALLES

Qué pensamiento loable y acertado sería que las calles de los barrios o de cualquier espacio público pudieran llevar el nombre de artistas que prestigiaron el arte desde el teatro, música, plástica, o actividad parecida y pueda ser recordado con su nombre. Sería una contribución a la cultura de la Municipalidad y la Provincia pronunciarse a favor de los prestigiosos hombres y mujeres que nos deleitaron con sus manifestaciones artísticas.

Carlos Ávila

rubenavila20@gmail.com

 EL OTRO JUAN

Gracias, señor Scioli, por hacernos saber quién es Juan y derramarle piropos (LA GACETA del 26/7). Pero quiero que conozca a otro Juan: Juan Pueblo, el que hace colas en las frías madrugadas del invierno, frente a los hospitales para lograr un número para ser atendido. ¿Qué todos son atendidos? No le creo, doctor Monteros (LA GACETA del 26/7). ¿Hasta qué hora trabajan para atender 1.400 pacientes? Si las matemáticas no me fallan, 1.400 dividido en 24 horas es igual a 58 pacientes por hora. ¿En cuántos consultorios? Juan Pueblo es el que deambula por una prótesis que el PAMI tarda en entregársela. Juan Pueblo es el que, siendo de PAMI, va a hacerse estudios radiológicos -entre otros-, pero recién al cabo de tres a más meses obtiene el turno para hacerlos. Juan Pueblo es el que quiere ser asistido por su médico de cabecera en una urgencia, pero el profesional del PAMI ya cubrió los turnos con el cupo que tenía destinado para ellos. Juan Pueblo es al que, pese a abonar mensualmente y en forma obligatoria al Subsidio de Salud, le niegan una práctica por no estar nomenclada; entonces acude a la Justicia, pero ella, con sus ojos vendados, tarda en expedirse en un juicio por abandono de persona. Juan Pueblo es el que sigue asistiendo a comedores comunitarios (no ayudados por el Gobierno ni los políticos). Juan Pueblo es el que asiste a los hospitales que carecen de buena infraestructura, medicamentos, etcétera. Juan Pueblo soy yo, mi vecino, el de más allá, el que vive desde La Quiaca a Tierra del Fuego, desde Las Cataratas a Mendoza. Señor Scioli: creo haberle presentado a Juan Pueblo, el que trabaja y aporta y engrandece al país, esperando que sus requerimientos sean escuchados; y que, por supuesto, se habrá dado cuenta, es muy distinto del Juan al que Ud. señala como salvador.

Juana M. Farías

fariasjuani@yahoo.com.ar