Murales, esculturas, intervenciones y videoinstalaciones de artistas del prestigio de Gyula Kosice, Marcos López y León Ferrari integran la propuesta de la nueva edición de Tecnópolis, la megamuestra de ciencia y tecnología que convocó a un millón de personas desde que fue reabierta, hace 10 días.
Bajo la consigna “Un mundo por descubrir”, y entre diversas atracciones (como una zona de videojuegos, un parque temático de dinosaurios, un acuario y una fábrica de sonidos) se montó un circuito artístico a través de múltiples soportes en el Parque del Bicentenario, donde se exhiben obras de Nushi Muntaabski, Martín di Girolamo, Grupo Doma, Leandro Erlich, Daniel Juglar, Carlos Cruz Diez y Hernán Marina, entre otros plásticos.
El principal homenaje está dedicado a Kosice, con un repaso por sus obras más relevantes y un recorrido fotográfico por la vida de este escultor, teórico y poeta.
De Ferrari, quien falleció el año pasado, se exponen sus célebres “Planetas” y las series “Nunca Más” y “Nosotros no sabíamos”: la primera es una selección de dibujos del informe de la Conadep sobre la última dictadura cívico-militar, mientras que la restante está basada en recortes de diarios de la época, que daban cuenta de operativos policiales y de desapariciones.
López regresa con una poderosa instalación, “La Fuente”, en la que mezcla evocaciones de su infancia santafesina, con referencias al pasado y el presente. También despliega sus “Santos Populares Latinoamericanos”, un gran mural fotográfico, y “El Ekeko”, un objeto-símbolo de integración sociocultural interamericana, basado en esa antigua deidad mitológica del altiplano.
Como siempre, los murales de Pablo Siquier ya son un ícono de Tecnópolis y en esta oportunidad los visitantes pueden ver una nueva producción, realizada en una de las paredes exteriores del Pabellón del Ministerio de Cultura de la Nación. Y al igual que en sus anteriores ediciones, se reserva un espacio especial para el Arte Urbano, esta vez con intervenciones de Bs. As. Stencil, Run Don’t Walk, Stenciland, Malatesta, Dano y Cabaio.
Se suman a la propuesta artística de la megamuestra, una instalación diseñada especialmente por Erlich o la videoinstalación de la rosarina Graciela Sacco, una suerte de estructura reflectante de espejos que crea la ilusión de límites que desaparecen y fronteras posibles, según la descripción de la agencia Télam.