BUENOS AIRES.- Referentes del oficialismo y la oposición discreparon sobre la magnitud del impacto que tendrá en la economía local si el país cae en default, aunque todos coincidieron en que no será tan trágico como en la cesación de pagos de 2002, en el marco de una crisis económica y social. Por el lado oficial, el diputado Héctor Recalde relativizó las consecuencias de un eventual default al afirmar que “no va a tener consecuencias trágicas porque no estamos en 2002, y el mercado interno va a seguir más o menos como en la actualidad, no va a haber alteraciones”. Explicó que “en enero recuperaremos ampliamente las posibilidades de negociación para que no nos apliquen la cláusula Rufo (por sus siglas en inglés)”, que impide ofrecer a los holdouts en forma voluntaria un pago mejor que el recibido por bonistas que ingresaron al canje de deuda de 2005 y 2010.
En cambio, el presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio, advirtió que “lo que va a ocurrir es que los problemas con los cuales ya convivimos los argentinos, la inseguridad, la inflación, el desempleo, la falta de dólares, se van a acrecentar”, al tiempo que auguró que “también los últimos meses de transición de este gobierno van a ser menos relajados de lo que podrían haber sido”. “Estamos muy sobre el filo, estamos jugando con mucho riesgo, porque no tenemos mucho tiempo. A esta altura, lo único que nos puede salvar del default es que los mismos fondos que hoy litigan contra la Argentina le pidan al juez que le permita pagar esto que vence a fin de este mes”, estimó Frigerio.
Por su parte, el diputado nacional Hermes Binner consideró que el Gobierno ha llegado a esta instancia de conflicto con los fondos buitre porque “le ha dado poca importancia a los reclamos de la Justicia de Nueva York”, y remarcó que el default “es absolutamente negativo para el país”. (DyN)