“La menor cometió el crimen de contar la verdad a sus docentes porque en el seno del hogar no iba a encontrar ayuda. El acusado era el jefe de su padre. Por eso no recibió contención ni comprensión, sino el repudio y la molestia de sus familiares”, describió la fiscala de Cámara Marta Jerez, al tratar de explicar por qué la víctima de un abuso sexual dijo en el juicio oral que todo se había tratado de una mentira.
Ayer, la sala IV de la Cámara Penal pareció darle la razón a la fiscala de Cámara, al condenar a Mario Javier Zulueta a 12 años de prisión por el abuso sexual con acceso carnal reiterado en contra de una adolescente de 15 años, y por las lesiones que le ocasionó a un hombre que salía con su ex pareja.
El abuso sexual
A fines de marzo de 2001 una adolescente de 15 años que vivía en la localidad de Garmendia le dijo a una docente que Zulueta, pareja de su hermana, la tocaba y la besaba. A la psicopedagoga, en tanto, le contó que el hombre la había violado en varias oportunidades. Las autoridades de la escuela convocaron a los padres de la menor, y el 31 de marzo de ese año ingresó la denuncia por Mesa de Entradas de los tribunales penales.
Los padres de la adolescente ratificaron la denuncia y la víctima describió en detalle las vejaciones a las que había sido sometida. Unos meses más tarde, los padres quisieron ponerle fin a la causa al decir que no le creían a su hija.
Sin embargo, el informe médico determinó que la menor presentaba lesiones en la zona genital que acreditaban el abuso. “Deviene de una situación tan particular de esta familia en la casa, donde convivía el matrimonio con seis hijos, siete nietos, en un contexto de pobreza y sin mayores medios de vida. El imputado era el proveedor de esta familia”, afirmó la fiscala de Cámara durante sus alegatos.
Cuando la víctima declaró en el juicio oral, dijo que la acusación se había tratado de una mentira de la adolescente que se le había ido de las manos, porque no quería a su entonces cuñado. “Si vino a esta sala a decir lo que dijo, es por el acoso de su propia familia por lo que había declarado”, afirmó Jerez.
La defensora Julieta Jorrat, en tanto, expresó que no había pruebas de que Zulueta había sido el abusador, ya que el hombre se había ido a Buenos Aires el 19 de marzo de 2001, y el examen médico en el que se determina el abuso sexual fue realizado el 3 de abril de ese año. “Es decir, varios días después. ¿Cómo se puede determinar que fue Zulueta el que abusó de ella?”, dijo la abogada.
Además, Jorrat aseguró que una de las violaciones que había descripto la adolescente en 2001, era imposible que se haya cometido en la habitación porque allí dormían varios integrantes de la familia y alguien debería haber escuchado algo.
Zulueta también llegó al juicio acusado por las lesiones que le provocó en enero de 2012 a un hombre que salía con su ex pareja, hermana de la víctima del abuso.
La mujer, al declarar en el debate oral, dio una versión distinta a la de 2012: dijo que se había producido un forcejeo y que no pudo ver cómo se produjeron las heridas. Hace dos años había declarado que Zulueta hirió a la víctima. Las camaristas María del Pilar Prieto, Wendy Kassar y María Alejandra Balcázar encontraron al hombre culpable de los dos hechos. El 8 de agosto darán a conocer los fundamentos de la sentencia.
Zulueta se fue esposado y lo trasladaron al penal de Villa Urquiza, donde está detenido desde 2012. En el patio de los tribunales penales la familia de su ex mujer aguardó la noticia. “Suerte, Mario”, le dijo una de sus ex cuñadas cuando el condenado salía de la sala.