El elegir a los amigos podría ser un asunto más relacionado con la genética que con el hecho de compartir gustos con esas personas, según un estudio de las universidades de Yale y California. En la investigación, se encontró que los amigos se parecen entre sí a través de algunos genes. La investigación, que se desprendió del cotejo entre dos estudios previos realizados en Estados Unidos en décadas pasadas (el Estudio Framingham del Corazón y el Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente), tuvo como objetivo comprobar si los genes desempeñan un papel fundamental en la elección de los amigos, en esa sensación de empatía cuando se conoce a alguien y se decide “me cae bien”, “me cae mal” y que, con el tiempo, es la base de una amistad estable. Así lo expuso James Fowler, profesor de ciencias políticas y de la genética médica en la Universidad de California en San Diego.