Siempre, en toda fiesta, aparece un desubicado que termina tirando todo a la basura. Genera mal clima, diluye la alegría y, encima, se hace el desentendido como perro que tiró la olla.

Eso sucedió ayer en la puerta del vestuario visitante de La Ciudadela. Los jugadores festejaban en su búnker el 1-0 sobre el enemigo íntimo, mientras los hinchas “santos” se retiraban del estadio cabizbajos pero en armonía. Hasta que apareció el inoportuno de siempre. Un desubicado, que aparentemente integraba la comitiva “decana” que acompañó al equipo en Bolívar y Pellegrini. El tipo se fue de boca: insultó a los simpatizantes de San Martín y la tierra dejó de rodar sobre su eje. Fueron milésimas de segundos los que pasaron hasta que el inadaptado se refugió entre los dirigentes de Atlético huyendo para no quedar expuesto.

La armonía se cortó en seco. Los jugadores debieron desalojar rápidamente el vestuario. En fila india, y presurosos, los convocados para el primer “chico” se subieron al micro. Casi nadie quiso hablar, pero Cristian Lucchetti se tomó unos minutos en medio del fuego cruzado, para analizar la victoria. “Los clásicos siempre hay que ganarlos; y lo hicimos merecidamente”, sostuvo “Laucha”, gran partícipe de lo que fue el 1-0, tapándole un mano a mano cuando el partido agonizaba a Maximiliano Velasco.

En una etapa donde la puesta a punto es lo primordial, una victoria ante el rival de toda la vida suma, y mucho. “La idea es llegar bien al inicio del torneo, y este tipo de victorias son positivas en lo anímico. Sirven para trabajar tranquilos”, explicó el arquero contento por el nivel de su equipo. “Fuimos ordenados y por momentos mostramos cosas interesantes; aunque sabemos que debemos seguir trabajando”, agregó.

A pesar del triunfo como visitante, Lucchetti pone paños fríos al momento. El 1 es cauto, prefiere bajar los decibeles y ajustar la mira en lo que verdaderamente importa. “Queremos volver a poner a Atlético en Primera y para eso debemos seguir luchando. Hay que seguir mejorando y llegar bien al torneo”, sentenció el arquero quien tuvo a Bruno Bianchi como su principal aliado. “Sacó una de la línea en el primer tiempo. Es mi angelito”, finalizó entre risas.