CIUDAD DEL VATICANO.- El papa Francisco protagonizó hoy, al mediodía de Italia, un nuevo gesto que lo muestra como un jefe de la Iglesia Católica diferente. Cuando llegó la hora del almuerzo en el Vaticano, Bergoglio se dirigió al comedor en donde almuerza el personal, tomó una bandeja, hizo la cola, se sirvió su ración y se sentó junto a los empleados.
Ayer, Francisco se reunió durante media hora con Meriam Ibrahim, la mujer que fuera condenada a muerte en Sudán por negarse a renunciar a su fe cristiana. Ibrahim logró refugiarse el pasado mes de junio en la embajada norteamericana en Jartum junto a su familia.
La mujer acudió a la cita con el Papa en la casa de Santa Marta en el Vaticano, acompañada por su marido e hijos. El Papa le agradeció su testimonio de fe y su constancia, dijo el vocero Federico Lombardi.
Entre Meriam y Francisco hubo "una bella conversación: sustancialmente el Papa le agradeció por su testimonio de fe y la constancia de su fe, precisó Lombardi. A su vez Meriam "agradeció por el apoyo que siempre tuvo en su caso de parte de la Iglesia Católica". El Papa preguntó, también, por el futuro de la familia sudanesa.
"El diálogo estrecho entre Jorge Bergoglio y Meriam debía durar unos 10 minutos pero, finalmente, el encuentro se extendió alrededor de media hora", dijo Lombardi. La reunión con la mujer "de parte del Papa significa una señal de cercanía para todos aquellos que sufren con motivo de su fe y la práctica de su fe. Es un gesto que va más allá del encuentro y se convierte en un símbolo", agregó el vocero.