Floreal Federico García - Técnico de Amalia - Especial para LA GACETA

Romero no tuvo mucho trabajo, pero cada vez que fue llamado a actuar, demostró jerarquía. Es un arquero sobrio que seguramente no se lo verá realizar atajadas rutilantes, pero siempre cumple. Muchos dirán que estoy opinando con el diario del lunes, pero en lo personal, es un golero que siempre banqué.

A lo largo del campeonato tuvo una tarea que fue creciendo con el correr de los encuentros, hasta convertirse en uno de los puntales del equipo. Por su juventud, Argentina tiene en él un jugador consolidado en el puesto.

Cuando se inició el torneo, la zaga era el lugar del campo de juego donde más teníamos dudas y, al final, se terminó realizando un buen certamen. El ingreso de Demichelis por Fernández permitió darle equilibrio en ese sector neurálgico de la cancha. En este encuentro, los centrales jugaron bien y sólo se equivocaron en ese fatídico segundo cuando Götze convirtió ese golazo.

En esa jugada hubo una desinteligencia entre Demichelis y Garay que no sincronizaron a la hora de marcar al alemán. Pero tampoco tenemos que desmerecer la jugada de Alemania y la exquisita definición de Götze, digna de una jugada que definió un Mundial. En lo que se refiere a los laterales, los observé muy contenidos. En eso mucho tuvo que ver el planteo defensivo que implementó Sabella. Tanto Zabaleta como Rojo cumplieron al pie de la letra las órdenes del técnico y, salvo en los últimos minutos, nunca subieron por sus laterales como para ser otra opción a la hora de atacar.

En lo personal, considero que el planteo del equipo fue muy defensivo y respetamos demasiado a un adversario que en los 120 minutos, no fue mucho más que nosotros.

En este sector del campo, Argentina tuvo un extraterrestre como Mascherano que terminó opacando a todos. Fue conmovedor el despliegue que mostró a través de todo el torneo. ¡Cómo se puede tener tanto despliegue para llegar siempre al lugar indicado! Jugó un campeonato tremendo y se merecía levantar la copa por todo lo que se brindó en los siete partidos. Fue la rueda de auxilio de cada uno de sus compañeros.

Es un jugador que quedará en la historia del fútbol argentino por todo el corazón que puso cada vez que defendió la camiseta nacional. Con esto se evita perder partidos, pero para ganarlos se le debe adosar algo más de juego.

De lo que no me cabe duda que este fue el mejor partido que la Selección jugó en el Mundial. Sólo le faltó el gol para establecer una mejor producción. En los otros seis partidos que jugamos, no me pareció que se palpitaba que el gol estaba al caer. Mientras que en esta ocasión, estuvimos cerca y no lo supimos aprovechar. Me sorprendió el buen nivel que mostraron Lucas Biglia y Enzo Pérez, que se ganaron con justicia un lugar en el equipo.

Sabella se equivocó cuando sacó a Higuaín del equipo. Eso que “Pipita” no es un jugador que me guste, pero en este partido era importante por la capacidad que tenía para cuidar la pelota y ser el pivot necesario en todo equipo. Agüero entró bien, pero al no tener ayuda de los laterales, su juego se fue desdibujando con el correr de los minutos.

En el caso de Palacio, me extrañó cómo un jugador que es tan infalible dentro del área no haya podido concretar no sólo en este encuentro, sino también el miércoles pasado frente a Holanda. En estos partidos tan cerrados, donde no te sobran chances para convertir, es complicado desperdiciarlas. Nosotros lo hicimos y lo pagamos demasiado caro.

No voy a desconocer la tremenda jerarquía de un jugador como Lionel Messi y la influencia que tiene su juego en el equipo, pero quedó demostrado que todavía le falta transitar mucho camino para igualar al más grande: Diego Armando Maradona. A quienes dudaban que era así, bastó este Mundial para terminar de convencerse de quién es quién.