El domingo había quedado atrás. La angustia que provocó la derrota de Argentina ante Alemania en la final de la Copa del Mundo comenzaba a disiparse. Y el grupo de amigos con los que Guillermo Montilla había visto el partido ya se había ido cuando él decidió salir de su casa para guardar su auto.

Eran alrededor de la 1.20 del lunes cuando Montilla salió a la vereda. El vehículo había quedado estacionado en Córdoba al 200, a pocos metros de su casa. Subió al auto, lo estacionó en el garage y logró cerrar una de las hojas de la puerta que da a la calle. Pero cuando intentó cerrar la segunda hoja -sostuvo la víctima en su testimonio- fue abordado por un joven de unos 20 años que lo amenazó con un arma de fuego y lo obligó a entrar en la casa.

Montilla es dramaturgo y, según explicó, le hicieron más de 20 puntos en la cabeza debido a las heridas que sufrió durante la golpiza que le propinaron en el robo. “El microcentro es inseguro, pero más allá de las cosas que me robaron estoy preocupado por la violencia con la que me atacaron. Esto es muy grave porque lo que me pasó a mí está ocurriendo en todas partes”, subrayó el escritor.

Cuando el asaltante logró entrar en la vivienda, comenzó a amenazar a la víctima para que le entregara dinero. Montilla dijo que intentó tranquilizar al agresor diciéndole que se llevara lo que quisiera y, en ese momento, sonó el timbre de la puerta. “Cuando abrí la puerta entraron sus socios, que eran tres tipos robustos. Y uno de ellos dijo: ‘¡matalo para que robemos tranquilos!’ ”, agregó.

Al escuchar esto, el dramaturgo perdió la calma, al darse cuenta de que su vida corría peligro y -relató- intentó resistirse. Los asaltantes se ensañaron con él y comenzaron a golpearlo. Primero le pegaron en la cabeza y cuando cayó al suelo lo patearon. “Me quebraron el maxilar y me tienen que operar para colocarme una placa ortopédica. Después de golpearme me ataron y me taparon la cabeza con un buzo. En todo momento me amenazaban para que no les viera la cara”, continuó Montilla.

Luego de maniatarlo, los cuatro asaltantes se concentraron en registrar la casa pero finalmente sólo se llevaron una notebook y una cámara de fotos. La víctima dijo que también quisieron llevarse un televisor que, al final, dejaron cerca de la puerta. Por temor a que le peguen de nuevo, Montilla se quedó quieto unos 30 minutos, según calculó.

La denuncia del violento hecho fue radicada en la Seccional 1ª y quedó a cargo del fiscal Washington Navarro Dávila pero aún no hay rastros de los asaltantes. LA GACETA intentó comunicarse con las autoridades policiales pero no logró ubicarlas.