La derrota en semifinales de la Eurocopa 2012 puso un manto de duda sobre la capacidad de Joachim Löw para construir una Alemania digna de una final del mundo. Hoy, ya con la cuarta Copa en camino hacia la vitrina, nadie piensa en otra persona que no sea él para marcar una nueva era al frente de la Manschaft.

“Tenemos contrato”, dijo el presidente de la Federación Alemana, Wolfgang Niersbach, aún en las catacumbas del estadio Maracaná apenas consumada la victoria sobre Argentina.

“Él mismo citó a Vicente del Bosque (entrenador de España), quien dijo ‘soy campeón del mundo, el próximo objetivo es ser campeón de Europa’. Su contrato va hasta 2016”, agregó el dirigente, seguro de que el técnico seguirá al frente de un proyecto que apunta a nueva era.

Löw cuenta con un equipo que podría dominar el fútbol mundial de la misma forma que lo hizo España en los últimos años, tras su título en 2010.

La pregunta ahora es si el técnico de 54 años querrá arriesgar su legado exponiéndose a una derrota en la próxima Eurocopa de Francia 2016. “Es su decisión”, advirtió el mediocampista Toni Kroos.

“Para el fútbol alemán sería bueno seguir así. Pero superarse va a ser difícil”, señaló el volante, uno de los pilares de esta Alemania imbatible.

La mano derecha de Löw durante todos estos años, Hansi Flick, aseguró que no vio ningún signo que indique que dejará el cargo.

“No, nada”, dijo uno de los hombres que podría entrar entre los candidatos a sucederlo, en caso de que suceda lo peor para los teutones. El técnico asistente, sin embargo, cuenta con la continuidad del jefe: “Así lo espero, absolutamente”.

Löw ascendió al puesto de seleccionador luego del Mundial de Alemania 2006, después de dos años como segundo entrenador a la sombra de Jürgen Klinsmann, a quien el domingo adjudicó parte del mérito del título mundial conquistado en Brasil.

“Este proyecto empezó hace 10 años, y el título es un producto de lo hecho desde entonces”, sostuvo Löw.

La revolución de Löw

Junto a Klinsmann, Löw inició la revolución ideológica del fútbol alemán, que abrazó un estilo moderno y se abrió a una nueva dimensión, en la que la fuerza, la presión y el juego aéreo pueden convivir con la técnica, el control del balón y la precisión en los pases.

Löw volverá ahora a la tranquilidad de su hogar a las afueras de Friburgo, en la Selva Negra, donde meditará junto a su esposa los pasos a tomar. Él tiene la última palabra.

“Tengo un contrato”, dijo Löw, sin pronunciarse sobre si desea exponerse o no. “Debo hablar otra vez con el presidente, pero pienso que no habrá problemas”, zanjó el entrenador, que está en posición de imponer condiciones en la negociación.

“Si quiere seguir, yo no veo un trabajo mejor para él”, lo apoyó Beckenbauer.