Coyuntura y largo plazo necesitan de una convergencia. Es algo indispensable para la construcción de una nación. Desde esa óptica, el filósofo y ensayista Santiago Kovadloff sintetizó lo que la Argentina requiere para reorganizarse: “atender la coyuntura sin desentenderse del concepto de porvenir”, explica a LA GACETA. Kovadloff disertó en el Ciclo de Conferencias de la Fundación del Tucumán, que ayer arrancó, a sala llena, en el teatro del Hilton Garden Inn Tucumán. El ciclo fue abierto por el presidente de la entidad organizadora, Jorge Malmierca, y contó con la participación del titular del Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentino (IDEA) y del Foro de Convergencia Empresarial, Miguel Blanco.
En su charla con nuestro diario, Kovadloff remarcó la necesidad de tomar en cuenta que convergencia es la antítesis o el antónimo de la divergencia, de esas políticas que fragmentan o dificultan la concreción de iniciativas. “La convergencia -a eso se refirió en su charla- debe ser un proyecto de vida y el ejercicio de la democracia en la vida constitucional de un país”, acota. Según el ensayista, en esa vida democrática es entendible que haya una oposición que masifique la crítica o un oficialismo que reniegue de aquella oposición. “Pero la convergencia, en ese aspecto, se da a través de la disidencia. Por eso sostengo que a la Argentina le hace falta más política”, sostiene.
Días pasados, el titular del Foro de Convergencia Empresarial, dijo que los empresarios han comprendido que el punto de partida para alcanzar consensos está en la autocrítica. Y que, a partir de ella, pueden y deben involucrarse más en la cosa pública, en la construcción de un país integrado. “Aquella autocrítica -agrega Kovadloff- no debe ser señalada sólo como una mera culpa, como un modo de pedir perdón por el silencio del pasado. Se trata de un hecho que responde al proceso de convivencia, que forma parte de nuestra realidad cotidiana, para involucrarse más como ciudadanos”. De hecho, el documento del Foro ha dejado en claro ese horizonte. “Es parte de la responsabilidad social del empresariado la elaboración de propuestas que reflejen su visión de lo que debería hacerse y que puedan ser presentadas a la sociedad en general y a los partidos políticos que tienen la responsabilidad de conducir el país, para que, en un proceso de diálogo franco y abierto, pueda llegarse al consenso”, indica. Como contrapartida, el sector privado le pide a los políticos un compromiso de mantener, gobierne quien gobierne, la institucionalidad, previsibilidad y certidumbre política y económica.
A partir de esas bases, Blanco reiteró ayer a LA GACETA que, pese a que los empresarios observan un corto plazo complicado, el largo se muestra promisorio para alcanzar consensos para mejorar la situación de la Argentina. “Sería importante que el Gobierno canalice nuestras iniciativas porque aún faltan 500 días para el final de la gestión y hay cosas por hacer”, señaló el presidente de IDEA.