"Y Dilma se cagó, se cagó, Dilma se cagó", cantan los argentinos cuando se dieron cuentan que las autoridades brasileñas decidieron desplazar a la calle a los hombres del ejercito de este país, como no había ocurrido nunca desde que comenzó el Mundial.

El movimiento de tropas se produjo muy temprano. Antes de las 10, los camiones camuflados recorrieron las calles de Río de Janeiro para apostar a los hombres en distintos puntos. Plazas, parques y monumentos, fueron custodiados por los soldados armados con fusiles de asalto y cara de muy pocos amigos.

Las fuerzas armadas se sumaron así a los hombres de las policías Municipal, Civil, Militar y Federal y de la Prefectura. En total, se estiman que hay unos 10.000 hombres movilizados para evitar incidentes. Pero todos se hacían la misma pregunta: alcanzará para controlar a los más de 100.000 argentinos que coparon la ciudad.

Además de controlar a los visitantes, las fuerzas de seguridad tendrán que estar muy atentas a lo que ocurra a las 18. Para esa hora fue convocada una marcha a nivel nacional para protestar por los gastos que generó organizar la Copa del Mundo.

“Esto es una locura. Parece una zona de guerra”, gritó el chofer al descubrir tanto verde oliva. Los cariocas se mostraron divididos. Por un lado, aplaudían a las autoridades por haber montado semejante operativo de seguridad, pero por otro, se quejaban porque movilizar al ejército tiene un importante costo. Uno más y ya van…